Volumen 30:
Capítulo 4, Campanadas del amanecer 31–40
Campanadas del amanecer 31
Shin’ichi sentía un gran regocijo ante el notable desarrollo que había mostrado la organización italiana en los veinte años transcurridos [desde su primer viaje].
En el lugar de evento había un señor japonés, de constitución menuda, que iba y venía ajetreado atendiendo diferentes quehaceres como integrante del comité organizador. Era Yasuo Kojima a quien, catorce años atrás, Shin’ichi había tenido ocasión de alentarlo en el ascensor de un hotel, en Roma. En ese entonces, Kojima estaba estudiando Arte. Ahora, según le había comentado Kanemitsu, el líder de la sede, estaba luchando con ahínco en Roma y apoyando a los miembros como uno de los líderes clave del cabildo local.
Quienes trabajan incansablemente ofreciendo apoyo y alentando a los jóvenes que comienzan a dar sus primeros pasos, aunque ese esfuerzo no sea percibido por nadie, son personas imprescindibles. El número de personas que trabajan tras bastidores, brindando apoyo al líder central, constituye la clave para que la organización se fortalezca y se desarrolle. El kosen-rufu es, en última instancia, un trabajo en equipo, un desafío en el que resulta indispensable la unión.
Shin’ichi subió al escenario y tomó el micrófono:
«Las gotas de agua que nacen en las lejanas laderas de los Alpes se fusionan y recorren el territorio de Italia constituyendo el río Po y, finalmente, terminan desembocando en el mar Adriático. De la misma manera, aunque nuestro movimiento, que busca el renacimiento de la vida, recién comienza a fluir, dentro de treinta o cincuenta años, seguramente se convertirá en un gran cauce, en una nueva y poderosa corriente de paz para la humanidad.
»Para que eso suceda, cada uno debe asumir la responsabilidad del kosen-rufu y levantarse solo, sin depender de nadie. Y avanzar, día tras día, un paso hacia adelante, con todas sus fuerzas. Las grandes victorias que trascienden en la historia resultan de la acumulación de pequeñas acciones y pequeños triunfos.
Por último, Shin’ichi dijo: «Mantengan siempre la alegría, entonen daimoku con seriedad, valoren la vida cotidiana y cuiden su salud». Lo alentó a todos a «unirse con los jóvenes del mundo entero y avanzar valientemente por la paz mundial».
Esa noche, se realizó junto a Shin’ichi un encuentro informal con miembros representantes. Deseaba que ellos generaran en Italia una ola de diálogo interreligioso y trazaran una nueva historia de armonía humana.
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El doctor Peccei había estado en Londres hasta el día anterior, y aquella mañana (1.º de junio), había salido temprano de su casa en Roma para viajar cuatro horas en vehículo hasta Florencia. A pesar de sus setenta y dos años, no daba muestras de fatiga. Shin’ichi estaba asombrado por su energía y vitalidad. Definitivamente, quienes asumen el compromiso de concretar un elevado ideal se mantienen siempre jóvenes.
Ambos habían acordado publicar un libro con sus diálogos. Y en aquella oportunidad intercambiaron opiniones respecto al liderazgo y otros temas, además de coordinar los planes sobre la estructura que darían al libro.
Después de este encuentro, Shin’ichi se dirigió al Museo Casa de Dante con varios jóvenes de la SGI de Italia. Era una edificación de piedra de cuatro plantas, en cuya fachada externa estaba montado el busto del autor.
Dante Alighieri, nacido en Florencia en 1265, fue uno de los más grandes poetas y pensadores de la época Medieval. A sus treinta años, con el deseo de servir a su ciudad natal, se lanzó a la arena política y pronto sobresalió por su liderazgo. Sin embargo, envuelto en el torbellino de conflictos políticos y envidias, fue forzado a un exilio permanente a causa de crímenes fraguados.
En el corazón de Dante ardía la ira y la determinación de rectificar la perversa situación que mostraba lo incorrecto como si fuera correcto a fuerza de las falsedades, los embustes y las intrigas. Comenzó a escribir La divina comedia, donde describe la vida después de la muerte basado en la concepción cristiana del medievo.
Dentro de su narración, las pretensiones y las mentiras de las personas no tienen validez. Todos reciben su debida recompensa o retribución de acuerdo con sus acciones en la vida. Aquellos que habían cometido delitos graves, ya sea un líder político popular, un erudito eminente, un general condecorado o un clérigo de alto rango, son juzgados con rigor inflexible y condenados al infierno.
