Capítulo 1:
Vida y enseñanza de Nichiren Daishonin
1. La vida de Nichiren Daishonin
Motivado por su amor compasivo y su compromiso invariable, Nichiren Daishonin (1222-1282) dedicó su vida a propagar la Ley Mística —Nam-myoho-renge-kyo— para erradicar el sufrimiento humano y permitir a cada persona revelar su propio estado innato de budeidad. En su lucha por confrontar y erradicar los males que obstruían la felicidad de la gente, debió superar obstáculos y persecuciones implacables durante toda su vida.
1) Infancia y juventud
El Daishonin nació el 16 de febrero de 12221 en el poblado costero de Kataumi, en la aldea de Tojo, distrito de Nagasa, provincia de Awa.2 Sus padres, de origen humilde, se ganaban la vida como pescadores.
A los doce años inició sus estudios en un templo cercano llamado Seicho-ji. En esta etapa de su vida, juró llegar a ser la persona más sabia del Japón.3 Su aspiración fue adquirir la sabiduría de las enseñanzas budistas para superar los sufrimientos fundamentales de la vida y la muerte, y así guiar a sus padres y a todas las personas a la felicidad genuina.
A los dieciséis años, con el afán de profundizar su comprensión de las enseñanzas budistas, se ordenó formalmente en el sacerdocio y estudió bajo la tutela de Dozen-bo, un sacerdote instructor del Seicho-ji. Poco después, según él mismo describe, recibió «una joya de sabiduría, refulgente como el lucero matinal».4 Esto puede interpretarse como una referencia a la Ley Mística, que es la esencia del budismo.
Después, el Daishonin viajó a Kamakura, Kioto, Nara y otros centros de estudios budistas. Allí, analizó detenidamente los sutras y comentarios atesorados en templos de importancia, como el Enryaku-ji, sede de la escuela Tendai, situado en el monte Hiei. Este período de investigación le permitió familiarizarse con las bases doctrinales de cada escuela. Confirmó así que el Sutra del loto contenía las enseñanzas budistas más profundas y excelsas, y que la ley de Nam-myoho-renge-kyo, con respecto a la cual se había iluminado, representaba la esencia de dicho sutra y el medio para liberar a todas las personas del sufrimiento en el nivel fundamental. También entendió que su misión era transmitir a otros Nam-myoho-renge-kyo, la enseñanza para que todas las personas del Último Día de la Ley lograran la iluminación.
[Nota: El Último Día de la Ley se refiere a la época en que el budismo del buda Shakyamuni pierde su capacidad de guiar a la gente a la iluminación. En general, se consideraba que el «Último Día» comenzaría dos mil años después de la muerte del Buda. En el Japón, se tomó como inicio de este período el año 1052].
2) La proclamación de su enseñanza
A través de sus estudios en centros budistas importantes, el Daishonin confirmó su misión de propagar la Ley Mística —Nam-myoho-renge-kyo— y el medio para hacerlo. Inició su lucha sabiendo que esto provocaría grandes resistencias y ataques.
El 28 de abril de 1253, cerca del mediodía, rebatió las enseñanzas erróneas del Nembutsu y de otras escuelas budistas de su época en el templo Seicho-ji, y anunció que Nam-myoho-renge-kyo era la única enseñanza budista correcta que podía guiar a la iluminación a todas las personas del Último Día de la Ley. A esto se lo conoce como el «establecimiento de su enseñanza». Tenía 32 años. A partir de ese momento, aproximadamente, comenzó a usar el nombre Nichiren (literalmente, «sol-loto»).
Su denuncia de las doctrinas del Nembutsu, en ocasión de proclamar Nam-myoho-renge-kyo, provocó la furia de Tojo Kagenobu, quien además de ser un ardiente practicante del Nembutsu era el administrador de la localidad; es decir, un funcionario del gobierno con poderes de policía y de recaudación tributaria. Kagenobu puso en marcha un ataque armado contra el Daishonin, quien advertido casi sobre la hora, logró apenas escapar con vida.
Se trasladó a Kamakura, sede del gobierno militar, y se estableció en un pequeño albergue en Nagoe (en un lugar que posteriormente sería identificado como Matsubagayatsu). Allí inició una intensa labor por transmitir su enseñanza. Nichiren Daishonin propagó Nam-myoho-renge-kyo al mismo tiempo que ponía en evidencia los errores doctrinales del Nembutsu y de la escuela Zen, que habían ganado influencia y aceptación en Kamakura.
Durante esta primera etapa de propagación, se convirtieron a la enseñanza del Daishonin discípulos prominentes, como Toki Jonin, Shijo Kingo (Shijo Yorimoto) y Ikegami Munenaka (el mayor de los hermanos Ikegami).
3) La presentación del tratado Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra
Este período inicial de transmisión coincidió con una serie de calamidades y desastres naturales que azotaron gravemente al país: condiciones climáticas extremas, terremotos intensos, hambrunas, incendios y epidemias. Uno de los episodios más devastadores fue el terremoto de la era Shoka, que sacudió la región de Kamakura en agosto de 1257 y destruyó numerosos hogares y edificios importantes en dicha ciudad.
Esta catástrofe impulsó al Daishonin a escribir un tratado, que tituló Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra.5 Allí, esclareció la causa fundamental del sufrimiento y el medio para que las personas pudieran erradicar dicha causa. El 16 de julio de 1260, envió el tratado a Hojo Tokiyori, regente retirado del gobierno militar de Kamakura que, tras bambalinas, seguía manejando las riendas del poder. (Este episodio se considera la primera advertencia del Daishonin al gobierno.)
En el texto mencionado, declaró que la causa profunda de todas esas calamidades era la adhesión del pueblo a doctrinas erróneas, y la consiguiente denigración de la enseñanza budista correcta. Además, declaró que la más perniciosa de todas esas doctrinas era el Nembutsu, popularizado en el Japón por el sacerdote Honen.
El Daishonin exhortó a la población a no depender de enseñanzas distorsionadas y a depositar su fe en la enseñanza correcta del budismo, sin más demora, pues esa era la manera de construir una tierra próspera y pacífica. Advirtió que la fe reiterada en creencias nocivas conduciría a dos males que todavía no se habían producido pero que ocurrían sin falta: la rebelión interna y la invasión extranjera, dos de «las tres calamidades y los siete desastres» que mencionaban los sutras.
