Parte 2: La revolución humana
Capítulo 20: Aliento para los jóvenes [20.10]
20.10 La base del auténtico humanismo es valorar y cuidar a los padres
En una carta dirigida a su joven discípulo Nanjo Tokimitsu, Nichiren Daishonin escribe: «La persona que practica el Sutra del loto está saldando la deuda de gratitud contraída con sus padres».1 El presidente Ikeda discurre sobre este pasaje para enseñar a los jóvenes la importancia del agradecimiento a los padres.
Una vez, durante una reunión informal con los miembros de la División de Jóvenes, el señor Toda nos preguntó cuál de todos los discípulos del Daishonin nos gustaba más. Le respondí sin dudar un instante:
—¡Nanjo Tokimitsu!
Cuando Tokimitsu tenía apenas siete años,2 perdió a su padre —un hombre de gran integridad— a causa de una dolencia física. El niño conoció al Daishonin poco tiempo después, cuando este último fue a orar a la tumba del fallecido. Y ese encuentro fue imborrable para él. A partir de ese momento, consideró al Daishonin su mentor y, junto a su madre, practicó la fe con devoción sincera.
Tokimitsu estudió, se fortaleció y llegó a ser un excelente joven. A los dieciséis años, fue hasta el monte Minobu para visitar a su maestro. El Daishonin se sintió muy feliz de comprobar cuán sobresaliente se había convertido aquel joven discípulo. Un año después [en 1275], le envió una carta titulada Las cuatro virtudes y las cuatro deudas de gratitud. En este texto, le enseña a Tokimitsu que el camino del budismo es ser buenos hijos, respetar a quienes nos han criado, y saldar las deudas de agradecimiento que nos unen a ellos.
El significado directo del pasaje [que dice: «La persona que practica el Sutra del loto está saldando la deuda de gratitud contraída con su padre y su madre»3] es que practicar el Sutra del loto equivale a ser buenos hijos. En otras palabras, el Sutra del loto tiene el poder de saldar la deuda de gratitud con nuestros padres. La cita también se puede leer como un mensaje para Tokimitsu en el que se señala que aquellos que creen en la Ley Mística no deben olvidar de tratar con agradecimiento a los progenitores.
Un pasaje de las célebres «Guías para la juventud» escritas por el presidente Toda dice:
Nuestra lucha requiere que cultivemos un profundo amor compasivo hacia todos los seres. Sin embargo, hay muchos jóvenes incapaces de sentir amor profundo por sus padres. ¿Cómo esperar que puedan sentir sincera preocupación por otros? El esfuerzo por superar la indiferencia y la frialdad en su propia vida y por lograr el mismo estado de amor benevolente que el Buda es la esencia de la revolución humana.4
El amor y el agradecimiento a los padres son los basamentos del humanismo genuino.
Las personas que se destacan en diferentes ámbitos son consideradas y muy respetuosas con sus progenitores. Lo he visto en numerosas relaciones de amistad que he tenido con líderes de todo el mundo.
En su carta, el Daishonin le recuerda a Tokimitsu que su madre, cuando lo llevó en su vientre, debe de haber experimentado sufrimientos que le hizo pensar en la muerte, y que el dolor que ha tenido que soportar al dar a luz, es imposible de imaginar.5
En verdad, sus madres habrán tenido que soportar un inmenso dolor en el momento en que nacieron. Parir es una lucha a vida o a muerte. Ese solo hecho debería hacernos sentir una profunda gratitud a nuestras madres.
Por eso, el señor Toda siempre era muy estricto con los jóvenes que no eran respetuosos con quienes los habían criado. Una vez, a un joven que causaba preocupaciones a sus padres, le dijo con voz atronadora: «¿¡Tienes idea de cuanto sufrimiento les estás haciendo pasar?!».
Inmediatamente después del pasaje que acabo de citar, el Daishonin agrega: «Aunque uno no sienta en su fuero interno que lo esté haciendo, el poder de este sutra le permite saldar dicha deuda [de gratitud con los padres]».6
Tal como describen estas palabras, la Ley Mística tiene el poder de guiar a todas las personas a la felicidad. Cuando uno ora con fe en esta Ley y lleva una vida firme y correcta, activa las funciones positivas del universo y manifiesta en forma natural un estado de vida que le permite valorar y atesorar a sus progenitores.
