Volumen 30: Capítulo 3, Vuelo audaz 41–50
Vuelo audaz 41
Los ensayos comenzaron a publicarse el 29 de julio y el volumen XI de La nueva revolución humana, el 10 de agosto, en tres entregas semanales.
Shin’ichi tituló el primer capítulo del nuevo volumen «Momento decisivo» (Traducción tentativa). El episodio comienza describiendo los sucesos a partir de setiembre de 1956, en que Josei Toda decide retirarse de sus actividades empresariales para dedicar el resto de su vida al kosen-rufu y delega a Shin’ichi el liderazgo de la campaña de Yamaguchi.
El dictado de la nueva entrega de La revolución humana, se llevó a cabo en los lugares donde Shin’ichi dirigía las actividades por el kosen-rufu, tales como el Centro de Conferencias de Kanagawa y el de Shizuoka. Antes y después de dichas sesiones mantenía encuentros informales con los representantes regionales de todo Japón, pertenecientes a las diferentes divisiones, y con los miembros locales. El tiempo que le quedaba aprovechaba para hacer visitas domiciliarias.
Shin’ichi le dijo al editor de La nueva revolución humana: «Soy discípulo del señor Toda, por eso, debo seguir adelante en la contienda del kosen-rufu, no importa en qué circunstancia pueda encontrarme o cuál sea mi posición. Lucharé mientras tenga vida. Tú encárgate de observarme…».
Pero lo cierto es que estaba muy fatigado por su intensa lucha. No dejaba de toser y había días en que tenía fiebre.
Un día, luego de prepararse para una sesión de dictado y mientras esperaba al editor, se acostó sobre el tatami de la habitación colocándose una toalla mojada en la frente. Al rato, escuchó al editor pedir permiso para entrar en la sala. Shin’ichi permaneció recostado y dijo, entreabriendo ligeramente los ojos: «Lo siento, pero ¿me permites descansar un poco más?».
Con una mirada de profunda preocupación, el editor se sentó a su lado.
De tanto en tanto, Shin’ichi tosía y tenía los ojos irritados. El editor se preguntó si sería capaz de dictar la novela en las condiciones en que se encontraba.
No se oía más que el tictac del reloj que marcaba el paso del tiempo. Al pasar diez minutos, Shin’ichi dio un golpe seco al tatami y se incorporó.
«¡Muy bien, comencemos! Dejemos nuestra crónica para el futuro. Todos están esperándonos… ¿No imaginas sus rostros felices? Cuando pienso que todo lo que estamos haciendo es por esos compañeros, me siento colmado de energía».
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Alrededor de Shin’ichi había copias encuadernadas del diario Seikyo en tamaño reducido de los años que describiría en su novela, notas escritas a mano, libros y otros materiales de referencia. Al tomar su apunte le dijo al editor: «¿Estás listo, empecemos!».
Comenzó el dictado. A medida que avanzaba, su voz iba cobrando fuerza. El editor tomaba nota afanosamente, pero no podía seguir el ritmo de Shin’ichi, por lo que este debía bajar su velocidad cada tanto para que el editor pudiera alcanzarle.
Al transcurrir unos quince minutos, Shin’ichi comenzó a toser. Incluso después de calmarse seguía respirando con dificultad.
«Déjame descansar un poco», dijo y volvió a acostarse sobre el tatami.
Aproximadamente diez minutos después, cuando el editor estaba por terminar de pasar en limpio el dictado, Shin’ichi respiraba un poco más aliviado. Entonces, volvió a golpear con fuerza el tatami y se levantó nuevamente.
«¡Sigamos! ¡Todos están esperándonos! Nuestros compañeros están haciendo su mejor esfuerzo en medio de incontables amarguras. Cuando pienso en ellos, me embarga una sensación indescriptible. Quiero animarlos así sea un poco, que puedan tener fuerza y coraje».
Comenzó a dictar nuevamente, pero después de diez o quince minutos, se vio obligado a tomar respiro una vez más.