Al describir de esta manera la vida después de la muerte, Dante esperaba que la gente se cuestionara cómo debían conducirse en la vida.
El budismo enseña la ley de causa y efecto que opera trascendiendo las tres existencias del pasado, presente y futuro. Como miembros de la Soka Gakkai que, ateniéndonos a esta ley, día tras día recorremos el camino del bien supremo que es el kosen-rufu, podremos asegurar sin duda un estado eterno de felicidad indestructible.
Nichiren Daishonin escribe: «Ha sido un buda en la vida y sigue siéndolo en la muerte. A eso se refiere la importantísima doctrina sobre el logro de la Budeidad con la forma que uno posee».1 La condición de vida desbordante de júbilo que alcanzamos a través del esfuerzo incansable de cumplir nuestra misión es imperecedera; y esto hará que nuestra existencia irradie dicha incluso después de la muerte.
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En La divina comedia, Dante describe las terribles consecuencias que les aguardan después de la muerte a aquellos que han sido juzgados culpables de haber cometido el pecado de la envidia, engaño, soberbia, violencia, mentiras y traiciones. Este poema épico condena los males que causan la miseria y el sufrimiento de los seres humanos.
Sin abordar el tema de la muerte, una persona no puede encausar su vida correctamente ni disfrutar de una verdadera felicidad, por más grande que sea su fama, riqueza o posición. Muchos de los problemas que enfrenta el mundo actual surgen del hecho de que la gente evita este cuestionamiento fundamental y, en cambio, se entregan solo a la búsqueda de satisfacciones inmediatas.
Shin’ichi estaba convencido de que la sociedad experimentaría un nuevo renacer si las personas tomaran conciencia de la eternidad de la vida que postula el budismo.
Después de visitar el Museo de Dante, Shin’ichi se dirigió con los jóvenes a la colina de Fiesole, a poca distancia del centro de Florencia, donde permaneció un rato conversando con ellos.
«El budismo concede importancia al diálogo —dijo—, una postura diametralmente opuesta al hecho de exigir obediencia valiéndose de la autoridad o la jerarquía (religiosa). Shakyamuni utilizó el diálogo como medio para exponer su enseñanza. y Nichiren Daishonin también concedió suma importancia a estos intercambios. Este espíritu pervive en las reuniones de diálogo de la Soka Gakkai. Ahora bien, si tienen alguna pregunta, por favor, adelante.
Con los ojos brillantes de entusiasmo, los jóvenes lanzaron una pregunta tras otra a Shin’ichi, cuyo contenido abarcaba una amplia variedad de temas: desde Dante y sus obras hasta principios del budismo tales como “la unidad de la vida y su entorno”, la “simultaneidad de causa y efecto”, y otros.
Cuando las consultas cesaron, Shin’ichi les dijo mientras contemplaba la ciudad que se extendía a la distancia: «Seguramente llegará el día en que las luces de la Ley Mística alumbrarán las ventanas de aquellas incontables casas que vemos desde aquí. Ha llegado el momento decisivo para propulsar el kosen-rufu, el momento preciso en que deben emprender acciones por propia iniciativa armados de valor.
»Cuando el maestro Toda asumió como segundo presidente de la Soka Gakkai, en la organización solo había unos tres mil miembros. Pero se pusieron en acción los jóvenes que tomaron conciencia de su misión en la lucha por el kosen-rufu —la meta compartida por mentor y discípulo—, y en menos de siete años la Soka Gakkai logró concretar las 750 000 familias miembros, el gran sueño albergado por Josei Toda en su vida.
»Fue una victoria lograda con el diálogo valiente. Teníamos profunda convicción en el budismo Nichiren y estudiábamos sus principios y enseñanzas con empeño para que nuestras explicaciones fueran claras y convincentes. Pero más que nada, desbordaba en nosotros un tremendo entusiasmo. El diálogo tiene el poder de unir a las personas y crear una nueva era.
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En la tarde del 2 de junio, Shin’ichi partió en tren de la estación de Santa María Novella de Florencia con destino a Milán. Unos cien miembros habían acudido al lugar para despedirlo.
A través de la ventana vió a unos jóvenes que se mostraban apenados por la partida. Shin’ichi los miró como si los alentara diciéndoles: «¡Cuento con ustedes! Ha llegado el momento de asumir el protagonismo».