Sus padres se esfuerzan días tras días con suma seriedad como miembros de la Soka Gakkai, con determinación y tenacidad, por la causa del bien supremo. Junto conmigo, están dedicando su existencia a cumplir la misión más noble y elevada, en aras del kosen-rufu.
Aunque trabajan por el bien superior, muchas veces son criticados o ridiculizados sin razón. Pero sobrellevan estas experiencias amargas con paciencia y se dedican al bienestar de sus semejantes, al budismo y a la sociedad, siempre perseverando con fortaleza invencible. Su conducta merece más elogios que cualquier autoridad o celebridad.
La Soka Gakkai fue construida por personas así, comunes, corrientes, y ajenas a todo reconocimiento. Han invitado a dialogar a uno tras otro para hacer que esta organización sea hoy un notable movimiento mundial por la paz, la cultura y la educación.
Han hecho esfuerzos indescriptibles con el afán de abrir el camino a la victoria y el deseo de que sus amados hijos gozaran de gran buena fortuna y beneficios.
Aunque no lo digan con palabras, todo empeño que consagran, todo trabajo que despliegan y todo daimoku que entonan es por ustedes. Así es el amor de quienes nos dan la vida.
Ustedes viven envueltos y firmemente protegidos por el daimoku de sus padres, que oran por su salud, su crecimiento y su felicidad.
Espero que se sientan orgullosos de ellos, que reconozcan su sincera dedicación a la práctica budista y a la Soka Gakkai, y que lleguen a ser personas de gran sabiduría, capaces de respetar y valorarlos desde lo más hondo del corazón y hacer todo lo que esté a su alcance por retribuir lo mucho que les deben.
Quizá algunos de ustedes, como Tokimitsu, hayan quedado huérfanos. Pero recuerden que, aun cuando no estén presentes físicamente, perviven siempre en su corazón. Cuando entonan Nam-myoho-renge-kyo, ellos están allí, en el Gohonzon. Siempre los acompañarán, en el nivel más profundo de la vida.
Tal vez algunos de sus padres no sean miembros de la Soka Gakkai, o quizá, por otros motivos, tengan una relación difícil. En cualquier caso, les pido que con una postura abierta y magnánima continúen orando por la felicidad de ellos.
Pónganse de pie por decisión propia, con valor, y vivan enérgicamente basados en la fe. Triunfen en su juventud, y conquisten victorias audaces. Estudien mucho, cultiven su cuerpo y su intelecto, y sean grandes líderes del kosen-rufu y de la sociedad.
Dar lo mejor en este momento, aunque signifique una lucha, es la mejor forma de saldar la deuda de gratitud con sus padres. Esta sinceridad hará que brille en su corazón la inseparabilidad de maestro y discípulo.
Espero que mantengan vivo dentro de ustedes el espíritu de sus padres y de la Soka Gakkai, y que perpetúen el legado de los mentores y discípulos de la Soka.
De la serie de estudio Los escritos de Nichiren y la relación de maestro y discípulo, publicada en japonés en setiembre de 2010.
La sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.
- *1The four virtues and the four debts of gratitude (Las cuatro virtudes y las cuatro deudas de gratitud), en The Writings of Nichiren Daishonin (WND), Tokio: Soka Gakkai, 2006, vol. 2, pág. 638.
- *2Las edades de Nanjo Tokimitsu, aquí y más adelante, se calculan según la usanza tradicional del Japón que asigna un año de edad a la persona cuando nace.
- *3The four virtues and the four debts of gratitude (Las cuatro virtudes y las cuatro deudas de gratitud), en WND, vol. 2, pág. 638.
- *4TODA, Josei: Toda Josei Zenshu (Obras completas de Josei Toda), Tokio: Seikyo Shimbunsha, 1991, vol. 1, pág. 60.
- *5Véase The four virtues and the four debts of gratitude (Las cuatro virtudes y las cuatro deudas de gratitud), en WND, vol. 2, pág. 638.
- *6Ib.