[Nota: «Las tres calamidades y los siete desastres» son un conjunto de hechos infaustos que describen los sutras budistas y que varían ligeramente según la fuente. Las «tres calamidades», en general, son la inflación o suba en el precio de los cereales (especialmente, el encarecimiento que conduce a hambrunas); la guerra y las epidemias. Los «siete desastres» abarcan catástrofes naturales y climáticas, y fenómenos planetarios o siderales extraordinarios].
Sin embargo, las autoridades ignoraron su sincera advertencia y dieron consentimiento implícito a los seguidores del Nembutsu para que estos iniciaran una persecución contra el Daishonin.
Semanas después de que este presentara su tratado, un grupo de creyentes del Nembutsu asaltó su vivienda y atentó contra su vida. (Este episodio se conoce como la «persecución de Matsubagayatsu».) Por fortuna, el Daishonin escapó ileso de este ataque, aunque se alejó de Kamakura durante un breve período.
Al año siguiente, a poco de regresar a la ciudad, el 12 de mayo de 1261 fue arrestado por las autoridades y sentenciado al exilio en Ito, provincia de Izu. Esto se conoce como el «exilio a Izu». En febrero de 1263 obtuvo el perdón y volvió a Kamakura.
En 1264, retornó a su aldea natal, en Awa, para visitar a su madre enferma. El 11 de noviembre de ese mismo año, el Daishonin y un grupo de seguidores se dirigieron a Amatsu (también en la provincia de Awa) para visitar a otro practicante llamado Kudo que vivía en ese lugar. Mientras cruzaban la aldea de Tojo, al pasar por un paraje conocido como Matsubara fueron emboscados por un grupo armado a las órdenes del administrador Tojo Kagenobu. Durante el ataque, el Daishonin sufrió la fractura de la mano izquierda y una herida en la frente. Uno de sus seguidores murió en el acto. Este episodio se conoce como la «persecución de Komatsubara».
4) La persecución de Tatsunokuchi. «Desechar lo transitorio y revelar lo verdadero»
En 1268, el Imperio mongol envió una carta oficial a Kamakura exigiendo la subordinación del Japón y amenazando con una invasión militar en caso de que sus pretensiones no fuesen satisfechas. Esta situación puso al país frente al peligro tangible y real de una invasión extranjera.
El Daishonin, entonces, escribió once cartas de advertencia a funcionarios de alto nivel, como el regente Hojo Tokimune, y a los priores de los templos budistas más prominentes de Kamakura. En estas misivas, recalcó que el peligro inminente de una invasión coincidía con lo predicho en su tratado Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra, y expresó su deseo de entablar un debate público y oficial con los sacerdotes de las principales escuelas budistas.
Pero ni las autoridades ni la cúpula religiosa tomaron en serio el mensaje del Daishonin. Por el contrario, el gobierno consideró que la comunidad de creyentes del Daishonin era una amenaza contra la estructura del poder establecido y comenzó a reprimirla a través de diversas medidas.
En esa época, los sacerdotes que elevaban rogativas de la Palabra Verdadera gozaban de gran ascendiente ya que el gobierno les había encargado la misión de orar por la derrota del ejército mongol. Otra figura muy influyente era el sacerdote Ryokan (también conocido como Ninsho), prior del templo Gokuraku-ji afiliado a la escuela Preceptos-Palabra Verdadera, que estaba vinculado con figuras poderosas del gobierno en Kamakura.
El Daishonin, en este período, denunció sin vacilar los errores de las escuelas budistas de su época, que debilitaban espiritualmente al pueblo y a la sociedad japonesa en general.
En el verano de 1271, en respuesta a una larga sequía, el gobierno ordenó a Ryokan que orase para producir lluvias. Al enterarse de esto, el Daishonin elevó una propuesta a este sacerdote: si Ryokan conseguía que lloviera en siete días, él lo adoptaría como maestro; pero si sus rogativas fracasaban, Ryokan debía adoptar la fe en el Sutra del loto. Pasó una semana y, al ver que sus oraciones no producían resultado, este pidió una prórroga de siete días más. Sin embargo, tampoco consiguió su cometido. En lugar de llover, se desataron vendavales terribles.
Ryokan había fracasado, pero en lugar de reconocer honorablemente la derrota, juró enemistad al Daishonin. Utilizando el nombre de un sacerdote del Nembutsu de su confianza, presentó a las autoridades una denuncia contra el Daishonin, alegando diversas acusaciones. Se valió de su influencia en las altas esferas del gobierno y de su influencia sobre las esposas de los funcionarios para instigar una persecución contra su adversario.
Aunque Ryokan era venerado por la población como un sacerdote virtuoso y honesto, en realidad llevaba una vida de privilegios, utilizaba el poder en beneficio propio y promovía intereses personales en alianza con figuras del gobierno.
El 10 de setiembre de ese año (1271), el Daishonin fue citado por el gobierno e interrogado por Hei no Saemon-no-jo Yoritsuna (también conocido como Taira no Yoritsuna), jefe interino de la Oficina de Asuntos Militares y Policiales, cuyo titular era el propio Regente. En esa audiencia, el Daishonin confrontó a su interrogador y, citando las enseñanzas budistas correctas, le advirtió cuál debía ser la actitud correcta de los gobernantes de una nación.
Dos días después, el 12 de setiembre, Hei no Saemon-no-jo marchó al frente de una escuadra de soldados armados hacia la vivienda del Daishonin. Allanó su morada y lo llevó detenido, tratándolo como a un sedicioso. En esa oportunidad, confrontando severamente a Hei no Saemon-no-jo, señaló que, al hostigar a Nichiren, las autoridades acababan de «derribar el pilar del Japón»6, y advirtió que, con ello, harían recaer sobre el país las calamidades de una rebelión interna y una invasión extranjera. Los episodios que tuvieron lugar el 10 y el 12 de setiembre constituyen la segunda advertencia al gobierno.
