Parte 3: El kosen-rufu y la paz mundial
Capítulo 21: Una vida dedicada al kosen-rufu [21.8]
21.8 La Soka Gakkai es un magnífico espacio de inspiración y empoderamiento
El presidente Ikeda, contemplando el lejano futuro del kosen-rufu de hoy a cien o doscientos años, recalcó la importancia de forjar personas que posean una profunda filosofía y un firme amor compasivo, capaces de contribuir a la felicidad del género humano.
En uno de sus escritos, el Daishonin observa: «Hasta una sola semilla se multiplica»1 al ser plantada. El esfuerzo que inicia una persona, aunque pase inadvertido a los ojos de muchos, con el tiempo puede dar lugar a resultados impactantes.
Yo siempre actúo de todas las maneras que tengo a mi alcance para promover el kosen-rufu, mirando hacia el futuro distante, de hoy a cien y doscientos años.
Estamos sembrando semillas en todos los ámbitos del quehacer humano que, algún día, serán árboles grandes y frondosos, cargados de magníficas flores. Por lo tanto, no hay que dejarse influir por los fenómenos cambiantes y las circunstancias superficiales del presente.
El Daishonin escribe: «Así como todas las clases de plantas y árboles brotan de la tierra, así todas las diversas enseñanzas del Buda son propagadas por seres humanos».2 Este pasaje, leído en el contexto de nuestro movimiento, significa que todo depende de las personas. No son los bienes materiales ni los edificios que posean. La educación, la paz y la cultura, en definitiva, dependen de cuantos individuos podamos forjar que desempeñen un papel activo en la promoción de esas actividades.
Mi maestro, Josei Toda, siempre recalcaba que lo esencial eran los valores humanos. Él y yo debatíamos a menudo sobre el futuro del kosen-rufu, vislumbrando la idea de que la Soka Gakkai llegara a ser un magnífico espacio de inspiración y empoderamiento.
El movimiento de la SGI, en efecto, es una iniciativa grandiosa, sin precedentes, cuya razón de ser es cultivar y nutrir al ser humano basado en la suprema filosofía y en el amor compasivo del budismo Nichiren. Lo importante no es la organización en sí, sino forjar a las personas.
El avance que logre la propagación mundial del budismo dependerá de nuestra capacidad de forjar individuos que marchen a la vanguardia en pos de esta tarea. Quiero afirmar claramente que cada uno de ustedes es alguien así, un noble pionero de nuestro movimiento.
Estamos participando en una empresa de magnitud realmente colosal, que se desplegará en los más de diez mil años del Último Día de la Ley. Es una labor monumental, para abrir rutas a la paz y a la felicidad de todo el género humano, basados en el principio supremo de la Ley Mística.
Hay tantas personas en el mundo que todavía ignoran la existencia de esta gran filosofía. No es algo que pueda comprarse, ni con las riquezas más grandes del mundo. Es la ley primordial que gobierna la vida y el universo. Solo cuando nos fundamentamos en esa Ley, habrá una verdadera alborada para la humanidad. No hay tarea mayor, ni hay forma de vida más trascendente.
En el transcurso de esta larga gesta, es natural que de tanto en tanto debamos superar obstáculos y dificultades. Pero precisamente esas adversidades nos dan la oportunidad de crecer y de experimentar una alegría incalculable una vez que las vencemos. Y cuando nos esforzamos con fe pura y valerosa, todos los retos se convierten en fuentes de beneficios y buena fortuna, y en trampolines para saltar hacia un futuro mucho más brillante.
Del discurso pronunciado en una reunión general de la SGI celebrada en Tokio, el 22 de setiembre de 1988.
Sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.