De esta manera, componía el manuscrito y lo revisaba varias veces. Luego de hacer correcciones adicionales a la galerada, se imprimía el periódico. Escribir una novela seriada es una tarea ardua, ya que no se puede detener la labor a mitad de camino. Para Shin’ichi, se trataba de una lucha que encaraba comprometiendo su ser y llevaba adelante cada sesión entregando todo de sí mismo.
El autor danés Hans Christian Andersen (1805-1875) decía que las palabras pueden convertirse en poderosas flechas o en filosas espadas1. Shin’ichi rememoraba esta frase mientras pulía su manuscrito, considerando una y otra vez cada palabra para que cale profundo en los corazones de sus compañeros.
La publicación seriada de La revolución humana y la nueva serie de ensayos tuvo una gran repercusión. Se constituyeron en una fuente de inspiración y revitalización para todos los miembros.
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En cuanto al clero de la Nichiren Shoshu, su confusión no hacía más que intensificarse cada vez más.
Los sacerdotes habían declarado claramente que dejaría de criticar a la Soka Gakkai, una vez que Shin’ichi renunciara a su cargo como representante principal de todas las organizaciones laicas de la Nichiren Shoshu y como presidente de la Soka Gakkai (en abril de 1979). Sin embargo, el maltrato perpetrado por Shoshin-kai hacia los miembros seguía incrementándose, por lo que la Soka Gakkai solicitó al clero que cumpliera su promesa.
A pesar de que la Nichiren Shoshu había tratado de convencer a los sacerdotes de Shoshin-kai para que, de acuerdo con el deseo del anterior sumo sacerdote Nittatsu, mantuviesen las relaciones armoniosas con la organización de laicos, ignoraron esto. Es más, el 24 de agosto convocaron a una manifestación nacional a los creyentes del danto —seguidores laicos de la Nichiren Shoshu que adoptaron una postura hostil hacia la Soka Gakkai— en el Centro Nippon Budokan2 en Tokio.
En ese encuentro se hicieron llamamientos para que Shin’ichi dimitiera a su cargo como representante honorario de las organizaciones lacias de la Nichiren Shoshu [cargo otorgado por Nittatsu el año anterior, luego de renunciar como representante principal], y para que la Soka Gakkai abandonase su condición como corporación religiosa independiente y pasase a depender directamente de la Nichiren Shoshu.
Tomomasa Yamawaki no asistió, pero Takao Harayama estaba presente. Este último atacó a la Soka Gakkai e incluso declaró que el sumo sacerdote Nikken debía ser incriminado.
Incitados por Yamawaki, los sacerdotes del Shoshin-kai estaban fuera de control. Declararon abiertamente su oposición a Nikken, a quien enviaron reclamos además de peticiones y alegatos en los que se le acusaba de abusarse de su autoridad.
Era una situación capaz de sacudir los mismos cimientos de la Nichiren Shoshu. El 24 de setiembre, la Nichiren Shoshu convocó a la junta directiva. En dicha convocatoria se afirmó que los integrantes del Shoshin-kai habían sembrado desorden en el sacerdocio, por lo que se decidió tomar medidas disciplinarias contra 201 sacerdotes, casi un tercio de los que tenían el rango de maestro.
Los sacerdotes sancionados organizaron una reunión en protesta de la decisión adoptada por la junta, alegando que violaban sus derechos.
Como parte de las medidas disciplinarias, la Nichiren Shoshu comenzó a expulsar uno tras otro a los sacerdotes del Shoshin-kai. Al ver el curso de los acontecimientos, algunos de ellos se apresuraron a cambiar su actitud y decidieron seguir las instrucciones de las autoridades de la Nichiren Shoshu.
Varios sacerdotes principales que fueron expulsados y condenados a abandonar sus templos durante esta etapa, más tarde, llevaron a la Nichiren Shoshu a los tribunales.
A las 22 hs. del 30 de setiembre, Shin’ichi partió del Aeropuerto Internacional de Tokio (más tarde Aeropuerto Internacional de Narita) con destino a Honolulú para asistir a los eventos del vigésimo aniversario del kosen-rufu en los Estados Unidos y abrir una nueva página del kosen-rufu mundial.
No había tiempo que perder en la empresa de impulsar el kosen-rufu.