Esa noche, de improviso, el Daishonin fue llevado por un grupo de soldados armados a una playa situada en Tatsunokuchi, en las afueras de Kamakura. Por órdenes de Hei no Saemon-no-jo y de otros conspiradores, debían decapitarlo en secreto en ese lugar. Pero cuando el verdugo alzó su espada para descargar el golpe, de pronto se vio una brillante estela de luz que cruzó el cielo en dirección noreste, hacia la isla cercana de Enoshima. Los soldados sintieron que era un presagio aterrador y desistieron de darle muerte. (Este episodio se conoce como la «persecución de Tatsunokuchi».)
Este hostigamiento resultó ser de extrema importancia para el Daishonin. Al triunfar sobre la persecución de Tatsunokuchi, se despojó de su estado transitorio como persona no iluminada y sujeta al sufrimiento y al karma. Sin abandonar su condición humana, asumió su identidad verdadera y original, es decir, la de un buda de infinita sabiduría y amor compasivo (el Buda del tiempo sin comienzo o Buda eterno). A esto se le llamó «abandonar lo transitorio y revelar lo verdadero».
A partir de este episodio, las acciones del Daishonin correspondieron a las del Buda del Último Día de la Ley; también desde este momento comenzó a inscribir el Gohonzon, para que todas las personas pudieran adoptarlo como objeto fundamental de devoción.
5) El exilio a Sado
Mientras el gobierno deliberaba qué hacer con el Daishonin tras el fallido intento de deshacerse de él en Tatsunokuchi, este permaneció un mes bajo custodia en la residencia de Homma Shigetsura (gobernador militar delegado de la provincia de Sado), situada en Echi, provincia de Sagami.7 Durante este lapso, los seguidores del Daishonin en Kamakura fueron sometidos a toda clase de persecuciones, y acusados, por ejemplo, de homicidios, incendios intencionales y otros delitos.
Finalmente, se decidió sentenciar al Daishonin al exilio en la isla de Sado.8 El 10 de octubre partió de Echi, y el 1.° de noviembre fue dejado en el cementerio de Tsukahara, en Sado. Le asignaron como morada una pequeña choza en ruinas llamado Sammai-do, que en su momento se había utilizado para oficiar ritos fúnebres. Allí, el Daishonin se vio expuesto a condiciones de vida atroces. El clima en Sado era glacial, y debió sobrevivir sin alimentos ni abrigo. Y estaba rodeado de hostiles creyentes del Nembutsu que esperaban una oportunidad para quitarle la vida.
Mientras tanto, en Kamakura, los seguidores del Daishonin también sufrían persecuciones constantes. En este período, algunos incluso fueron encarcelados, expulsados o privados de sus tierras. La mayoría de los que practicaban su enseñanza comenzaron a dudar y abandonaron la fe por miedo o por afán de preservación.
El 16 y 17 de enero del año siguiente, 1272, varios cientos de sacerdotes budistas de Sado y de las provincias cercanas se reunieron para decidir la forma de eliminar al Daishonin. Pero Homma Shigetsura, el administrador local, propuso que en vez de matarlo lo vencieran en una confrontación religiosa. Esto dio lugar a un debate que permitió al Daishonin refutar por completo las enseñanzas erróneas de las diversas escuelas budistas allí representadas. (Este episodio se conoce como el debate de Tsukahara.)
En febrero, una facción del clan gobernante Hojo se alzó en rebelión; hubo luchas armadas en Kamakura —sede del gobierno militar— y en Kioto —capital del Imperio—. A estos hechos se los conoció, históricamente, como los «disturbios del segundo mes» o la «rebelión de Hojo Tokisuke». Así pues, la rebelión interna se produjo 150 días después de haberla predicho en su advertencia a Hei no Saemon-no-jo, durante la persecución de Tatsunokuchi.
A comienzos del verano de ese año, el Daishonin fue transferido de Tsukahara a Ichinosawa, también en Sado, pero siguió viviendo bajo amenaza constante de los agresivos seguidores del Nembutsu.
Nikko Shonin, su futuro sucesor, permaneció al lado del Daishonin durante todo su exilio en Sado, dispuesto a seguirlo y servirlo con fidelidad, y a compartir sus sufrimientos. Paralelamente, numerosos isleños comenzaron a practicar sus enseñanzas; entre ellos, Abutsu-bo y su esposa, la monja laica Sennichi.
En los meses de su destierro en Sado, el Daishonin escribió muchas obras fundamentales. Dos de ellas, de importancia capital, son La apertura de los ojos y El objeto de devoción para observar la vida.
El primero de ambos, escrito en febrero de 1272, explica que el Daishonin es el devoto del Sutra del loto en el Último Día de la Ley y que practica exactamente de acuerdo con las enseñanzas de dicho sutra. En definitiva, revela su identidad como Buda del Último Día de la Ley, dotado de las tres virtudes del soberano, el maestro y el padre, para guiar a la iluminación a todas las personas que viven en esa época.
Por su parte, El objeto de devoción para observar la vida —que el Daishonin terminó de escribir en abril de 1273—, expone el objeto de devoción de Nam-myoho-renge-kyo, en el cual debe depositar su fe la gente del Último Día de la Ley para lograr el estado de budeidad.
En febrero de 1274, el Daishonin fue indultado y, un mes más tarde, abandonó Sado para volver a Kamakura.
En abril volvió a encontrarse con Hei no Saemon-no-jo y, en esa oportunidad, formuló una estricta advertencia y denunció que el gobierno estaba ordenando al clero del Japón orar por la derrota de los mongoles basado en enseñanzas de Palabra Verdadera y de otras escuelas budistas erróneas. Además, en respuesta a una pregunta directa de Hei no Saemon-no-jo, predijo que la invasión mongola tendría lugar antes de que terminara el año. (Esto representa la tercera advertencia a las autoridades del gobierno.)
Tal como predijo el Daishonin, en octubre de 1274 una gran flota mongola atacó Kyushu, la más occidental de las cuatro islas principales del Japón, hecho que se conoció como la primera invasión mongola.
Con ello, se cumplieron las dos predicciones que había formulado Nichiren Daishonin en el tratado Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra: la rebelión interna y la invasión extranjera.