El tren comenzó a andar, y los jóvenes agitaron sus manos a más no poder. En sus ojos resplandecían lágrimas. Shin’ichi les devolvió el saludo.
Cuando la juventud se pone de pie, se abren las puertas del futuro.
Mientras contemplaba el paisaje urbano que iba quedando atrás, Shin’ichi creyó escuchar las campanadas del amanecer de un nuevo renacimiento, de un nuevo siglo de vida.
Los jóvenes con quienes Shin’ichi se encontró en aquel viaje, mostraron un admirable avance e hicieron grandes contribuciones a la sociedad. Treinta y cinco años después, en julio de 2016, entró en vigencia Intesa, un acuerdo oficial firmado entre el gobierno italiano y la asociación budista Soka Gakkai de Italia, mediante el cual se le otorgó a esta última un reconocimiento como organización religiosa. Era la prueba contundente de la confianza que se habían ganado los miembros de Italia.
El 3 de junio de 1981, el día siguiente de su llegada a Milán, Shin’ichi visitó al superintendente Carlo Maria Badini de La Scala, la prestigiosa compañía de ópera que ostenta una trayectoria y tradición de más de dos siglos. El señor Badini acompañó a Shin’ichi al Ayuntamiento de Milán ubicado frente a La Scala para reunirse con el alcalde Carlo Tognoli, quien le entregó a Shin’ichi una medalla de plata de la ciudad.
Ese año, La Scala tenía programada realizar una gira por Japón invitado por la Asociación de Conciertos Min-On y otras agrupaciones. Para la compañía se trataba de un proyecto de escala sin precedentes en el exterior, que movilizaría a más de 500 personas, entre artistas y el personal de apoyo. Al igual que las funciones de la Ópera Estatal de Viena presentadas el año anterior, también con el patrocinio de Min-On, la gira de esta compañía de ópera reconocida mundialmente era esperada con grandes expectativas.
Al regresar al teatro, Shin’ichi entabló conversaciones con el superintendente Badini, el director artístico Francesco Siciliani y otras personas.
El representante de La Scala dijo: «Haremos una presentación brillante, que sea digna de La Scala y de una institución internacional como es Min-On». Sus palabras transmitían la férrea determinación de hacer que aquella función sea un éxito.
La tradición no es el producto de los años, sino el fruto de los nobles esfuerzos que se reiteran incansablemente a lo largo de los años en busca de la excelencia.
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Durante la conversación en La Scala, el superintendente Badini añadió: «Presidente Yamamoto, nuestra gira nunca se habría concretado sin sus esfuerzos…».
Habían transcurrido dieciséis años desde que Eisuke Akizuki, entonces vicepresidente ejecutivo de Min-On, visitara La Scala por primera vez con el fin de hacer negociaciones para concretar la gira de la compañía de ópera en Japón, una producción a gran escala nunca realizado antes en Asia. Al enterarse (de la intensión de Min-On), mucha gente del ámbito artístico descartó esta posibilidad, diciendo entre risas que se trataba de un sueño absurdo. Nadie creía que Min-On o la Soka Gakkai lograra organizar la presentación de una institución de renombre mundial.
Pero Shinichi le había dicho a Akizuki: «No se preocupe. En La Scala palpita el noble espíritu de consagración al fomento de la cultura musical. Y estoy convencido de que los herederos de esta orgullosa tradición se sentirán atraídos por Min-On, que está impulsando un movimiento cuyo fin es poner la música al alcance de la gente común».
Tal como Shin’ichi había supuesto, La Scala aceptó la gira, y se llegó a firmar incluso un contrato provisional. Sin embargo, el proyectó quedó estancado durante un tiempo debido a la muerte del representante de la compañía de ópera y el retiro de su sucesor debido a enfermedad.
Durante todo ese tiempo, como fundador de Min-On, Shin’ichi había estado apoyando y haciendo todo lo posible para concretar el proyecto detrás de escena. Así fue que, finalmente, se decidió la gira de La Scala para otoño de 1981.
El esfuerzo persistente y serio por abordar cada dificultad puede llevar a realizar logros asombrosos que nadie creía posible y a escribir una nueva página en la historia.
El 4 de junio, Shin’ichi visitó Mondadori, una de las editoriales más importantes de Italia, y se reunió con el director del Departamento de publicaciones educativas para conversar acerca de la publicación de una edición en italiano de uno de los diálogos de Shin’ichi con los pensadores del mundo.
