Parte 2: La revolución humana
Capítulo 16: El budismo se centra en la victoria [16.6]
16.6 Ponernos de pie con fe basada en un juramento
Este extracto de La nueva revolución humana describe un intercambio que, en una reunión de diálogo, mantiene el protagonista de la novela, Shin’ichi Yamamoto (alter ego del autor) durante su primer viaje al Brasil, en octubre de 1960. Allí, alienta fervorosamente a un inmigrante japonés que luchaba para ganarse la vida como agricultor.
—¿Por qué razón falló la cosecha? —quiso saber Shin’ichi.
—Me parece que, en parte, fue por el clima… —respondió el hombre.
—¿Hubo otros agricultores que cultivaron las mismas hortalizas, pero obtuvieron buenas cosechas?
—Sí. Pero a la mayoría nos fue mal…
—¿La cosecha se arruinó porque no estuvo bien fertilizada?
—Hum… No sabría decirle…
—¿O el problema estuvo en la manera en que usted trabajó la tierra?
Se hizo un silencio.
—¿Averiguó si el tipo de suelo era compatible con la variedad de semillas que usted intentaba cultivar?
—La verdad que no…
El hombre no atinaba a responder con claridad a ninguna de las averiguaciones de Shin’ichi.
Como agricultor, sentía que había trabajado de sol a sol y que no había esquivado ningún esfuerzo. Pero los demás también se habían empeñado del mismo modo. Lo que no advertía era su actitud simplista de pensar que con eso era suficiente, y que las cosas habrían tenido que salir bien, sin más.
Shin’ichi comenzó a hablar con voz penetrante.
—En primer lugar, es fundamental que usted determine por qué motivo fracasó la cosecha, para no volver a repetir el mismo error. Tal vez le convendría hablar con otros colegas que han tenido buenos rendimientos y pedirles consejos.
»Además, le será necesario adoptar medidas anticipadas para prevenir el fracaso. Las personas que toman en serio su tarea siempre están estudiando y preparándose para resolver cualquier imprevisto que pudiera surgir. Si no presta atención a estas cosas, le costará triunfar.
»Sería un grave error suponer que su campo le dará cosechas abundantes, sin necesidad de empeñar mayores esfuerzos, solamente porque usted practica este budismo. ¡El budismo es una enseñanza completamente racional! Por lo tanto, la firmeza de su fe debe manifestarse en su disposición a investigar, emplear creatividad y trabajar el doble que cualquier otra persona.
»La práctica sincera de Nam-myoho-renge-kyo le dará abundante energía para responder a este tipo de dificultades. Y su daimoku debe estar basado en un juramento.
—¿Un juramento? —preguntó el hombre, perplejo.
—Sí —confirmó Shin’ichi—. Ese juramento significa asumir un compromiso personal y orar para cumplirlo. Algunas personas oran con el deseo ilusorio de que todo les salga a pedir de boca, sin necesidad de hacer mayores esfuerzos. Pero la religión que fomenta esta manera de pensar, en realidad, debilita a los creyentes. La oración, en el budismo Nichiren, es entonar Nam-myoho-renge-kyo basados en un juramento. La esencia de ese juramento es el logro del kosen-rufu.
»En otras palabras, significa orar proclamando: «¡Voy a lograr el kosen-rufu del Brasil! Para eso, demostraré la validez de este budismo dando pruebas visibles en mi propio trabajo. ¡Voy a desplegar mi máximo potencial!». Así debería ser nuestra oración.
»También es importante que nos tracemos metas claras y concretas con respecto a las cosas que queremos lograr cada día, y que oremos y nos desafiemos para cumplirlas. Esta seria determinación activa nuestra inteligencia y nuestros recursos para triunfar. En suma, lo que necesitamos para ser personas victoriosas en la vida es oración, esfuerzo y creatividad. Es un error soñar con ser ricos de la noche a la mañana, fantasear con tener un golpe de suerte inesperado que nos salve para siempre o con inventar un método infalible para hacer dinero fácil. Eso no es fe, sino fantasía.
»Lo que nos brinda el sustento es nuestro trabajo cotidiano. Sin dar pruebas visibles de triunfo laboral, ¿cómo pretendemos mostrar a los demás que la fe equivale a la vida cotidiana? Le pido que se entregue a su trabajo con una nueva determinación, abandonando la comodidad.
—¡Me esforzaré al máximo! —dijo el hombre, con los ojos brillantes de decisión.
Shin’ichi comprendía muy bien las dificultades que estaban afrontando muchos de esos miembros, inmigrantes en un país tan distinto. Pero si querían prevalecer en medio de circunstancias adversas, antes que ninguna otra cosa deberían batallar contra su propia debilidad. El enemigo que debían combatir estaba en su interior.
Cuanto mayor es la adversidad, más importante es decidir que ese será un momento decisivo y lanzarnos de lleno al desafío. En estas instancias se ve claramente el poder del Gohonzon. Vistas de ese modo, las situaciones difíciles son una oportunidad de demostrar la fuerza del budismo.
Del capítulo «Los pioneros», volumen 1 de La nueva revolución humana.
La sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.