Esa fue la tercera vez que el Daishonin advirtió directamente a los gobernantes y predijo la ocurrencia de desastres en el país. Escribió, tras afirmar que sus pronósticos se habían cumplido: «En tres oportunidades, he adquirido distinción por poseer este conocimiento».9
6) La vida en el monte Minobu
Ante el rechazo del gobierno a su advertencia final, el Daishonin decidió marcharse de Kamakura y mudarse a la aldea de Hakii, emplazada sobre las laderas del monte Minobu, en la provincia de Kai.10 El administrador de la comarca era Hakii Sanenaga, quien gracias a la tarea de propagación de Nikko Shonin, se contaba entre los seguidores del Daishonin.
Este llegó al monte Minobu en mayo de 1274. Su traslado a ese lugar retirado no significó, de ningún modo, un retiro del mundo.
Allí escribió muchas de sus obras principales, como La selección del tiempo y Saldar las deudas de gratitud. En estos textos, esclareció enseñanzas fundamentales; en particular, las Tres grandes leyes secretas: el objeto de devoción de la enseñanza esencial, el santuario de la enseñanza esencial y el daimoku de la enseñanza esencial.
Además, disertó extensamente sobre el Sutra del loto y se dedicó a forjar discípulos que pudieran impulsar en el futuro el kosen-rufu, enseñar y difundir la Ley Mística con miras a lograr la paz y la felicidad de todas las personas.
En este período, también escribió numerosas cartas a sus seguidores de todo el país; en ellas, los instruyó y alentó con paciencia para que pudieran perseverar con fe firme, triunfar en la vida y lograr el estado de budeidad.
7) La persecución de Atsuhara y el propósito del advenimiento del Daishonin
Una vez que el Daishonin fijó su residencia en el monte Minobu, Nikko Shonin se ocupó activamente de la propagación en el área de Fuji de la provincia de Suruga.11 Allí, a instancias de Nikko, muchos sacerdotes y seguidores de la escuela Tendai abandonaron sus creencias anteriores y empezaron a practicar las enseñanzas del Daishonin.
Sin embargo, estas iniciativas provocaron la hostilidad y la persecución de los templos Tendai provinciales; a tono con esto, los nuevos conversos comenzaron a recibir amenazas.
El 21 de setiembre de 1279, las autoridades detuvieron a veinte campesinos seguidores del Daishonin en Atsuhara, una aldea de la provincia de Suruga. Tras acusarlos de delitos que no habían cometido, los enviaron a Kamakura. En la residencia de Hei no Saemon-no-jo, los creyentes fueron atormentados en duros interrogatorios equiparables a la tortura. Aunque recibieron todo tipo de presiones para abandonar la fe en el Sutra del loto, ni uno solo renunció a sus creencias.
Tres de los veinte detenidos —los hermanos Jinshiro, Yagoro y Yarokuro— murieron ejecutados, y a los otros diecisiete se los expulsó de sus lugares de residencia. (Esta sucesión de hechos se conoce como la «persecución de Atsuhara».)
La disposición de estos seguidores a dar la vida por sus creencias convenció al Daishonin de que la gente común, sin privilegios sociales, había desarrollado una fe firme y sólida, capaz de resistir grandes persecuciones. En su escrito Sobre las persecuciones acaecidas al venerable, fechado el 1.° de octubre de 1279, señala que en el vigésimo séptimo año desde que estableció su enseñanza, finalmente «cumplió el propósito de su advenimiento».12
Cuando aún era niño, el Daishonin había jurado adquirir la sabiduría necesaria para comprender la esencia del budismo y liberar a todas las personas del sufrimiento en un nivel fundamental. El propósito rector de toda su vida había sido cumplir esa promesa. Al exponer la enseñanza de Nam-myoho-renge-kyo, Ley fundamental para la iluminación de toda la humanidad, y al revelar las Tres grandes leyes secretas, estableció a perpetuidad las bases firmes del kosen-rufu.
Durante la persecución de Atsuhara, hubo personas comunes que abrazaron la fe en Nam-myoho-renge-kyo —que comprende las tres grandes leyes secretas— y se dedicaron a ella sin escatimar la vida. Esto demostró que el budismo de Nichiren Daishonin era una enseñanza que sería promovida y defendida por el pueblo, y una enseñanza para la iluminación de todo el género humano.
De esa manera, el Daishonin cumplió el «propósito de su advenimiento» en este mundo.
Durante la persecución de Atsuhara, los seguidores del Daishonin se esforzaron en la fe con la unión de «distintas personas con un mismo propósito». Su joven discípulo Nanjo Tokimitsu, administrador de una aldea cercana a Atsuhara, trabajó sin descanso para proteger a sus camaradas de fe.
8) La muerte del Daishonin y la sucesión de Nikko Shonin
El 8 de setiembre de 1282, a instancias de sus discípulos y a pesar de su salud quebrantada, el Daishonin partió de Minobu, donde llevaba nueve años de residencia, y se dirigió a la provincia de Hitachi13 para aprovechar las propiedades curativas de las aguas termales. En mitad de camino, cuando pasaban por la provincia de Musashi,14 hizo un alto en la residencia de su seguidor Ikegami Munenaka —el mayor de los hermanos Ikegami— que vivía en la localidad homónima. Durante su permanencia en este lugar, comenzó a hacer disposiciones testamentarias.
Consta que el 25 de setiembre, a pesar de estar gravemente enfermo, ofreció a sus seguidores una disertación acerca de su tratado Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra.
El Daishonin falleció en la residencia de Ikegami Munenaka a los 61 años, el 13 de octubre de 1282. De ese modo concluyó su noble vida dedicada a la lucha como devoto del Sutra del loto.
Tras la muerte del Daishonin, Nikko Shonin fue el único sacerdote-discípulo que se esforzó por el kosen-rufu con la misma valentía que su mentor, tanto en las acciones como en su espíritu. Basado en su conciencia de sucesor, Nikko Shonin siguió denunciando los actos contra la Ley y confrontando a las autoridades del gobierno. Atesoró cada uno de los escritos del Daishonin y se refirió a ellos como los «escritos honorables» (en japonés, Gosho); enseñó a todos los discípulos a leerlo y estudiarlo considerándolo la escritura para el Último Día de la Ley. También forjó a muchos discípulos excelentes que se esforzaron en la práctica y el estudio del budismo.
