Parte 3: El kosen-rufu y la paz mundial
Capítulo 29: Una religión cuyo propósito sea la felicidad humana [29.3]
29.3 El amanecer de una revolución religiosa
En 1998, siete años después de que la Soka Gakkai lograra su independencia espiritual de la Nichiren Shoshu, el presidente Ikeda declaró con digno orgullo la completa victoria del Renacimiento Soka, y el nuevo inicio de la Soka Gakkai hacia el kosen-rufu mundial, al fin libre del dogmatismo autoritario impuesto por un clero corrupto.
La Novena Sinfonía es el clamor que brotó del corazón del gran compositor alemán Ludwig van Beethoven; en ella, nos pide que superemos el sufrimiento y alcancemos un estado de alegría. Es una composición noble y eterna; una inspiradora oda al triunfo del espíritu humano que nos une a todos como congéneres.
El 3 de octubre de 1990, se interpretó la Novena Sinfonía para festejar triunfalmente la reunificación de Alemania Occidental y Alemania Oriental, lograda al cabo de largos años de sufrimiento.
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A mediados de diciembre de ese año, poco después de la unificación de ambas naciones, la sede central de la Soka Gakkai recibió un documento del Departamento Administrativo de la Nichiren Shoshu, titulado «Sumario». Allí se afirmaba que cantar el «Oda a la alegría» de la Novena Sinfonía de Beethoven en alemán era interpretar un himno cristiano, y que representaba una «alabanza a una enseñanza no budista». El clero formuló una vehemente objeción a la propuesta que, el mes anterior, yo había formulado en la reunión de líderes de la sede central de la Soka Gakkai (el 16 de noviembre de 1990) en la cual había sugerido que los miembros organizaran una gran interpretación coral del «Himno a la alegría».
Ese «Sumario» me atribuía dichos falsos y tergiversaba mis palabras, queriendo hacerme ver como alguien que actuaba contra la Ley y contra el Sumo Prelado.
La Soka Gakkai solicitó una oportunidad de dialogar sobre el asunto, pero las autoridades del clero se negaron. Evadieron toda conversación y se mantuvieron fuera de vista.
Entonces, a fin de año, con el pretexto de modificar el reglamento de la Nichiren Shoshu me apartaron de mi cargo como representante principal de todas las organizaciones laicas de la institución.
Pero su verdadero móvil era más que evidente. Querían expulsarme a mí, desmembrar a la Soka Gakkai y someter a nuestros miembros a la autoridad del clero. Su propósito era crear una jerarquía inamovible que permitiera a los sacerdotes, y sobre todo al Sumo Prelado en la cúspide, dominar y controlar completamente a los seguidores laicos.
Esto equivalía a destruir las enseñanzas y los principios verdaderos de Nichiren Daishonin, quien afirmó la dignidad y la igualdad de todas las personas declarando que eran torres de los tesoros e hijos del Buda; es decir, seres dotados inherentemente del potencial de la budeidad.
Por otro lado, al condenar y discriminar el arte y la cultura, que son expresiones del espíritu humano, el clero no se diferenciaba de tantos déspotas inhumanos y sacerdotes represivos que habían existido en la historia.
Si no se ponía freno a semejante accionar, el budismo Nichiren quedaría reducido a una extraña religión esotérica cuyo fin es oprimir a sus creyentes.
Como si no bastara con ello, en esa época salieron a la luz muchos otros graves problemas referidos al clero. Se conocieron flagrantes transgresiones a las enseñanzas del Daishonin, como la consagración de una nueva sepultura ancestral del sumo prelado Nikken Abe en el cementerio de un templo Zen. Estábamos ante sacerdotes rapaces, ávidos de dinero, que exigían altísimos honorarios por celebrar servicios fúnebres y preparar ofrendas de toba1 en memoria de los difuntos. Y además estaban los interminables casos de conducta licenciosa y corrupta que se permitían los sacerdotes.