Más tarde, dicha editorial publicaría, con gran éxito, la Sabiduría del «Sutra del loto» .
Las publicaciones que difunden ideas y alientan el diálogo espiritual, tienen el poder de fomentar la cultura.
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Al atardecer del 4 de junio, Shin’ichi mantuvo una reunión informal con unos cincuenta jóvenes y estudiantes, en una de las salas de conferencia del hotel. Allí brindó orientación y aliento mientras respondía a sus inquietudes. Enfatizó que la clave de todo cambio de los sistemas sociales estaba en la transformación interior de cada ser humano.
Pues aun cuando logremos crear un sistema o una institución impecable, en última instancia, quien lo administra es el ser humano. Sin una filosofía que aliente la revolución humana y frene el egoísmo, nunca podremos ver el verdadero esplendor de la sociedad.
Shin’ichi esperaba que los jóvenes se alzaran como abanderados de la revolución humana y dieran inicio a una centuria de la vida.
En aquella oportunidad, se refirió también al tema del matrimonio, una preocupación que le habían manifestado los líderes y los padres de muchos jóvenes de la SGI de Italia.
«De más está decir que el matrimonio es una cuestión de elección personal —dijo—, pero es innegable que ser joven implica cierto grado de inmadurez y falta de experiencia en la vida. De ahí la importancia de que soliciten consejos a sus padres y a los veteranos en quienes ustedes confíen, de manera que, cuando finalmente decidan unirse, su decisión sea celebrada por todos.
»Contraer nupcias significa comprometerse a compartir las alegrías y las penurias de la vida. Nunca sabemos el destino que debemos enfrentar o qué clase de desafíos nos esperan. Para superar tales obstáculos, es por supuesto importante que haya amor y preocupación por la pareja, pero es asimismo fundamental que tengan un propósito común trazado sobre la base de una filosofía o creencia compartida.
»Si ambos practican el budismo Nichiren, me gustaría que construyeran una relación que les permita inspirarse y apoyarse mutuamente, de modo que ambos puedan profundizar su fe y crecer como persona. Una relación de pareja que los lleva a alejarse de la organización o a perder la alegría de practicar y la motivación de seguir superándose y creciendo, no hará más que infligirles sufrimiento.
El budismo Nichiren nos da la fuerza para remontar las agitadas olas de la existencia, y el camino que nos conduce a una felicidad indestructible se encuentra en la primera línea de las actividades de la Soka Gakkai. El dedicado esfuerzo en bien del kosen-rufu nos lleva a acumular buena fortuna, y cada paso que damos en esta lucha, nos permite transformar el karma y abrirnos paso hacia una vida dichosa y llena de júbilo. Fue a partir de estos pensamientos que Shin’ichi recomendó a los jóvenes que jamás apagaran la llama de su fe.
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«Últimamente –continuó Shin’ichi—, al parecer hay una tendencia generalizada a disolver con facilidad el matrimonio.
»Pero cuando una pareja que practica el budismo Nichiren se ve frente a esta clase de problemas, estoy convencido de que podrán, en muchos casos sobreponerse a las dificultades con sabiduría, afianzando más su práctica, renovando determinaciones y esforzándose juntos para encontrar la mejor solución. La clave está en asumir una fe firme.
»El propósito de nuestra práctica es llevar una vida positiva y ser feliz, llenar la sociedad con luz de esperanza.
Para ello, por favor pongan lo mejor de ustedes para afianzar el vínculo con su pareja, para crear un hogar armonioso, para ganarse la confianza y el respeto de las personas que los rodean, y muestren con el ejemplo de su vida la grandeza del budismo Nichiren.
Esa noche, por invitación del superintendente Badini de La Scala, Shin’ichi y Mineko asistieron a una función de la Orquesta Sinfónica de Londres dirigida por Claudio Abbado, en cuyo programa se incluía «Cuadros de una exposición», obra del compositor ruso Modest Mussorgsky’s.
La actuación fue espectacular, y Shin’ichi sintió el deseo de que el pueblo de su país también tuviera la oportunidad de experimentar la misma emoción. Justamente, una de las razones por la que había fundado la Asociación de Conciertos Min-On había sido para que el público de Japón también pudiera tener acceso a las mejores expresiones musicales y artísticas del mundo. El arte y la cultura no son privilegios restringidos a un sector de la sociedad.