2. Nam-myoho-renge-kyo
Nam-myoho-renge-kyo es la esencia del budismo y es la Ley fundamental percibida por Nichiren Daishonin para resolver los sufrimientos de toda la humanidad. Aquí explicaremos solo algunos aspectos importantes de Nam-myoho-renge-kyo.
1) La Ley fundamental que permea el universo y la vida
Nam-myoho-renge-kyo es la Ley fundamental presente en todo el universo y en todas las manifestaciones de la vida.
Shakyamuni, iniciador del budismo, consideró y asumió los pesares de la gente como sus propias aflicciones; con esta conciencia, buscó la forma de resolver el sufrimiento humano. En el proceso, comprendió la verdad de que la Ley fundamental del universo y la vida, eterna y presente en todo lo que existe, estaba en su propio ser. Este descubrimiento hizo que se lo conociera como el Buda o «El Iluminado». A partir de entonces, con sabiduría y amor compasivo, transmitió numerosas enseñanzas que, tiempo después, se compilaron en forma de «sutras» budistas. De todas estas escrituras, la que expone de manera más esencial la verdadera iluminación del Buda es el Sutra del loto.
Nichiren Daishonin elucidó que esa Ley con respecto a la cual Shakyamuni se había iluminado —es decir, la Ley que permite trascender el sufrimiento en un nivel profundo y guiar a las personas a la felicidad genuina— era Nam-myoho-renge-kyo.
La Ley esencial para lograr la budeidad
Los budas son personas que han corporizado la Ley en su vida, han superado el sufrimiento de raíz y han establecido un estado de vida interior de felicidad absoluta.
La Ley de Nam-myoho-renge-kyo es el principio o medio esencial para el logro de la budeidad.
La Ley eterna inherente a la vida de todas las personas
Los budas son personas que han comprendido la verdad de que la Ley no existe solo en su vida, sino también en la de todos los seres. Comprenden que esa Ley omnipresente trasciende los límites de la vida y la muerte, y no se pierde ni se destruye en ninguna circunstancia.
En suma, la Ley de Nam-myoho-renge-kyo es universal, es inherente a todos los seres y es eterna, en la medida en que pervive a través del pasado, presente y futuro (las tres existencias).
2) El profundo significado asociado al nombre Nam-myoho-renge-kyo
El profundo significado de la Ley fundamental se evidencia en su nombre, Nam-myoho-renge-kyo.
Myoho-renge-kyo es el título completo del Sutra del loto en japonés y se traduce como «El Sutra del loto de la Ley prodigiosa (o mística)».
La Ley del universo y de la vida revelada en esta escritura se llama «mística» (myoho) porque es difícil de comprender y de escrutar.
El loto (renge) se emplea como metáfora para apreciar las características distintivas de la Ley Mística.
Crece en el agua estancada y sucia, pero produce flores puras y fragantes, que no se contaminan con la impureza del medio ambiente. Esta imagen tiene mucho en común con las personas que practican la Ley Mística y tienen fe en ella. Aunque viven en el mundo real atravesado de sufrimientos, conservan la pureza de sus pensamientos y acciones, y además enseñan y guían a los demás a la iluminación.
Además, el loto se diferencia de otras plantas en que dentro del capullo hay una vaina de semillas (el fruto del loto), de manera tal que la flor y el fruto crecen y aparecen al mismo tiempo. La flor (causa) y el fruto (efecto) existen juntos en forma simultánea. Esto presenta una analogía con el estado de budeidad, que aun sin ser discernible, existe en la vida de las personas comunes que todavía no han manifestado ese estado de vida; además, la imagen del loto sugiere que cuando alguien llega a ser un buda, no pierde los estados de vida característicos de las personas comunes.
Kyo, que significa «sutra», indica que el Sutra del loto (cuyo título es Myoho-renge-kyo) contiene la verdad eterna —la Ley Mística— y que la gente debe venerarlo y depositar su fe en él.
Nam o Namu es la transcripción china de la palabra sánscrita namas que significa «inclinación» o «reverencia». Este término también se tradujo con caracteres chinos que significan «dedicar o consagrar la vida» (kimyo). Dedicar la vida, en este sentido, significa consagrarse en cuerpo y alma a la Ley, y aspirar a practicarla y encarnarla con todo nuestro ser.
Nam-myoho-renge-kyo es el corazón y la esencia del Buda, que se expresa en su conducta compasiva y sabia para guiar a todos los seres a la iluminación.
3) El estado de vida iluminado de Nichiren Daishonin
Aunque el Sutra del loto enseña la Ley fundamental del universo y de la vida, no revela de manera explícita la naturaleza exacta o el nombre de dicho principio.
Nichiren Daishonin desentrañó que la Ley expresada en el Sutra del loto existía en su propia vida y reveló que esa Ley era Nam-myoho-renge-kyo.
En otras palabras, Nam-myoho-renge-kyo no solo es el título del Sutra del loto —Myoho-renge-kyo— precedido del prefijo Nam, sino el nombre de la Ley en sí misma.
En la acción de revelar que la Ley era Nam-myoho-renge-kyo, el Daishonin permitió, en términos reales, liberar a la gente del sufrimiento y de la ilusión —derivados de la ignorancia sobre la verdadera naturaleza de la vida—, y construir un estado de felicidad indestructible.
Por eso reconocemos y respetamos a Nichiren Daishonin como el Buda del Último Día de la Ley; es decir, el Buda de esta época de aflicciones y de confusión.
Nam-myoho-renge-kyo es el estado iluminado de budeidad o identidad verdadera del Daishonin, quien corporizó en su propio ser la Ley que permea el universo y todo lo que existe.
Las personas comunes son la Ley Mística
El estado de vida de la budeidad también es inherente a la vida de la gente común; es decir, existe potencialmente en cada ser. Todas las personas son Nam-myoho-renge-kyo de manera intrínseca y primigenia.
