El budismo Nichiren es revolucionario en el mundo de las enseñanzas budistas, porque expone que todas las personas son capaces de manifestar el estado de budeidad en esta existencia, siendo tal como son.
El Gohonzon es un rollo de escritura con caracteres chinos y sánscritos, que facilita a los practicantes del budismo Nichiren el proceso de percibir y activar desde el interior de su vida el propio estado de budeidad.
Nichiren inscribió el Gohonzon como representación de su elevado estado de vida, tomando como referencia una escena del Sutra del loto conocida como la “Ceremonia en el Aire”. En su transcurso, surge de la tierra una torre de dimensiones colosales, adornada con toda clase de tesoros y piedras preciosas, y los budas y otros seres del universo se reúnen a su alrededor para escuchar al Buda predicar la Ley.
En el centro del Gohonzon se lee “Nam-myoho-renge-kyo”. Y, a ambos lados aparecen los nombres de esos budas, bodisatvas y seres que representan diversas condiciones subjetivas de la vida, conocidas como los “diez estados”. La inclusión de los mismos en el Gohonzon significa que todos los seres pueden revelar su naturaleza iluminada intrínseca al recitar Nam-myoho-renge-kyo, la entidad de la sabiduría y el amor compasivo del Buda eterno.
La palabra “Gohonzon” (en japonés) se traduce como “objeto de devoción”. Cada practicante del budismo Nichiren tiene en su casa un altar donde entroniza el Gohonzon. La práctica cotidiana, que consiste en entonar Nam-myoho-renge-kyo y en recitar partes del Sutra del loto ante el Gohonzon, es un acto que reafirma y reverencia la dignidad del propio ser y de todas las formas de vida.
Entonar Nam-myoho-renge-kyo al Gohonzon activa la naturaleza de Buda que cada persona posee en sí misma en forma innata. Los practicantes experimentan, en este proceso, un incremento de su sabiduría, valentía, benevolencia y vitalidad, que los empodera para superar sus diversos desafíos y expresar su brillo como seres humanos, tal como son.
En cierto sentido, el Gohonzon es un plano que describe el potencial ilimitado de nuestra vida interior. No es la representación de algo que nos falte o que debamos adquirir apelando a una fuente externa.
Es, a su vez, la expresión del mundo como debiera ser; es decir, un lugar donde hayamos resuelto todos los problemas que aquejan esta época conflictiva.
En esa Ceremonia en el Aire que se narra en el Sutra del loto, un momento crucial es la sorpresiva aparición de los Bodisatvas de la Tierra, que se presentan ante la asamblea en multitud incalculable. Estos seres, cuyo aspecto es el de la budeidad, son discípulos del Buda que han jurado proclamar las enseñanzas de este último en la época posterior a su muerte, para transformar un mundo atravesado de sufrimientos y de disputas, y guiar a las todas personas hacia la felicidad.
En el nivel más profundo, entonar Nam-myoho-renge-kyo al Gohonzon tal como enseñó Nichiren es asumir, en la propia vida, la misión de estos Bodisatvas de la Tierra.
Así pues, aceptando la herencia espiritual de Shakyamuni y de Nichiren, y su legado de construir un mundo de paz y de dicha para todos los seres humanos, los miembros de la Soka Gakkai procuran manifestar la budeidad en el contexto de su vida cotidiana y ayudar a otros a emprender este mismo proceso.
Orar al Gohonzon da cuerpo al principio de los tres mil aspectos contenidos en cada instante vital.
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