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Durante su permanencia en Honolulú, el primer destino de su viaje, Shin’ichi asistió a varios eventos llevados a cabo en el Centro Comunitario de Hawái. También se hizo tiempo para alentar a los miembros de dos delegaciones de amistad de la Soka Gakkai: una que acababa de llegar para atender las actividades en estas islas y otra que hacía escala en Hawái en su camino de regreso a Japón después de visitar varios países de América del Sur.
En dicho Centro, el 2 de octubre, participó en una reunión de gongyo en conmemoración del Día Mundial de la Paz.
La Soka Gakkai había designado esa fecha, en que Shin’ichi partió para hacer su primer viaje al exterior en 1960, como Día Mundial de la Paz.
Shin’ichi había elegido Hawái para marcar el primer paso de su gira de orientación hace dos décadas, justamente porque era el sitio donde había comenzado la Segunda Guerra Mundial. En su fuero interno tenía la firme determinación de generar un oleaje de paz a partir de ese preciso lugar que había vivido los horrores de la destrucción y la devastación del conflicto bélico.
En una reunión de diálogo que se realizó en esa primera visita, apenas asistieron unos 30 o 40 miembros. Muchas de ellas estaban sumidas en un profundo sufrimiento. La mayoría eran mujeres japonesas que se habían casado con militares estadounidenses y habían emigrado a estas islas. Algunas tenían serias dificultades económicas, otras sufrían la violencia doméstica. Todas lamentaban sus desgracias y esperaban retornar, en algún momento, a Japón.
Shin’ichi les aseguró que mientras ellas se esforzaban con suma seriedad y confianza en su práctica budista, definitivamente serían felices. También les enfatizó que habían llegado aquí debido a su misión como Bodhisattvas de la Tierra, para transformar su karma y crear felicidad para sí mismos y para los demás.
El primer paso seguro para construir una sociedad donde se respete la dignidad de la vida consiste en apoyar, alentar, revitalizar e infundirles valor a cada individuo que sufre. Este es también el punto de partida en la empresa de construir la paz.
Shin’ichi sintió que en los corazones de los participantes se elevaba un nuevo sol de la convicción. Ellas emprendieron nuevos desafíos con la esperanza de un futuro más brillante y con conciencia de su misión por el kosen-rufu.
Durante esta primera travesía al exterior, Shin’ichi recorrió las ciudades de América del Norte y del Sur y estableció el cabildo general en los Estados Unidos; también creó un cabildo en Los Ángeles y otro en Brasil, además de 17 distritos, incluyendo uno en Hawái.
En las dos décadas transcurridas desde entonces, esta red solidaria de Bodhisattvas de la Tierra se había extendido en unos 90 países y territorios. En la reunión de gongyo conmemorativo al Día Mundial de la Paz en Hawái, Shin’ichi ofreció una profunda oración. Se comprometió a unir a la humanidad y al mundo construyendo una sólida red de personas comunes unidas por la causa de la paz en los siguientes veinte años, con la mira puesta en el 2000.
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Durante esta visita a Hawái, Shin’ichi mantuvo un encuentro con el gobernador de estado George Ariyoshi y participó en diferentes actividades para promover la paz y la amistad. También dedicó toda su energía a brindar aliento a los miembros, participando en la Reunión General de Hawái y otros eventos.
Luego se trasladó a San Francisco, a Washington D. C. y arribó a Chicago el 10 de octubre.
Shin’ichi estaba firmemente decidido a reunirse con la mayor cantidad de compañeros posibles y alentarlos, dondequiera que iba.
Asistió a los encuentros realizados en cada una de las tres ciudades para conmemorar el vigésimo aniversario del kosen-rufu en los EE. UU., además de recorrer los centros locales, participar en deliberaciones y demás actividades. Cuando encontraba algún tiempo disponible, hacía visitas domiciliarias.
En San Francisco, asistió a una asamblea general en que estuvieron presentes unos 3 500 compañeros. También visitó el Telegraph Hill donde se erigía la estatua de Cristóbal Colón, el sitio donde había estado en su primera visita. Allí se tomó una foto grupal con miembros representantes y se comprometió con ellos a dar un nuevo paso por el kosen-rufu de los Estados Unidos.