En bien del kosen-rufu, no podíamos consentir que se ultrajara y pisoteara de ese modo la integridad del budismo Nichiren, una enseñanza humanística que existe para la felicidad de todas las personas. Teníamos que proteger el espíritu intachable del Daishonin a toda costa. Nuestra postura resuelta al respecto marcó la alborada de una nueva revolución religiosa.
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Un año después, el 28 de noviembre de 1991, la Nichiren Shoshu excomulgó a la Soka Gakkai, la organización que siempre había obrado exactamente de acuerdo con la enseñanza correcta del budismo Nichiren.
Cuando esto ocurrió, nuestros miembros no se alarmaron en ningún sentido. Entendieron claramente que la conducta escandalosa del sumo prelado Nikken representaba lo que el Daishonin había expresado en sus escritos como la función del Rey Demonio del Sexto Cielo,2 cuyo propósito es destruir el budismo.
La Soka Gakkai ha promovido el kosen-rufu activamente cumpliendo su misión como heredera de la voluntad del Buda. Al excomulgar a nuestra organización, el clero se ha excluido, por sus propias acciones, de la herencia de la fe. Ha reincidido en su propia conducta corrupta en la Segunda Guerra Mundial, a los graves actos contra la Ley que cometió al menospreciar y traicionar al Daishonin.
La excomunión también marcó la independencia espiritual de la Soka Gakkai y nos liberó del cepo de un clero envidioso y ruin, que solo quería tener a los creyentes laicos bajo su control.
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Han transcurrido siete años desde entonces.
El resultado de la lucha entre el bien y el mal en el budismo, y las funciones de causa y efecto han sido claras e inexorables.
La decadencia del clero, que bajo el mandato de Nikken cayó en el desorden y en la destrucción, es un hecho incuestionable. Sus seguidores son las personas más desdichadas, incapaces de ver el engaño y los errores que cometen los sacerdotes.
En cambio, ¡miren nuestra jubilosa red global de miembros que trabajan por el kosen-rufu, cada vez más numerosa y extensa! ¡Escuchen sus voces que cantan llenas de esperanza y expresan la dicha de una vida colmada de vitalidad y de beneficios!
El nuevo humanismo de la Soka, nacido del budismo Nichiren, está conectando a la gente más allá de las fronteras étnicas y nacionales, y cosecha elogios en todo el mundo, como un faro de esperanza en la nueva época.
Los numerosos líderes del mundo que hoy visitan las sedes de la Soka Gakkai en busca de una filosofía de paz y de humanismo dan prueba de la integridad de nuestro movimiento, tal como el buda Muchos Tesoros testimonió la verdad de las enseñanzas expresadas por Shakyamuni en el Sutra del loto.
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Un auténtico compromiso con el humanismo significa luchar férreamente contra el mal y cortarlo de raíz.
Las voces de los miembros que entonan la «Oda a la alegría» resuenan a lo ancho y a lo largo del mundo, mientras la bandera tricolor de la Soka Gakkai flamea en el cielo de una nueva era.
Ha comenzado un nuevo y potente impulso hacia el kosen-rufu, en este año nuevo y en esta nueva era de la Soka.
De la serie de ensayos «Reflexiones sobre “La nueva revolución humana”», publicada en japonés en el Seikyo Shimbun el 23 de diciembre de 1998.
Sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.
- *1Toba: Tablillas recordatorias tradicionales para los fallecidos, que los templos cobraban a los creyentes. Los sacerdotes las inscribían con pasajes de los sutras, el nombre póstumo del fallecido, etcétera..
- *2Rey Demonio del Sexto Cielo: También conocido como Rey Demonio o demonio celestial. Soberano de las funciones demoníacas, que habita en el sexto cielo del mundo del deseo, el más alto de todos. También se lo llama «El Que Goza Manipulando a Su Voluntad el Producto de las Cosas Conjuradas por Otros», el rey que utiliza a su placer el fruto del esfuerzo ajeno. Asistido por incontables funciones subsidiarias, obstruye la práctica budista y disfruta consumiendo la vitalidad de otros seres, como manifestación de la ignorancia fundamental inherente a la vida humana. Este Rey Demonio personifica la tendencia negativa a imponer la propia voluntad sobre los demás a cualquier costo.