Parte 1: La felicidad; Capítulo 6: El principio de la floración de los «cerezos, ciruelos, duraznos y albaricoques» [6.2]
6.2 Desplegar nuestras cualidades positivas
En este extracto de La nueva revolución humana, al término de un encuentro de la División de Estudiantes, el protagonista Shin’ichi Yamamoto (alter ego del presidente Ikeda) alienta a un joven que se muestra preocupado por su carácter retraído.
—La timidez y la tranquilidad pueden verse como dos aspectos complementarios de la misma naturaleza —explicó Shin’ichi—. Cuando esa naturaleza se expresa como serenidad, es una virtud; cuando se manifiesta como debilidad o timidez, puede ser un defecto. Toda vez que las características subjetivas adquieren el signo de una debilidad, suelen causar sufrimiento.
»Por ejemplo, las personas temperamentales y de carácter fuerte generalmente se enredan en conflictos con sus colegas. Y esta tendencia causa tensiones que alteran mucho el ambiente de trabajo. En algunos casos, por esta impulsividad pierden el empleo o son despedidos. Y como esto es parte de su naturaleza, lo más probable es que el problema aflore en cualquier lugar donde deba intervenir.
»Nuestra naturaleza primordial no cambia, pero a través de la práctica budista podemos reorientar esa naturaleza de manera positiva. Nichiren Daishonin afirma: «Uno llega a comprender y a ver que todo —el cerezo, el ciruelo, el duraznero y el albaricoquero— sin sufrir ningún cambio y en su propia entidad, posee los tres cuerpos [del buda] de los que está eternamente dotado».1
»El budismo nos enseña el medio para que cada uno de nosotros, tal como somos, obtengamos la felicidad y hagamos surgir lo mejor de nuestra disposición y potencial innato, de una manera análoga a como florecen los cerezos, ciruelos, albaricoqueros y durazneros, cada uno conservando sus características singulares.
»La gente temperamental suele ser también apasionada y tener un claro sentido de lo correcto y lo incorrecto. Cuando estas personas se esfuerzan en la práctica budista, progresivamente dejan de perder los estribos por cosas banales, pero profundizan su compromiso en la lucha contra el mal y la injusticia.
»De la misma manera, las personas que tienden a ser demasiado complacientes o fáciles de manipular, por otro lado, también son bondadosas y se llevan bien con la gente. La práctica budista les permite fortalecer este último aspecto positivo de su naturaleza. Llamamos «revolución humana» a este proceso de transformarnos positivamente. Lo importante es cómo hacer viable ese cambio interior.
»Básicamente, la clave yace en entonar Nam-myoho-renge-kyo y en seguir desarrollándonos como personas. Al mismo tiempo, es muy importante reflexionar sobre uno mismo, descubrir las cualidades problemáticas y las inclinaciones de la propia vida.
»Todos tenemos defectos. Quizá tendamos a culpar a otros cuando las cosas salen mal. O tal vez nos falte perseverancia, o no seamos personas abiertas a las opiniones de los demás… Estas limitaciones pueden convertirse en tendencias negativas que obstruyen la felicidad y el crecimiento personal.
»Pero es difícil darse cuenta de esta propensión a menos que alguien nos la señale. Allí es donde intervienen nuestros predecesores y compañeros de fe: no solo nos ayudan a ver esos aspectos negativos, sino también nos alientan y apoyan en el proceso de batallar contra nuestros límites. Para cambiar una tendencia negativa, es necesario hacer un daimoku serio y sincero.
»Además, las actividades de la Soka Gakkai son un espacio excelente para fortalecer y cultivar nuestra personalidad. Como escribe Nichiren Daishonin: «[C]uando el hierro es forjado, los defectos del material afloran a la superficie».2
»Negarnos a ser vencidos por nuestras debilidades y triunfar en cada desafío es la clave de nuestro fortalecimiento y desarrollo, y también el camino de la revolución humana, mediante el cual podemos superar nuestras tendencias negativas. Las actividades de la Soka Gakkai son el «lugar de la práctica» y el «campo de entrenamiento» donde fortalecemos y desarrollamos nuestra vida. Al consagrarnos a nuestra misión por el kosen-rufu y al procurar nuestro crecimiento interior, también podemos transformar nuestro destino.
Adaptado de La nueva revolución humana, volumen 16, capítulo «Con alma y vida».
La «sabiduría para ser feliz y crear la paz» es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.