En Washington D. C., Shin’ichi brindó aliento a unos 4 000 miembros que participaron a un encuentro conmemorativo. Y, al día siguiente, durante la reunión ejecutiva de responsables, brindó orientación sacando a colación la parábola del fastuoso banquete del rey que se hace mención en el Sutra del loto.
«Es una metáfora que compara la grandeza del Sutra del loto con el fastuoso banquete del rey3. Describe el estado de vida plena y colmada de satisfacción que logramos como beneficio de nuestra práctica y fe gracias al encuentro con el Gohonzon, cuando antes llorábamos nuestro infortunio.
»No importa cuán estupendo sea un manjar, si se lo comparte en un ambiente de hostilidad, será un convite de los asuras. Si se ingiere con voracidad, será un agasajo de ‘espíritus hambrientos’. Y si se comparte la mesa mientras se trama una intriga, se convertirá en un ‘festín del infierno’.
»Tengan la convicción en que el ‘banquete’ que compartimos nosotros, que oramos con la más pura sinceridad para concretar el kosen-rufu y la felicidad de todas las personas y en el que, por extensión, podemos incluir las actividades por el kosen-rufu que realizamos cotidianamente, es un ‘banquete del rey’.
»A su vez, el Sutra del loto contiene la expresión «flores humanas»4, que elogia la belleza de aquellas personas que, iluminados por la luz de la Ley Mística, luchan con alegría en aras del kosen-rufu. Estas “flores humanas” de fragantes beneficios y virtudes, irradian dicha e imparten el dulce aroma de la felicidad a los demás y alcanzan la plenitud de su vida colmada de satisfacciones y regocijos. Espero que continúen avanzando con la confianza de que ustedes son esas «flores humanas».
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Shin’chi partió de Washington D. C., con destino a Chicago. El 12 de octubre, unos 5 000 miembros se congregaron en el Auditorio del Templo de Medinah para asistir al Festival Cultural de Chicago y la reunión general conmemorativa.
La escena ofrecía un enorme contraste respecto de aquella que había visto hace dos décadas, cuando visitó por primera vez ese lugar, en que apenas había poco más de diez miembros. En el festival cultural quedó particularmente impresionado ante la experiencia de Sachie Perry y la actuación de sus siete hijos.
Sachie tenía 14 años cuando sobrevivió al bombardeo atómico de Hiroshima. En 1952, se casó con un soldado estadounidense y se mudó a este país. Pero allí la esperaba un sinfín de problemas, como el alcoholismo y la violencia doméstica de su esposo, la pobreza, la delincuencia de sus hijos, la barrera idiomática, los prejuicios y la discriminación. Trabajó realmente duro para criar a sus siete hijos. En la comunidad donde residía, los conflictos y las luchar raciales eran interminables. Sus días estaban saturados de aversión y sufrimiento.
Un día, una de sus compatriotas que residía a poca distancia, le habló sobre el budismo Nichiren, y Sachie comenzó a practicar. Corría el año 1965.
Cuando escuchó que sin falta podría ser feliz, su corazón palpitó de ilusión. Deseaba como nada cambiar su mal destino. Cuando entonó Nam-myoho-renge-kyo por primera vez, sintió que surgía fortaleza y valor de su interior. Y al profundizar las enseñanzas del budismo Nichiren, se dio cuenta de que su misión como Bodhisattva de la Tierra era compartir la Ley Mística con los habitantes del país donde vivía y hacer que fuesen felices, además de concretar su propia dicha.
Cuando las personas toman conciencia del verdadero significado de la vida, se revitalizan.
Con su inglés defectuoso y vacilante, Sachie se desafió por hablar de budismo a todas las personas.
Pero el destino se ensañó con ella como ola embravecida. Su hija más pequeña que sufría de incontables enfermedades debió ser sometida a repetidas cirugías. El alcoholismo de su marido y la pobreza continuaron. Sin embargo, Sachie se había convertido en alguien capaz de enfrentar cualquier reto con la firme resolución de no dejarse vencer ante nada.
