Parte 1: La felicidad; Capítulo 6: El principio de la floración de los «cerezos, ciruelos, duraznos y albaricoques» [6.7]

Sea usted mismo. Lo único que debe hacer es perseverar en la práctica del daimoku y avanzar con libertad, del modo que le resulte natural, fiel a su propia identidad. El budismo Nichiren expone el principio de «iluminar y manifestar la verdadera naturaleza de uno mismo».1 La práctica del budismo Nichiren permite dar brillo a esa naturaleza singular. De otro modo, seríamos falsos. Está claro que debemos enfocarnos en nuestra revolución humana, pero no hay ninguna necesidad de adoptar poses o fingir elocuencia, sabiduría o amor compasivo.

Lo importante es sostener el esfuerzo diario, hacer daimoku por la felicidad de los semejantes, ser considerados y amables con cada persona que tenemos frente a nosotros, y cultivar los aspectos positivos de la personalidad. Pero, como señaló el señor Toda, si uno no puede tratar bien a su pareja o a los seres más cercanos, mucho menos podrá atesorar a los demás. El amor compasivo no es algo que fluya fácilmente.

Con seguridad, la forma más digna y correcta de vivir es avanzar tal como somos, como gente común, empeñarnos en mejorar gradualmente basados en la práctica de Nam-myoho-renge-kyo. El budismo Nichiren es la gran Ley abierta a todas las personas; no impone a los practicantes exigencias ridículas o irrazonables.

De la sesión de preguntas y respuestas celebrada durante una reunión de gongyo con miembros de la Soka Gakkai Bharat, en la India, el 16 de febrero de 1992.