Sin embargo, como ignoran esa verdad, no pueden activar el poder y las funciones de la Ley de Nam-myoho-renge-kyo que existe de manera latente en su interior. Tomar conciencia de esa verdad es el estado de vida de los budas; ignorar o cuestionar esa verdad es el estado de vida de una persona no iluminada. Cuando tenemos fe en Nam-myoho-renge-kyo y lo practicamos, en nuestra vida se activan y expresan el poder y las funciones de la Ley Mística. De esa forma, manifestamos el estado de vida de la budeidad.
4) El objeto de devoción para la práctica, revelado en forma de mandala
Nichiren Daishonin representó su propia budeidad o estado iluminado de vida en la forma gráfica de un mandala. Este objeto de devoción (en japonés, Gohonzon) para nuestra práctica budista; es decir, para que las personas comunes podamos manifestar Nam-myoho-renge-kyo en nosotros mismos y lograr la budeidad tal como lo hizo él.
El Daishonin escribe: «Jamás busque este Gohonzon fuera de usted misma. El Gohonzon existe sólo en la carne mortal de nosotros, las personas comunes que creemos en el Sutra del loto y entonamos Nam-myoho-renge-kyo».15
Es importante que veneremos Nam-myoho-renge-kyo —la Ley fundamental y estado de vida de la budeidad corporificados en el Gohonzon— creyendo y aceptando que esa Ley es parte intrínseca de nosotros mismos. Eso es lo que permite activar la Ley Mística que hay en nuestro interior y manifestar nuestra budeidad inherente.
En el Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente se lee: «Gran alegría es lo que uno experimenta cuando comprende, por primera vez, que nuestra vida ha sido la budeidad, desde el mismísimo comienzo. Nam-myoho-renge-kyo es la mayor de todas las alegrías».16
Cuando comprendemos que somos budas y que somos Nam-myoho-renge-kyo en forma inherente, hacemos que en nuestra vida surja una afluencia inagotable de buena fortuna y de beneficios espléndidos. Eso genera una suprema alegría de vivir.
Cuando triunfamos sobre las adversidades mediante nuestra práctica de la Ley Mística, vivimos una existencia de alegría suprema y desarrollamos un estado de felicidad eternamente indestructible.
3. El logro de la budeidad en esta existencia y el kosen-rufu
1) El logro de la budeidad en esta existencia
La budeidad es un estado de vida y de conciencia que adquiere un buda. A menudo, como sinónimo, se emplea la palabra «iluminación». Se lo considera una condición de libertad absoluta, en que la persona comprende la verdad última y eterna que constituye la realidad de todas las cosas. Ese estado de vida supremo se caracteriza por una ilimitada sabiduría, un infinito amor compasivo o solidario, y una indómita valentía.
El propósito fundamental de nuestra fe y de nuestra práctica budista es lograr el estado de budeidad.
Además de hacerlo en esta existencia en el nivel individual, los practicantes del budismo Nichiren procuramos establecer la felicidad para nosotros mismos y para los semejantes.
Cualquier persona puede desarrollar ese estado en esta existencia, mediante la fe en el Gohonzon y el esfuerzo sincero en la práctica budista, en bien de sí misma y de los semejantes. A este principio se lo conoce como «lograr la budeidad en esta existencia».
La «práctica para uno» consiste en realizar la práctica budista en beneficio propio. La «práctica para los demás» significa enseñar y guiar a otros a dicha práctica con el fin de que ellos también puedan gozar de beneficios. Específicamente, esta doble «práctica para uno y para los demás» es hacer el gongyo y recitar el daimoku —es decir, entonar Nam-myoho-renge-kyo— en forma personal, y a la vez dialogar con los demás sobre esta filosofía, enseñársela y guiarlos hacia ella, para así poder difundir la Ley budista. (En el capítulo 3, se ofrece una explicación más detallada de este concepto.)
Nichiren Daishonin escribe:
Si los devotos del Sutra del loto […] practican tal como señala el sutra, todos y cada uno de ellos, sin excepción, lograrán la budeidad sin falta en esta existencia. Para mencionar una analogía, si uno siembra en primavera y verano, aunque la cosecha madure más tarde o más temprano, de todas formas, la tendremos lista antes de que pase un año».17
Manifestar la budeidad o llegar a ser budas no significa convertirnos en seres especiales ni tener que renunciar a nuestra identidad; tampoco implica renacer en la existencia próxima en una tierra de Buda diferente o separada de este mundo.
El Daishonin explica así el significado de «lograr» la budeidad: «“Lograr” significa “abrir” o “revelar” ».18 Por ende, lograr la budeidad no es otra cosa que manifestar o activar esa budeidad innata.
Las personas podemos manifestar ese estado de vida iluminado tal como somos. Esto se expresa en conceptos budistas como «el logro de la budeidad por parte de las personas comunes» o «lograr la budeidad con la forma que cada uno posee».
En otras palabras, no hay que ir a otro mundo para ser budas. Por el contrario, esa adquisición consiste en establecer un estado de felicidad absoluta e indestructible aquí, en el mundo real.
El Daishonin afirma que «uno llega a comprender y a ver que todo —el cerezo, el ciruelo, el durazno y el albaricoque— sin sufrir ningún cambio y en su propia entidad, posee los tres cuerpos [de un buda]19 de los que está eternamente dotado».20 Como sugiere este pasaje, lograr la budeidad significa vivir de manera tal que podamos emplear de la mejor forma posible nuestras cualidades individuales y desarrollar nuestro potencial humano al máximo.
En otras palabras, en el proceso de lograr la budeidad nuestra vida se purifica y puede expresar cabalmente sus funciones intrínsecas; así, cultivamos un estado interior que no se perturbe ante ninguna dificultad.
El logro de la budeidad no es alcanzar un punto final determinado, sino un trabajo continuo. El estado de budeidad se caracteriza por ser una lucha inquebrantable, basada en la fe en la Ley Mística, cuyo propósito es erradicar el mal y crear el bien. Los que trabajan sin descanso por el kosen-rufu son budas.