Sus siete hijos también se dedicaron a la práctica del budismo Nichiren. Para ayudar la economía familiar, formaron una banda y comenzaron a trabajar como músicos profesionales.
A pesar de que eran días de constantes luchas contra el karma familiar, para Sachie eran jornadas imbuidas de esperanza y alegría. Y en aquel festival cultural de Chicago, había subido al escenario para contar su experiencia y compartir con toda la audiencia la historia de su vida y su práctica budista.
Estas experiencias individuales de renovación interior son las que demuestran el poder universal de la Ley Mística.
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En el Festival Cultural de Chicago, Sachie Perry leyó su experiencia, que era una carta dirigida a Shin’ichi Yamamoto.
«Estimado presidente Yamamoto», comenzó. «Cuando empecé a practicar, no tenía confianza, ni coraje, ni aspiraciones. Cada día era realmente una lucha por sobrevivir. Sentí que solo con la práctica podría lograr mi felicidad, y me aboqué seriamente a trasmitir el budismo del Daishonin a las demás personas».
En una inmensa pantalla se exhibieron diapositivas de imágenes familiares. Con la voz temblorosa conteniendo su emoción, Sachie exclamó: «¡Sensei! Ahora tengo una familia armoniosa y soy muy feliz. Mis hijos se han convertido en excelentes jóvenes. ¡Siempre he querido que los conociera algún día, así que hoy están aquí!
El reflector enfocó a sus siete hijos que estaban en el escenario. Comenzaron a cantar al son de los instrumentos que ellos mismos interpretaban. Las lágrimas brillaron en los ojos de su madre. Las voces de los niños eran una fanfarria que anunciaban el comienzo de un nuevo día lleno de esperanza, y su melodía traslucía alegría y felicidad.
La actuación era un emblema de la victoria que la familia había logrado, y Shin’ichi respondió con un aplauso entusiasta.
La paz mundial comienza a partir de la revolución humana y la transformación del karma de un individuo. Una familia feliz y armoniosa constituye la verdadera imagen de la paz.
Durante el festival, Shin’ichi compuso un poema tras otro con el afán de alentar a aquellos compañeros que actuaban en el escenario. En representación de la familia Perry, le entregó al hijo mayor uno que decía:
Príncipes y princesas,
¡canta con orgullo
la melodía de la madre!
Los hijos heredaron el compromiso de su madre y se convirtieron en líderes del kosen-rufu, además de asumir tareas de gran compromiso en la sociedad estadounidense. Ayumi, la hija menor, que había sido enfermiza durante su infancia, logró completar una carrera universitaria a pesar de las dificultades financieras de la familia. Mientras se desempeñaba como docente, siguió sus estudios de posgrado y obtuvo el doctorado. Más tarde, trabajó en programas de entrenamiento profesional en los campos de la pedagogía y empresarial, y en la capacitación de personal de organizaciones sin fines de lucro y de las Naciones Unidas. A su vez, en la SGI de los EE. UU. desempeñó un papel activo como responsable nacional de la División Femenina.
En el vigésimo aniversario del kosen-rufu de los Estados Unidos, se hacía realidad un nuevo sueño americano, comenzando a abrirse innumerables «flores humanas» pletóricas de felicidad, gracias a la práctica del budismo que enseña que todas las personas poseen por igual el estado de Budeidad.
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Después del Festival Cultural, tuvo lugar un encuentro conmemorativo, durante el cual el director general de la SGI de EE. UU. dio a conocer la sugerencia de Shin’ichi de celebrar el próximo año el Festival Cultural de la Paz Mundial en Chicago. La audiencia expresó su aprobación con un fuerte aplauso.
En dicha reunión, Shin’ichi se refirió a la importancia del estudio de budismo y enfatizó que la práctica budista siempre debía tener como base los escritos de Nichiren Daishonin.
Si cada quien tuviera su forma particular de enfocar la práctica de la fe y se atuviera a ella, la unión sería imposible. Pero si retornamos a los escritos del Daishonin podemos integrarnos en torno a un propósito común, es decir, unir nuestros corazones. Pues la guía a la cual nos ajustamos son los principios del budismo Nichiren.