El 5 de junio, poco después del mediodía, Shin’ichi y su comitiva se despidieron de los miembros locales y partieron desde el aeropuerto de Milán rumbo a Marsella, Francia.
Había permanecido en Milán solo cuatro días y tres noches, pero su visita había dejado en los jóvenes que lo acompañaban una impronta inolvidable. Lo que les había impactado especialmente había sido la postura con que expresaba su gratitud a todos, y el respeto y la deferencia con que se dirigía sea el portero, el cocinero o los conductores del hotel; sea un gran empresario o un eminente académico. En su proceder se traslucía la filosofía de la equidad que palpita en la enseñanza budista y el reconocimiento de la naturaleza de Buda que existe indistintamente en el interior de cada ser humano.
El verdadero valor de una filosofía o de una religión se refleja en el accionar y el modo de conducirse en la vida de las personas que se atienen a ellas.
Y el budismo cobra vida en los dedicados esfuerzos que hacemos llenos de júbilo por el bienestar del prójimo y de la sociedad.
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Con los Alpes nevados a la derecha, el avión de Shin’ichi voló hacia Marsella, la segunda ciudad más grande de Francia, emplazada en la costa mediterránea.
Shin’ichi y su comitiva llegaron a destino poco después de las 13 horas del 5 de junio. Una vez en el hotel Aix-en-Provence, se reunieron inmediatamente para conversar acerca de las actividades que planeaban realizar allí.
Luego, Shin’ichi se dirigió al Centro de Conferencias de Europa en Trets, situado a poca distancia en automóvil, para asistir a la reunión de representantes que empezaba a las seis de la tarde. Se habían reunido líderes de 13 países con el fin de deliberar sobre varios aspectos concernientes al movimiento del kosen-rufu en Europa.
Durante el encuentro, se decidieron varios nombramientos con miras a impulsar una mayor cooperación entre las organizaciones de los países europeos e iniciar una fase de desarrollo renovado y llena de esperanza.
Los directores generales del Reino Unido y Alemania, Raymond Gordon y Dieter Kahn fueron nombrados vicepresidentes de la Conferencia Europea liderada por su titular, Eiji Kawasaki; y como secretario, Akihide Takayoshi, exresponsable nacional de la División de Estudiantes de Enseñanza Media Superior y de la División Juvenil Masculina en Japón.
Desde la época de estudiante de enseñanza media, Takayoshi había recibido entrenamiento junto a Shin’ichi como integrante de un grupo de capacitación. Luego de terminar el posgrado, comenzó a trabajar como personal de la sede central de la Soka Gakkai. Su designación se había decidido avizorando el siglo XXI.
Shin’ichi dijo a los participantes: «Esta vez he venido con el propósito de anunciar el albor de una nueva Europa. Si los jóvenes toman conciencia de la misión de llevar sobre sus hombros la responsabilidad de las próximas generaciones, hacen de la filosofía del respeto a la dignidad de la vida el eje de su vida y transitan el camino de contribución social, podrán unir a las personas que hoy están divididas. La paz comienza también a partir de este proceso.
»Esta es la razón por la cual me preocupo en encontrarme y conversar con los jóvenes. Mi deseo es poder inspirarlos a través de mis acciones y de un contacto de vida a vida con cada uno de ellos.
»Nosotros podemos desplegar la mayor fortaleza y capacidad cuando algo nos convence realmente, cuando estamos motivados por una auténtica empatía y cuando sentimos una emoción que nos impulsa a tomar iniciativas. Dar aliento significa provocar esta clase de inspiración, y esto se logra solo con un diálogo y una interacción de vida a vida abierta y sincera.
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Al norte del Centro de Conferencias se avistaba la imponente silueta de la montaña Saint-Victoire, con su cresta de piedra caliza resplandeciente bajo el sol y recortada sobre un claro cielo azul. Paul Cézanne, una de las figuras más influyentes del arte pictórico del siglo XX, fascinado por esta prominencia lo pintó en varias oportunidades.
Poco antes del mediodía del 6 de junio, Shin’ichi visitó el Ayuntamiento de Trets junto con su esposa Mineko, Eiji Kawasaki y otros acompañantes donde fueron recibidos por el alcalde Jean Feraud y unos veinte miembros del consejo municipal.
