Parte 2: La revolución humana
Capítulo 15: «Fe para superar obstáculos» [15.8]
15.8 «Los momentos más difíciles son un punto crucial de inflexión»
Tras reflexionar sobre su propia historia personal de lucha junto a su maestro, el presidente Ikeda explica que cuando confrontamos situaciones adversas y luchamos en ese contexto, podemos cultivar una enorme fortaleza interior.
En 1950, las empresas de mi maestro estaban pasando por una crisis. La situación era tan atroz, que el señor Toda incluso renunció a su cargo como director general de la Soka Gakkai [para proteger a la organización de las repercusiones que pudieran tener sus problemas económicos]. Como no podía pagar el sueldo a sus empleados, estos fueron yéndose de a uno hasta que, finalmente, yo fui el único que se quedó para apoyarlo.
El señor Toda fue un extraordinario líder del kosen-rufu. Consciente de esto y sabiendo que proteger a él era proteger a la Soka Gakkai y la herencia de la fe del budismo Nichiren, hice todo lo que estuvo humanamente a mi alcance para brindarle ayuda y colaboración.
Un día, el señor Toda y yo íbamos de viaje hacia la ciudad de Omiya, en la prefectura de Saitama, esperando obtener los medios financieros para superar la encrucijada en que se hallaban los negocios de mi mentor. Pero, por desventura, el viaje fue infructuoso.
Regresamos caminando por las orillas del río Arakawa. Era de noche y soplaba un viento frío. Pero las estrellas brillaban espléndidamente sobre los dos, iluminando al maestro y discípulo que, ese día, habían fracasado en su cometido.
Yo llevaba puestos unos zapatos raídos con varios agujeros, y en eso se me desataron los cordones. Me agaché para anudarlos y, para animar al señor Toda, empecé a cantar una tonada popular.
Pero, en son de broma, cambié la letra original, que decía «Bajo la estela de los astros, ¿quién me ha convertido en esta clase de mujer?», y, en cambio, canté: «Bajo la estela de los astros, ¿quién me ha convertido en esta clase de hombre?».
El señor Toda sonrió y replicó al instante: «¡Yo, fui yo!».
Aun en esa situación extrema, no había perdido su sentido del humor.
La respuesta del señor Toda me alivió; más aún, me llenó de alegría. Mientras el señor Toda estuviera vivo y sano, no tendría ningún motivo de aprensión. El solo hecho de saberlo me incentivaba, como discípulo, a seguir luchando, a dar lo mejor y a persistir hasta que hubiésemos triunfado.
Ese momento inolvidable, esa escena conmovedora del maestro y el discípulo en horas decisivas, bajo el cielo estrellado de Saitama, ha quedado grabada de manera indeleble en mi corazón hasta el día de hoy.
El señor Toda solía decirme: «Los momentos críticos son un punto de inflexión de importancia crucial. ¿Vas a bajar los brazos y a tirar la toalla? ¿O te pondrás de pie con determinación ardiente, dispuesto a seguir luchando? Esta diferencia de actitud es lo que define la victoria o la derrota». Y me decía, como si quisiera grabar rigurosamente su enseñanza en lo más profundo de mi ser:
«Daisaku, escúchame bien… ¡Pase lo que pase a mitad de camino, debes triunfar al final! ¡Decídete a triunfar! ¡Si consigues la victoria final, habrás ganado todo!».
En aquella época, mi vida era una lucha interminable e intensa. No tenía tiempo para compadecerme de mí mismo. Sabía que, en lo más hondo de mi ser, estaba construyendo en mi alma un bastión indestructible, eterno y siempre victorioso, con esa lucha sin tregua en apoyo a mi maestro, con la postura de concentrar millones de eones de esfuerzo en cada instante.1
Estaba totalmente seguro de que tendría brillantes recompensas futuras, a juzgar por la consonancia espiritual que me unía a mi maestro y por la ley inexorable de causa y efecto que enseñaba el budismo.
Por fin, pudimos abrirnos paso a esa tempestad de impedimentos [referidos a los problemas en las empresas del señor Toda] y el 3 de mayo del año siguiente [1951], como si un sol de victoria se asomara en el cielo, mi maestro asumió como segundo presidente de la Soka Gakkai.
El tremendo poder que reside en lo más profundo de nuestra vida solo comienza a revelarse cuando luchamos contra la adversidad. Quienes, en los momentos más difíciles, se arman de enorme fortaleza son los verdaderos vencedores. Esta es una regla invariable que nos enseña la historia.
De la serie «Reflexiones sobre “La nueva revolución humana”», publicada en japonés en el Seikyo Shimbun, el 6 de diciembre de 2003.
La sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.
- *1Véase Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, pág. 214.