Al día siguiente, en la mañana del 13 de octubre, antes de partir a Chicago, disertó a un grupo de líderes sobre El registro de las enseñanzas transmitidas oralmente. Una vez en el aeropuerto también, mientras esperaba su vuelo, explicó sobre La apertura de los ojos y se refirió a las cualidades que deben tener los genuinos practicantes del budismo.
Dar el ejemplo tomando las iniciativas en todos los desafíos es el requisito esencial de un líder.
Al llegar a Los Ángeles, Shin’ichi se dirigió a Santa Mónica, donde asistió a una reunión de gongyo y a una conferencia de representantes de la SGI en el Centro Cultural Mundial. La noche del 17 de octubre, participó en la primera Reunión General de la SGI junto con unos 15 000 representantes provenientes de 48 países y territorios. El encuentro se celebró en el Auditorio Shrine de Los Ángeles, una imponente construcción que goza de una larga e ilustre historia, sede de las ceremonias de entrega de los Premios Óscar.
Para la ocasión, se recibieron mensajes de felicitación del Secretario General de las Naciones Unidas; de miembros del Senado y la Cámara de Representantes de los Estados Unidos; de los gobernadores de California, Nueva York y otros estados; de los alcaldes de las ciudades como Los Ángeles y Detroit; así como del presidente de la Universidad de Minnesota, entre otros funcionarios académicos.
En su discurso, Shin’ichi presentó un poema que su mentor, Josei Toda, le había dedicado en julio de 1953:
Que tu vida
perdure mil años
como fénix,
que remonta su vuelo
en el vasto cielo.
Shin’ichi afirmó su determinación de recorrer por el mundo fiel al espíritu de este poema y hacer todo el esfuerzo posible por difundir la Ley Mística.
«¡El momento se acerca, el futuro nos espera!» –Shin’ichi fijó su mirada en el nuevo siglo, en la mañana brillante de esperanza.
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Mientras tanto, en Japón, Tomomasa Yamawaki estaba haciendo una campaña difamatoria contra la Soka Gakkai valiéndose de la prensa sensacionalista y programas de televisión. Lo hacía en el intento desesperado de justificar su posición después de que la Soka Gakkai lo denunciara por extorsión, en el mes de junio. A su vez, presionaba a los miembros del Shoshin-kai para que presentaran una petición a los funcionarios electos y realizaran manifestaciones para exigir a que Shin’ichi sea llamado ante la Dieta para ser interrogado. El Shoshin-kai procedió tal cual, pero todos sus esfuerzos terminaron fracasando.
El enfrentamiento de los sacerdotes del Shoshin-kai con el sumo sacerdote Nikken y con la Oficina Administrativa de la Nichiren Shoshu fue recrudeciendo cada vez más y se encaminaron hacia una ruptura definitiva.
En la Nichiren Shoshu, todo era desorden y confusión, pero la Soka Gakkai se mantuvo inmutable con su compromiso de guardar la armonía con el clero.
El 18 de noviembre de 1980 se realizó en el Gimnasio Central de la Universidad Soka un encuentro alusivo al 50 aniversario de la fundación de la Soka Gakkai.
En el escenario estaba Shin’ichi, que se veía lleno de vitalidad y confianza. Cuando se levantó para dirigirse a la audiencia, fue recibido con un fuerte aplauso.
«Me gustaría comenzar expresando mi más sincero agradecimiento al primer presidente Tsunesaburo Makiguchi, quien fundó la Soka Gakkai, y al segundo presidente Josei Toda, quien construyó sus cimientos y a quien debemos el tremendo desarrollo de nuestra organización de hoy.
»También agradezco con todo mi corazón a los miembros pioneros y a todos nuestros compañeros dedicados que durante cinco décadas han ascendido el empinado camino del kosen-rufu compartiendo las dichas y las penurias.
»Mientras haya dentro de nosotros una solemne devoción en la fe y sigamos persistiendo en el esfuerzo de difundir el budismo Nichiren avizorando el kosen-rufu, la Soka Gakkai perdurará por siempre.