El alcalde, vestido con un fajín ceremonial azul, blanco y rojo —los colores de la bandera de Francia—, se puso de pie para dirigir sus palabras.
Dijo que representaba un honor recibir en su ciudad al presidente Yamamoto, y explicó que había conocido las invaluables iniciativas que estaba realizando en bien de la paz mundial y la profunda filosofía que lo impulsaba a través de sus obras. Expresó su reconocimiento a los incansables esfuerzos que estaba hacienda Shin’ichi para evitar la crisis nuclear en medio del conflicto entre Oriente y Occidente, elogió la dedicación y el profundo compromiso con que mantenía diálogos con los grandes pensadores del mundo, su lucha por la paz y el entendimiento humano como líder del movimiento global que promueve la SGI.
El alcalde agradeció también el hecho de que hubiese elegido el Centro de Conferencias de Trets para visitar, cuando existen tantos centros de la SGI en el mundo.
Shin’ichi se sintió más que honrado ante semejante elogio.
A continuación, el alcalde Feraud alzó la voz y proclamó solemnemente: «Le brindamos nuestra bienvenida como ciudadano honorario de Trets, al presidente Yamamoto, un embajador de la paz cuya acción está imbuida de sinceridad y perseverancia, pasión e integridad y una vitalidad y energía incomparables».
En medio del aplauso de los presentes, el alcalde entregó a Shin’ichi una medalla y un certificado que lo acreditaba como ciudadano honorario.
Shin’ichi expresó su gratitud por la profunda comprensión y generosidad del alcalde.
Sin duda, este reconocimiento era fruto del esfuerzo incansable y el diálogo perseverante mantenido por los miembros. La comprensión hacia el movimiento que promovemos se logra con el diálogo franco y persistente.
Campanadas del amanecer 40
El 6 de junio, por la tarde, se llevó a cabo en el Centro de Conferencias el curso de capacitación estival conmemorando el 20.º aniversario del movimiento por el kosen-rufu en Europa, en el que asistieron cien miembros locales junto con quinientos representantes de 18 países.
Shin’ichi dirigió el gongyo con profunda solemnidad y oró por la felicidad de todos los participantes y el desarrollo del kosen-rufu en Europa. Luego, tomó el micrófono para hacer la siguiente propuesta: «Hoy, 6 de junio marca el inicio de este curso de capacitación a partir del cual alzaremos vuelo hacia el siglo XXI, y a su vez, es el natalicio del presidente fundador de la Soka Gakkai Tsunesaburo Makiguchi ¿Qué les parece si designamos esta jornada tan significativa como “Día de Europa” y hacemos que cada año sea un punto de partida en la que renovamos nuestro compromiso de avanzar juntos nuevamente?».
Los asistentes mostraron su acuerdo levantando las manos. Fue así como se estableció el “Día de Europa”.
Makiguchi había fallecido en prisión defendiendo sus creencias tres años antes de que Shin’ichi ingresara en la Soka Gakkai, por lo que no llegó a conocer en persona al presidente fundador. Pero a través de su mentor Josei Toda, se había familiarizado con la personalidad de Makiguchi; sabía acerca de su compromiso con la fe, su obrar y su filosofía educativa. También en muchas ocasiones había leído los libros de Makiguchi, encontrando en ellos valiosos principios rectores para su vida.
En uno de los escritos, Makiguchi había previsto que el camino hacia la paz se encontraba más allá de la competencia militar, política y económica; en lo que él llamó «competencia humanitaria».
En Europa, Shin’ichi reafirmó su determinación de generar en el mundo una firme corriente de competencia humanitaria. Sentía que era el momento preciso.
Durante el curso de verano, se realizó una ceremonia conmemorativa de plantación de árboles y encuentros en el que se intercambiaron experiencias de fe. Una joven de Alemania Occidental dijo que la práctica le había permitido ser más positiva y vencer su enfermedad; un joven de Italia contó cómo pudo cumplir su sueño de convertirse en músico. Todos escuchaban profundamente conmovidos. Cada experiencia era una saga de transformación, un proceso de cambio en la condición de vida lograda con espíritu de desafío y valentía.
La fe nos da la fuerza para vencer la resignación y la desesperación, y nos impulsa a continuar avanzando. El esfuerzo de seguir adelante sin desistir nos permite pulirnos y elevar nuestro estado de vida.
- *1El infierno es la Tierra de la Luz Tranquila, en Los escritos de Nichiren Daishonin, Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 478.