Parte 3: El kosen-rufu y la paz mundial
Capítulo 28: Los tres presidentes fundadores y el camino de maestro y discípulo [28.24]

La última entrega de la novela seriada La nueva revolución humana, escrita por el presidente Ikeda, se publicó en el Seikyo Shimbun el 8 de setiembre de 2018. Este es un fragmento de un ensayo que escribió una semana después, en el cual exhorta a los miembros de todo el mundo a acompañarlo en una nueva partida para impulsar el kosen-rufu.

El 8 de setiembre llegó a su fin, con la publicación de la última entrega consecutiva, el trigésimo volumen de mi novela La nueva revolución humana.

Si incluimos la narrativa precedente, La revolución humana, que comencé a escribir en Okinawa (en diciembre de 1964), el proceso de escritura me llevó 54 años.

Desde el primer día, determiné consagrarme a esta tarea mientras viviera. Gracias al sincero apoyo de mis camaradas de fe, he tenido el inmenso beneficio de «prolongar la vida a través de la fe».1 Como resultado de ello, he podido llevar ambas obras a término en medio de un gran desarrollo del kosen-rufu mundial, tal como había prometido lograr a los presidentes Makiguchi y Toda.

Como discípulo, mi profunda emoción no tiene límites y mi agradecimiento va más allá de las palabras.

Quiero reiterar mi sincera gratitud a todos los miembros del Japón y del mundo que, de un modo u otro, apoyaron esta empresa de todas las formas posibles.

Me conmoví al enterarme de que muchos se habían entristecido, sabiendo que echarían de menos las entregas. Pero si hay algo que no tiene fin es el reto de la revolución humana que emprendemos el maestro y los discípulos.

Recuerdo algo que vi, una vez, durante una actuación de nuestra Banda de Pífanos y Percusión. Una joven que se encontraba en la parte trasera del escenario, amortiguaba velozmente con la mano la reverberación de su instrumento cada vez que lo golpeaba (para poder interpretar el nuevo compás). Para mí, era como si nos dijera: «No dejemos que se extienda más de la cuenta el eco de un logro; siempre avancemos hacia la nota siguiente». Este espíritu de la «verdadera causa»,2 de avanzar invariablemente hacia lo que sigue, tomando este momento como punto de partida, es el corazón del budismo Nichiren. El telón que cae al final de un desafío es el telón que se abre para dar paso al acto siguiente.

Esta es la esencia de las palabras del Daishonin: «Fortalezcan su fe día tras día y mes tras mes. Si su determinación flaquea tan solo un instante, las funciones demoníacas sacarán ventaja».3

Hace 25 años, en setiembre de 1993, poco después de comenzar a escribir La nueva revolución humana, di una conferencia en la Universidad de Harvard titulada «El budismo Mahayana y la civilización del siglo XXI». Allí, expuse las siguientes preguntas: ¿Fortalecen las religiones al ser humano o, más bien, lo debilitan? ¿Alientan las religiones lo bueno que hay en el ser humano o lo malo que hay en él? ¿Se torna más o menos sabio el ser humano, a partir de la religión?

Una religión realmente humanística debe permitir a la gente destinada a vivir en tiempos turbulentos y en épocas de cambio ser cada vez mejor, más fuerte, más sabia, y adquirir un crecimiento continuo. Y el budismo Nichiren —nuestra religión de revolución humana— lo torna posible.

La motivación con que escribí La nueva revolución humana fue entablar un diálogo de vida a vida con los jóvenes de todo el Japón y del mundo, de la misma manera que mi mentor me había impartido una capacitación individual en lo que yo di en llamar la «Universidad Toda».

Hoy, en todo el orbe hay jóvenes Bodisatvas de la Tierra4 que están estudiando el espíritu de la revolución humana y haciendo propio el corazón de Shin’ichi Yamamoto. Estoy feliz de ver que están, audaz y enérgicamente, dando prueba de un éxito brillante tanto en su vida como en el kosen-rufu, tal como yo esperaba.

La revolución humana comienza con el capítulo «El amanecer», donde detalla la determinación con que mi maestro se puso de pie, por sí solo, para disipar la oscuridad de la guerra. Y termina con el capítulo «Un nuevo amanecer», donde se ve al discípulo, en absoluta unión espiritual con su mentor, heredando la misión que este le ha legado.

Por su parte, La nueva revolución humana comienza con el capítulo «La salida del Sol». Allí se describe al mentor y a los discípulos de la Soka emprendiendo la misión del kosen-rufu mundial con la energía del sol naciente.

Es un relato sobre mi trabajo incansable como extensión de mi mentor, para llevar al mundo la luz benevolente del budismo Nichiren. Allí se narra mi salto a las filas de la gente, del pueblo, para generar un torbellino de diálogo.

Y el capítulo que cierra la novela se titula «Juramento».

Nichiren Daishonin señala: «Mi deseo es que todos mis discípulos puedan hacer un gran juramento»5 y «El “gran juramento” se refiere a la propagación del Sutra del loto».6

A través de hacer el mismo juramento que nuestro mentor —propagar la gran Ley de Nam-myoho-renge-kyo— podemos activar el poder infinito y la fortaleza inherente a los nobles Bodisatvas de la Tierra.

El sol del juramento de maestro y discípulo es un faro que ilumina la Madre Tierra y el futuro infinito cada vez con más intensidad, hoy como nunca.

En cada país y continente, tenemos amigos. Los pueblos del mundo nos están esperando.

Con renovada determinación, iniciemos una nueva partida con destino al kosen-rufu mundial, el objetivo de la paz global que la humanidad tanto ansía.

Avanzaré. Y les pido que ustedes también lo hagan.
Lucharé. Y les pido que luchen conmigo.
¡Yo venceré! Y les pido que triunfen a mi lado.

¡Unámonos para irradiar la inmensa luz de la revolución humana y escribir una nueva gesta sublime sobre el maestro y los discípulos de la Soka! ¡Nuestro viaje dedicado a cumplir el juramento es eterno y sin fin!

De la serie de ensayos «El eterno castillo de la Soka», publicada en japonés en el Seikyo Shimbun el 15 de setiembre de 2018.