Parte 3: El kosen-rufu y la paz mundial
Capítulo 23: Valorar a cada persona [23.2]
23.2 Todos poseen una noble misión
Shakyamuni siempre valoraba al máximo a cada persona: buscaba guiar a todos a la iluminación, sin descartar jamás a nadie. El presidente Ikeda cita una anécdota que ilustra esta actitud y explica que cada uno de nosotros tenemos una valiosa misión que nadie más puede cumplir en nuestro lugar.
Quiero contarles una historia sobre una persona común que mantuvo una magnífica relación de maestro y discípulo con Shakyamuni. Un relato de profundo valor porque nos muestra que todos tenemos una misión en la vida, se refiere a un discípulo del Buda llamado Chudapanthaka, conocido por su mala memoria. Tan así era que no se acordaba ni de su propio nombre. El Daishonin dice que era «la persona más olvidadiza de todo el continente de Jambudvipa [el mundo entero]».1
Chudapanthaka se había sumado a la comunidad de discípulos de Shakyamuni junto con su hermano mayor. Pero, aunque mucho se esforzaba, no avanzaba en su práctica budista, y los demás se burlaban de él por la lentitud de su aprendizaje. Un día, hasta su propio hermano se exasperó y le dijo que se marchara de la comunidad, que volviera a su casa, porque nunca llegaría a ser un buen discípulo. Chudapanthaka confesaba haberse sentido muy desalentado, al rememorar ese momento, pero al mismo tiempo abrigaba la esperanza de que debía de haber alguna enseñanza que él fuese capaz de dominar.
Justo entonces se le acercó su maestro, Shakyamuni, quien le acarició la cabeza comprensivamente. Asiéndolo del brazo, lo acompañó de regreso a la Orden budista. Imagino la enorme alegría de Chudapanthaka al ver la consideración de su mentor, en su momento de mayor desolación. Aunque todos los demás lo habían rechazado, su mentor creía en él, lo aceptaba tal como era y lo comprendía; y eso hizo que Chudapanthaka se sintiera repleto de una nueva determinación.
Al poco tiempo, Shakyamuni lo instruyó de una manera que le permitió elevar su estado de vida y prestar un servicio jubiloso a sus compañeros. Chudapanthaka asistió a su maestro fielmente y perseveró en sus esfuerzos exactamente como su mentor le había indicado. Y porque obró de esa manera, prevaleció y triunfó.
En el Sutra del loto, Shakyamuni predice que él y su hermano llegarán a ser budas, ambos con el nombre Brillo Universal. Aunque Chudapanthaka parecía tonto y olvidadizo, en verdad llegó a vivir con enorme sabiduría y máximo valor.
En una carta a uno de sus discípulos, escrita en junio de 1275, el Daishonin escribe:
Chudapanthaka fue incapaz de memorizar una enseñanza de catorce ideogramas en tres años y, sin embargo, logró la budeidad. Por otro lado, Devadatta, habiendo aprendido de memoria sesenta mil enseñanzas, cayó en el infierno del sufrimiento incesante. Estos ejemplos representan exactamente la situación que vive el mundo en esta última época. Jamás suponga que se refieren a otras personas y que no guardan relación con usted.2
¿Qué nos vuelve admirables como practicantes del budismo Nichiren? Ciertamente, no es nuestra cuna ni nuestra posición social lo que determina nuestra virtud; tampoco las capacidades inherentes que tengamos. Somos respetables en la medida en que nos dedicamos sin flaquear a apoyar a los demás y ayudarlos a ser felices. Esa fe y ese humanismo diligentes no pueden ser ignorados. La persona así es la más noble de todas, y es la que logrará la budeidad.
Del discurso pronunciado en una reunión general de la SGI, celebrada en el Reino Unido el 11 de junio de 1994.
Sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.