Parte 2: La revolución humana
Capítulo 20: Aliento para los jóvenes [20.8]
20.8 A las integrantes de la División Juvenil Femenina
En los albores del nuevo siglo, el presidente Ikeda brinda importantes orientaciones a las integrantes de la División Juvenil Femenina, con el deseo de que cada una de ellas, sin excepción, sea auténticamente feliz.
En una carta dirigida a una discípula [la monja laica de Ueno], el Daishonin escribe: «Ni la tierra pura ni el infierno existen fuera de nosotros mismos; ambos se encuentran en nuestro corazón. Cuando uno toma conciencia de esto, pasa a llamarse buda; mientras lo ignora, sigue siendo una persona común».1
La felicidad y el infierno están dentro de uno mismo, dentro de su mente y de su corazón.
La fama y la felicidad no garantizan la dicha. Tampoco ser populares significa que seamos felices. Ni siquiera los honores y las distinciones o riquezas nos brindarán felicidad.
El bienestar genuino yace en activar la fuente interior de felicidad eterna, absoluta e indestructible que es Nam-myoho-renge-kyo, una ley que resplandece en lo profundo de su ser, aunque ustedes todavía estén forjándose, mientras procuran cultivar su vida. Esta es la esencia del budismo.
El propósito de nuestra fe es triunfar en la vida. Y el budismo es un conjunto de principios que nos permite encaminarnos hacia esa meta.
Para llevar una existencia triunfal, necesitamos esforzarnos en la vida cotidiana como siempre, cumpliendo nuestras responsabilidades cotidianas, y redoblando nuestros esfuerzos por transitar el camino hacia el kosen-rufu.
Cuando lo hagan, su vida resplandecerá con un espíritu infinitamente noble. Los innumerables budas de las diez direcciones y de las tres existencias las protegerán a todas, loables y humildes mensajeras del Buda, como a supremas vencedoras de la humanidad.
No se extravíen persiguiendo ilusiones. Nadie puede ser feliz siguiendo a alguien que ignora los principios de la felicidad genuina. La forma absolutamente correcta de vivir es seguir el budismo de Nichiren Daishonin, un verdadero campeón del humanismo que enseñó el gran camino hacia la dicha verdadera.
Nunca olviden que las personas que practican esta enseñanza tienen por delante un maravilloso mundo de eterna victoria.
El rumbo de su vida está determinado por quienes tomarán como modelo. ¿Seguirán a políticos calculadores, o impostores perversos, o tal vez a manipuladores codiciosos? No se dejen engañar. La elección decisiva está en tomar como referencia a Nichiren Daishonin, la entidad misma del universo.
No importa la clase de padre, madre o hermanos que tengan, si ustedes logran la budeidad podrán conducir a todos ellos también a la iluminación. El corazón de la Soka yace en construir una identidad fuerte y feliz.
Mucha gente vive bajo la ilusión de que el matrimonio decidirá la felicidad. Pero, uno puede disfrutar de inmensa dicha aunque no forme pareja. Lo importante es construir una identidad inamovible, sobre los cimientos de una fe correcta. Ese es el camino para lograr una genuina satisfacción en la vida.
Un pájaro que no vuela pierde la capacidad de volar. Sus alas se atrofian y no puede disfrutar del gozo de surcar el cielo. Un atleta olímpico que no corre ni se entrena no puede ganar ningún torneo. Un holgazán, que no se esfuerza, ni toma acción ni avanza, termina fracasando en la vida.
La esencia de la felicidad yace en perseverar en algún reto o en avanzar en pos de una meta o propósito. Cuando en su etapa juvenil trabajan sin flaquear en bien de los demás y de la Ley, ¡cuán magníficas personas llegarán a ser! Mientras hacen su revolución humana, construirán un estado de vida realmente amplio.
Tal vez sepan que mi esposa Kaneko asistió a la reunión inaugural de la División Juvenil Femenina cuando era responsable de grupo [en 1951], en la ciudad de Tokio, escenario de sus actividades desde la adolescencia, donde se dedicó al kosen-rufu con todo su corazón.
Orgullosa de ser una miembro de la División Juvenil Femenina de Tokio [como todas ustedes], salió a las calles heladas durante la histórica campaña de Febrero, en el cabildo Kamata [en 1952],2
a alentar a sus amigas y a transmitirles activamente la filosofía del Daishonin.
Como la casa de sus padres era el centro de actividades de la Soka Gakkai, solía invitar a las reuniones de diálogo a sus superiores del trabajo, también colaboraba para que los encuentros fueran amenos, y recibía con una sonrisa a quienes llegaban a su hogar día y noche. Como integrante de esta agrupación juvenil, se ofrecía para entretener y leerles libros de cuentos a los hijos de las señoras que asistían a las actividades.
Sin esperar que nadie la elogiara o reconociera sus esfuerzos, siempre cumplió el juramento que hizo al presidente Makiguchi y trabajó junto al señor Toda. Ayudaba a su madre, que era responsable de cabildo de la División Femenina; alentaba a su padre, que era el líder de la División de Señores, y daba lo mejor de sí en bien del kosen-rufu con sinceridad, dedicación y perseverancia.
Mi esposa dice que esa etapa en que activó como integrante de la División Juvenil Femenina fue el período más memorable de su vida, en que trazó las bases de su fe, su práctica y su existencia.
Todas sus compañeras, en cada rincón del mundo, están recorriendo con seriedad esta ruta que conduce a la felicidad absoluta. La Ley Mística es el grandioso principio que gobierna el funcionamiento del universo. No hay otro camino hacia la paz en el siglo xxi
.
¡Avancemos juntos por esta senda! La posición social, la riqueza, los privilegios y el linaje familiar no tienen nada que ver con la felicidad. No es propio del budismo pensar que serán felices cuando las cosas salgan como sueñan o cuando puedan hacer tal o cual cosa.
«[L]o importante es el corazón»,3
recalca el Daishonin. El corazón es la fe; y la fe es un requisito indispensable para la felicidad.
La clave está en ser felices aquí y ahora, en la condición en que se encuentran y en las circunstancias actuales, tal como son.
¡Mis jóvenes amigas, sean pioneras de la vida! ¡Sean grandes campeonas de la dicha! ¡No desperdicien su vida en distracciones frívolas y en placeres vacíos! ¡Marchen en la primera fila hacia la felicidad esencial!
Todas las deidades celestiales, así como los budas y bodisatvas de todo el universo, brincando de radiante alegría, protegerán su vida enérgica, las colmarán de alabanzas supremas y las guiarán en su viaje hacia la felicidad.
Del mensaje dirigido a la reunión nacional de líderes de cabildo de la División Juvenil Femenina de Tokio, celebrada el 9 de febrero de 2001.
La sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.
- *1El infierno es la Tierra de la Luz Tranquila, en Los escritos de Nichiren Daishonin (END), pág. 478.
- *2Campaña de Febrero: En febrero de 1952, el presidente Ikeda, quien por entonces era asesor del cabildo Kamata, en Tokio, inició una dinámica campaña de propagación. Junto con los miembros de Kamata, batió las marcas preexistentes de propagación, que eran de unos cien ingresos mensuales, y logró que doscientas una nuevas familias se sumaran a la Soka Gakkai y a la práctica del budismo de Nichiren Daishonin.
- *3La estrategia del «Sutra del loto», en END, pág. 1045.