El «logro de la budeidad en las personas comunes» y el «logro de la budeidad con la forma que cada uno posee»
En los sutras y textos budistas aparece con frecuencia el término «persona común» o «mortal común», con el cual se denota al sujeto en su estado no iluminado. El Sutra del loto enseña que cualquier individuo posee la budeidad de manera intrínseca, y que puede activar ese estado de vida por sí mismo. Esto significa que podemos manifestar ese noble estado interior siendo personas comunes, y se expresa en términos budistas como «las personas comunes son idénticas al estado supremo del ser»21 o «una persona común es un buda».22
Lograr la budeidad es el proceso de manifestar el estado de vida de un buda, que existe como potencial en todos los seres (estado de budeidad inherente). Por lo tanto, un buda no es un ser especial, distinto de la gente común o superior a sus congéneres. El Daishonin enseñó que lograr la budeidad es revelar el humanismo más elevado en nuestra forma de vivir cotidiana y corriente.
Este concepto, «lograr la budeidad con la forma que cada uno posee», significa que podemos desarrollar el estado de un buda tal como somos, sin tener que renacer con otra forma física o abandonar nuestra condición humana para iluminarnos.
Aunque otros sutras del Mahayana, anteriores al Sutra del loto, postulan el logro de la budeidad, establecen al menos dos condiciones para ello:
La primera es que el individuo no pertenezca a ciertos grupos considerados incapaces de manifestar el estado de buda, como los practicantes de los dos vehículos (los que escuchan la voz y los que comprenden la causa), las malas personas y las mujeres.
Los practicantes de los dos vehículos consideraban que no podían alcanzar el estado de vida de los budas, y por eso se contentaban con llegar al estado de arhat, que es el nivel más alto de iluminación en las enseñanzas para los que escuchan la voz. Estas personas aspiraban a la aniquilación del cuerpo y la mente, porque entendían que cuando los deseos terrenales se extinguían por completo, se terminaba el ciclo de renacimientos sucesivos en este mundo. Muchos sutras del Mahayana condenaban de manera excluyente a estos practicantes diciendo que nunca podrían lograr la budeidad.
Estas enseñanzas también sostenían que, para poder iluminarse, las malas personas tenían que renacer como buenas personas, y las mujeres, como hombres. Se consideraba que las malas personas y las mujeres no poseían la capacidad de lograr el estado de buda. Más aún, aunque estos sutras enseñaban la posibilidad de lograr la budeidad, en realidad solo una cantidad limitada de practicantes cumplían los requisitos para concretar esta meta.
La segunda condición para lograr la budeidad que planteaban los otros sutras del Mahayana, a diferencia del Sutra del loto, era que el practicante debía mantener la práctica budista a lo largo de un ciclo interminable de nacimientos y muertes («incontables kalpas de práctica») para liberarse de la condición de las personas corrientes y llegar al estado de los budas.
En cambio, el Sutra del loto enseña que lograr la budeidad no significa convertirse en un ser excepcional o extraordinario, sino expresar el estado de budeidad interior que posee cada persona, tal como es.
Además, Nichiren Daishonin esclareció que la Ley fundamental por la cual todos los budas logran la iluminación es Nam-myoho-renge-kyo; y manifestó su estado de vida iluminado, inseparable de la Ley, en el Gohonzon, que es el objeto de devoción de Nam-myoho-renge-kyo.
Cualquier persona puede revelar su budeidad innata interior si cultiva la fe en el Gohonzon de Nam-myoho-renge-kyo.
Nichikan escribió: «Si aceptamos este objeto de devoción, creemos en él, y entonamos Nam-myoho-renge-kyo al Gohonzon, nuestra vida pasa a ser, en sí misma, el objeto de devoción de los tres mil aspectos contenidos en cada instante vital; nosotros somos el fundador, Nichiren Daishonin».23
Cuando creemos en el Gohonzon y nos esforzamos continuamente en la fe y la práctica en bien del kosen-rufu, podemos manifestar en nuestra vida como personas comunes el mismo estado de budeidad que el de Nichiren Daishonin.
Esto se expresa en principios como «lograr la budeidad con la forma que cada uno posee» y «lograr la budeidad en esta existencia».
[Nota: Nichikan (1665-1726) fue un sacerdote y estudioso que vivió en el Japón durante el período Edo (1603-1868). Sistematizó y restauró los principios budistas que Nichiren Daishonin legó y transmitió a su sucesor y discípulo directo Nikko Shonin].
«Los deseos mundanos son la iluminación» y «Los sufrimientos del nacimiento y la muerte son el nirvana»
La idea de «lograr la budeidad con la forma que uno posee» se expresa, desde una perspectiva diferente, en otros dos principios: «los deseos mundanos son la iluminación» y «los sufrimientos del nacimiento y la muerte son el nirvana».
Hasta las personas comunes, cuya vida transcurre dominada por los deseos mundanos, agobiada por el peso del karma y debilitada por el sufrimiento, pueden manifestar la sabiduría de la iluminación del Buda, liberarse del pesar y adquirir una emancipación plena, si toman conciencia de que el estado de buda existe dentro de su propia vida y se iluminan con respecto a esta realidad.
Una existencia atormentada por los deseos y los sufrimientos mundanos puede ser una vida de libertad ilimitada, resplandeciente de sabiduría iluminada, tal como es. Eso afirma el principio budista de que «los deseos mundanos son la iluminación».
Nichiren Daishonin enseña que el estado de budeidad que existe en nuestro interior es Nam-myoho-renge-kyo.
Cuando creemos en el Gohonzon entonamos Nam-myoho-renge-kyou y tomamos conciencia de nuestra noble identidad, activamos en nuestro propio ser sabiduría para vivir plenamente, valor y confianza para enfrentar y superar las adversidades, y amor compasivo para procurar el bienestar de los demás.
«Los sufrimientos del nacimiento y la muerte son el nirvana» significa que aunque estemos sufriendo por la dolorosa realidad del nacimiento y la muerte, cuando creemos en el Gohonzon y entonamos Nam-myoho-renge-kyo, manifestamos en nosotros mismos el estado de vida sereno que caracteriza la iluminación del Buda (nirvana).
Los principios de que «los deseos mundanos son la iluminación» y «los sufrimientos del nacimiento y la muerte son el nirvana» nos enseñan que cuando la fe en la Ley Mística es nuestra base, podemos vivir de manera constructiva y dinámica, transformando cualquier problema o aflicción en una causa de felicidad y de crecimiento.
