Parte 2: La revolución humana
Capítulo 17: Aprovechar cada día al máximo [17.6]
17.6 «Fortalezcan su fe día tras día y mes tras mes»
El presidente Ikeda nos enseña que, para vivir cada día de manera valiosa, debemos erradicar la inercia que se arraiga con tanta facilidad en nuestro corazón.
La fe es una lucha continua contra la inercia.
Nichiren Daishonin escribe: «Fortalezcan su fe día tras día y mes tras mes. Si su determinación flaquea tan solo un instante, las funciones demoníacas sacarán ventaja».1
También expresa: «Sea siempre diligente en su fe para que se cumplan sus deseos».2
No avanzar es retroceder. El señor Toda continuamente nos advertía que no tuviésemos una actitud negligente en la fe o en la práctica. Nos decía:
Todo lo que existe en el universo, desde las estrellas y los planetas hasta el insecto más pequeño, cambia continuamente. Nada permanece igual ni por un instante. De ahí que lo crucial sea si, en ese cambio, estamos mejorando o empeorando. Cuando no lo comprendemos, damos lugar a la desidia. En otras palabras, lo más terrible es sucumbir a la inercia de no importarnos si estamos cambiando para mejor o para peor. Es más, cuando nos volvemos apáticos en la fe y practicamos solo a fuerza del hábito, es lo mismo que si hubiésemos dejado de practicar. La fe en el budismo Nichiren es una práctica activa para lograr rápidamente cambios positivos.
No avanzar no significa estancarse; es retroceder. En el mundo de la fe, no existe un punto en el que podamos decir: «Con esto es suficiente». La complacencia da lugar a la inercia, y a partir de allí es fácil dejar de practicar.
En una carta de aliento dirigida a la venerable Nichimyo, una seguidora que había recorrido el peligroso trayecto hasta la isla de Sado para buscar sus enseñanzas, el Daishonin escribe: «Sé que su fe ha sido siempre admirable, pero ahora debe fortalecerla más que nunca. Solo entonces las diez demonios [deidades guardianas del budismo] le brindarán una protección mayor aún».3
Por mucho que, anteriormente, nos hayamos esforzado en la fe, si nuestro compromiso se vuelve apático o negligente, la protección de las funciones protectoras del universo se debilitará. Y, no solo eso, nos expondremos al riesgo de borrar toda la buena fortuna que habíamos acumulado hasta ese momento. Por eso, el Daishonin exhorta a la venerable Nichimyo a seguir fortaleciendo, más aún, su determinación en la fe.
En sus escritos, el Daishonin utiliza a menudo la frase «más que nunca» para alentar a sus seguidores en la práctica budista. Por ejemplo, le escribe a Shijo Kingo, quien había hecho gala de un compromiso abnegado en la fe durante la persecución de Tatsunokuchi4
: «Fortalezca más que nunca el poder de su fe»;5
y «[F]ortalezca su fe más que nunca».6
El pasaje que cité antes —«Fortalezca su fe día tras día y mes tras mes»7
— también fue escrito como un aliento a Shijo Kingo y a otros discípulos.
Sin embargo, la inercia suele ser difícil de reconocer en uno mismo. Y quizá una de las cosas que la distinguen, precisamente, sea que no podemos tomar conciencia de ella.
Una vez, alguien elaboró una lista de «síntomas» de estancamiento en la fe. En ella, leemos: tener objetivos imprecisos y metas difusas; hacer el gongyo, pero no tener oraciones específicas durante la recitación; hacer el gongyo y asistir a las actividades de la Soka Gakkai pasivamente, por obligación; ser propensos a las quejas; no sentir alegría, entusiasmo ni agradecimiento; tener poco espíritu de búsqueda; ser indolente en el trabajo y olvidar la importancia de poner en práctica la fe en la vida diaria.
Creo que, en menor o mayor medida, todos podemos sentirnos identificados con estas tendencias. Después de todo, somos seres humanos, no entidades infalibles. Pero el Daishonin nos advierte: «Si su fe se debilita y usted no consigue manifestar la budeidad en esta existencia, no me lo reproche a mí».8
Nuestra práctica budista no es una obligación; es un derecho que nos permite lograr la felicidad. El beneficio que obtenemos es proporcional a nuestra determinación y a nuestro esfuerzo en la fe.
Del discurso pronunciado en la reunión nacional de representantes, en Tokio, el 15 de marzo de 1992.
La sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.
- *1Sobre las persecuciones acaecidas al venerable, en Los escritos de Nichiren Daishonin (END), págs. 1042-1043.
- *2Las espadas del bien y del mal, en END, pág. 475.
- *3La supremacía de la Ley, en END, pág. 644.
- *4Persecución de Tatsunokuchi: Fallido intento, instigado por poderosas figuras del gobierno, de decapitar al Daishonin al amparo de la noche en la playa de Tatsunokuchi, en las afueras de Kamakura, el 12 de setiembre de 1271.
- *5La felicidad en este mundo, en END, pág. 715.
- *6El general Tigre de Piedra, en END, pág. 997.
- *7Sobre las persecuciones acaecidas al venerable, en END, pág. 1043.
- *8Carta a Niike, en END, pág. 1075.