Parte 3: El kosen-rufu y la paz mundial
Capítulo 23: Valorar a cada persona [23.9]
23.9 El presidente Makiguchi valoraba a cada individuo
El presidente Ikeda reafirma el espíritu original de la Soka Gakkai recordando la actividad llevada a cabo por su fundador, Tsunesaburo Makiguchi, quien atesoraba a cada ser individualmente y, pese a su avanzada edad, viajaba largas distancias para transmitir la Ley Mística a otros, e incluso a un solo individuo.
El señor Makiguchi declaró: «¿Cuál es la razón de ser social de una religión, si no trabajar por la felicidad de la humanidad y hacer del mundo un lugar mejor?».1
La religión solo tiene significado cuando está dedicada al bienestar de los individuos, la gente y la sociedad. Darse por satisfecho con la salvación o los beneficios personales, ignorando las desdichas ajenas, no se trata de una fe auténtica.
El budismo Nichiren es una enseñanza consagrada a trabajar por la paz y la felicidad de todo el género humano.
Como resultado de los constantes esfuerzos del señor Makiguchi por difundir las enseñanzas del Daishonin, la membrecía de la Soka Kyoiku Gakkai (Asociación pedagógica para la creación de valores, precursora de la Soka Gakkai) comenzó a aumentar sostenidamente a partir de 1940. Esto se debió al enfoque revolucionario que había adoptado para propagar este budismo. Su labor se centraba en visitar un hogar tras otro y en dialogar con las personas individualmente, una por una. Había llegado a la conclusión de que esa era la única forma de hacerlo.
El señor Makiguchi, un gran estudioso, al principio había pensado que sus escritos serían un medio eficaz de transmisión, pero luego vio que no era así. Entonces, probó dirigiéndose a grandes grupos de gente en conferencias y reuniones numerosas. Pero eso también resultó poco efectivo. Los libros no habían servido, y los encuentros de gran envergadura tampoco. Así que decidió encontrarse individualmente con las personas. Esto lo llevó a comprender que «el único camino es encontrar unos pocos amigos de pensamiento afín».2
A partir de este enfoque, la propagación avanzó significativamente. En forma gradual comenzaron a surgir valores humanos. Antes, hablaba frente a una multitud en sucesivas reuniones; pero solo un puñado de participantes seguían practicando después. No obstante, con ese nuevo enfoque la membrecía pronto se incrementó de tal manera que a cada reunión general iban más de quinientos asistentes.
A través del intercambio que se mantenía en las reuniones de diálogo y en los encuentros de pequeños grupos, la gente llegaba a comprender la validez del budismo Nichiren y adquiría convicción en sus enseñanzas. Así, uno tras otro los nuevos invitados se esforzaban en la práctica budista y experimentaban el beneficio de la fe en su vida.
Esta perspectiva sumó un nuevo oleaje de practicantes.
El señor Makiguchi siempre adoptaba un enfoque experimental y ponía sus ideas a prueba. Exploraba las cosas por sí mismo para llegar a la conclusión más fiable. Era una persona realmente extraordinaria. Es fácil entender por qué el señor Toda lo apreciaba tanto.
Iba sin problemas a cualquier lugar para poder encontrarse con una sola persona. En una oportunidad, para reunirse a conversar con los padres de un joven que había ingresado en la Soka Kyoiku Gakkai en Tokio, viajó a Kagoshima (en Kyushu, que, de las islas principales del Japón, es la que se encuentra más al sudoeste). Fue un recorrido extremadamente largo en un vagón de tren de tercera clase; a un hombre de su edad avanzada tiene que haberle resultado agotador. Pero, en bien del budismo, él nunca escatimaba esfuerzos. Gracias a su sinceridad, pudo hacer que los padres del joven comprendieran correctamente el budismo Nichiren.
Fue precisamente en uno de estos viajes a Suzaki, en Shimoda (localidad de la prefectura de Shizuoka), al que había ido para dialogar con una persona, donde el señor Makiguchi fue arrestado.
Muchos se sintieron inspiradas a ingresar en la Soka Kyoiku Gakkai y comenzaron a practicar el budismo Nichiren gracias a la voz vibrante y juvenil de nuestro fundador, a su convicción absoluta y a su ejemplo de sinceridad y benevolencia.
Las semillas que el señor Makiguchi había plantado en todo el Japón echaron raíces que no fueron removidas por la durísima política de control ideológico que ejercieron las autoridades militaristas durante la guerra. Sobrevivieron y volvieron a crecer. Hoy, a partir de esas raíces, la Soka Gakkai se ha desarrollado en un árbol imponente, que ninguna fuerza puede doblegar. Se ha convertido en una organización global. Estoy seguro de que el presidente Makiguchi se sentiría complacido.
De Haha no mai (La danza de las madres), publicado en japonés en enero de 2000.
Sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.
- *1MAKIGUCHI, Tsunesaburo: Soka Kyoikugaku Taikei (El sistema pedagógico de la creación de valor), en Makiguchi Tsunesaburo Zenshu (Obras completas de Tsunesaburo Makiguchi), Tokio: Daisanbunmei-sha, 1982, vol. 5, pág. 356.
- *2MAKIGUCHI, Tsunesaburo: Makiguchi Tsunesaburo Zenshu (Obras completas de Tsunesaburo Makiguchi), Tokio: Daisanbunmei-sha, 1987, vol. 10, pág. 21