»El primer acto del gran movimiento popular de la Soka Gakkai, dedicado a promover la paz y la educación basada en la Ley Mística, ha llegado a su fin. ¡Ha comenzado el segundo acto!
»A partir de hoy, vislumbrando el centenario de la fundación de la Soka Gakkai, con decisiones renovadas retomemos nuestros esfuerzos dirigidos a promover la paz y la cultura en todo el mundo y para impulsar más aún nuestro movimiento por el kosen-rufu».
La declaración de Shin’ichi fue como el rugido del león. Nichiren Daishonin escribe: «El rey león no teme a las demás bestias, ni tampoco lo hacen sus cachorros».5
Los corazones de los miembros ardieron con el espíritu de lucha.
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Había llegado 1981. Un año decisivo para la Soka Gakkai que se disponía a lanzar una nueva contraofensiva.
Se había designado como lema «Año de la Juventud», y los miembros habían comenzado el año decididos a iniciar una nueva etapa en su lucha.
En el día de Año Nuevo, Shin’ichi rememoraba el poema que su mentor, Josei Toda, había compuesto el mismo día, en 1952, meses después de haber asumido como segundo presidente de la Soka Gakkai en mayo del año anterior:
Ahora, zarpemos,
audaz el corazón,
para llevar la Ley Mística
a los lejanos confines
de la India.
Esta poesía se había exhibido junto con el retrato de Toda en el Auditorio de la Universidad de Nihon, el 3 de mayo de 1960, donde tenía lugar el acto en que Shin’ichi asumía como tercer presidente de la Soka Gakkai. Shin’ichi grabó en su retina cada palabra de estos versos y dirigiendo su mirada a la imagen de su mentor decidió en su fuero interno que emprendería la gran lucha de su vida por difundir la Ley Mística y se lanzaría a la travesía del kosen-rufu mundial como discípulo digno e inseparable del señor Toda.
El día de su asunción, por la mañana, Shin’ichi también había compuesto el siguiente poema en el que plasmó su juramento:
«¡Asume el valiente liderazgo
decidido a no ser vencido jamás!»
Esta voz de mi mentor
sigue reverberando con fuerza
en mi cuerpo y alma.
Y aquella mañana del 1.º de enero de 1981, él había resuelto dirigirse al mundo para tomar el mando del kosen-rufu y luchar junto con sus compañeros como jamás lo había hecho hasta entonces.
Al día siguiente, el 2 de enero, cumpliría 53 años. La vida es limitada, pero lo que debía hacerse en aquel momento por el kosen-rufu era interminable. Sentía que no podía desperdiciar un instante.
Dentro de la Nichiren Shoshu se percibía una creciente agitación. Sin embargo, Shin’ichi estaba decidido a allanar un nuevo camino poniéndose al frente de todo pase lo que pase, protegiendo a sus compañeros y dando sostén al clero.
En la noche del 13 de enero, Shin’ichi partió del aeropuerto de Narita rumbo a Hawái. Planeaba pasar unos dos meses fuera de Japón, visitando estas islas, Los Ángeles, Miami y otros sitios de los Estados Unidos, para seguir su viaje a Panamá y México.
Durante su permanencia en el archipiélago de Hawái, se llevó a cabo la 1.ª Conferencia Ejecutiva Internacional de Estudios, a la que asistieron representantes de 15 países y territorios. Shin’ichi sentía la importancia crucial de profundizar los conocimientos del budismo Nichiren para construir el cimiento de un genuino respeto a la vida y para establecer una sólida filosofía universal de paz que beneficiara a la humanidad toda.
- *1Véase ANDERSEN, Hans Christian: A Poet’s Bazaar: Pictures of Travel in Germany, Italy, Greece, and the Orient (Bazar de un poeta: imágenes de sus viajes por Alemania, Italia, Grecia y Oriente), Nueva York: Hurd y Houghton, 1871, pág. 342
- *2Sede de las artes marciales situada en el centro de Tokio.
- *3El Sutra del loto, Tokio: Soka Gakkai, 2014, cap. 6, pág. 109.
- *4El Sutra del loto, op. cit., cap. 5, pág. 105.
- *5Los escritos de Nichiren Daishonin, Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 1042.