Felicidad relativa y felicidad absoluta
Josei Toda (1900-1958), segundo presidente de la Soka Gakkai, enseñó que, además de la felicidad convencional, existía la felicidad absoluta. A la primera la llamó «felicidad relativa»: es un sentimiento asociado a la satisfacción de los deseos y de las necesidades personales. Pero los deseos no tienen límite; aunque momentáneamente nos sintamos satisfechos, tarde o temprano esos deseos se extenderán a algo más. Ya que este bienestar depende de las circunstancias y los objetos externos, en cuanto estos cambian o desaparecen, lo mismo ocurre con la felicidad. Se la llama «relativa», entonces, porque existe solo en relación con factores externos al sujeto.
En cambio, la felicidad absoluta es un estado en el cual el solo hecho de vivir es causa de gozo y de dicha, independientemente de las circunstancias. Este tipo de felicidad es generada por el propio sujeto desde su interior; se la llama «absoluta» porque no está condicionada a los factores externos. Lograr la budeidad significa establecer este estado de felicidad absoluta.
Ya que vivimos inmersos en la realidad compleja de este mundo, es inevitable tener dificultades y problemas. Pero, así como una persona fuerte y sana puede escalar una montaña con facilidad, aunque lleve una carga pesada, los individuos que han establecido un estado de felicidad absoluta pueden aprovechar todos los desafíos como impulso para fortalecer su vitalidad y superar las dificultades serenamente. Para un montañista entrenado, cuanto más escarpado y difícil es el ascenso, más satisfacción le produce superar los obstáculos y llegar a la cumbre. Siguiendo esta analogía, para aquellos que, a través de la práctica budista, han adquirido vitalidad y sabiduría para superar dificultades, el mundo real es un escenario donde crear valor, rebosante de plenitud y de satisfacciones, a pesar de sus muchos aprietos.
Por otro lado, aunque la felicidad relativa desaparece con la muerte, porque deriva de factores exteriores, la felicidad absoluta del estado de budeidad persiste eternamente. Como afirma Nichiren Daishonin: «A medida que uno repite el ciclo de sucesivos nacimientos y muertes, se interna en la tierra de la naturaleza del Dharma o iluminación, que existe en forma inherente dentro de uno mismo».24
2) El tratado Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra y el kosen-rufu
Nichiren Daishonin insistió en la importancia de «establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra», como guía para la práctica tendiente a lograr ese tipo de felicidad inclusive en el contexto de la realidad social.
«Establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra»
El budismo Nichiren es una enseñanza que permite a todas las personas transformar su estado de vida y experimentar la felicidad absoluta en el transcurso de esta existencia. Además, a través del cambio profundo en la conciencia de cada individuo, busca promover la paz en el conjunto de la sociedad.
Nichiren Daishonin desarrolla el principio de la pacificación social en su tratado Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra.
«Establecer la enseñanza correcta» significa promover, como base individual, la aceptación de la fe y las enseñanzas budistas correctas y, como base de la sociedad, la noción budista del respeto a la dignidad suprema de la vida. La expresión «para asegurar la paz en la tierra» se refiere, por un lado, a la paz y la prosperidad social; por el otro, a la seguridad de los individuos en su vida cotidiana.
El término «tierra», presente en el título de dicho tratado, no solo denota la nación como entidad política centrada en las autoridades gobernantes, sino, en un nivel más profundo, el ámbito donde el pueblo lleva a cabo y sustenta su vida diaria. En tal sentido, no se refiere solo a la estructura social formada por los seres humanos, sino al ámbito geográfico y al ambiente natural.
Nichiren Daishonin consideraba que, en la idea de la «tierra», el factor central eran las personas. Probablemente por eso, en su manuscrito del tratado Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra, eligió escribir la palabra «tierra» (también «país» o «nación») con un ideograma que muestra el elemento «pueblo» dentro de un marco rectangular, en lugar de los caracteres habituales que, al incluir el elemento «rey» en el interior del recuadro, denotan la idea del dominio militar.
También escribió, en otro texto: «Un monarca respeta a sus súbditos como si fueran sus padres», para indicar que las personas que desempeñan el poder deben tomar al pueblo como base.25 Además, advirtió que los gobernantes que «no comprenden o no toman en serio las aflicciones del pueblo» caerán en los malos caminos.26
Aunque el tratado Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra fue escrito para implantar la paz en el Japón de esa época, su espíritu primordial es generar paz y seguridad en beneficio de todos los habitantes del mundo y, más aún, hacer posible la paz mundial y del género humano de cara al remoto futuro.
El deseo de poner fin a la desdicha que sufría la gente de esa época lo impulsó a escribir un texto de estricta advertencia a las autoridades del país. Con su propio ejemplo, quiso mostrar que los practicantes del budismo no debían darse por satisfechos con una práctica enfocada únicamente en su salvación o iluminación personal. Antes bien, debían comprometerse, participar y dar respuesta a las cuestiones y problemas que afectaban a la sociedad, basados en los principios y en la visión del budismo.
En su tratado, Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra, el Daishonin escribe: «Si a usted le importa su seguridad personal, debe ante todo orar por el orden y la tranquilidad en los cuatro sectores del territorio, ¿no lo cree así?».27
El budismo Mahayana rechaza estrictamente el enfoque egoísta de cerrar los ojos a los conflictos sociales y encerrarse en un mundo aislado, donde solo hay cabida para la fe religiosa.
Hoy, a través de sus actividades, la Soka Gakkai está contribuyendo a resolver problemas globales en las áreas de la paz, la cultura, la educación y los derechos humanos, basada en los principios e ideales del budismo Nichiren. Estas iniciativas también concuerdan de manera directa con la visión de «establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra», expresada por el Daishonin.
El kosen-rufu
El propósito del budismo es difundir la enseñanza correcta que corporifica la iluminación del Buda; guiar a todas las personas a lograr el estado de budeidad, y hacer realidad la paz y la prosperidad para todas las personas.
Por dicha razón, el buda Shakyamuni expresa en el Sutra del loto: «Después de que yo haya pasado a la extinción, en el último período de quinientos años, debes propagarlo en todas partes ampliamente, en todo Jambudvipa, y jamás dejar que se extinga, ¡ni debes dejar que saquen ventaja los demonios malignos, la gente del demonio, los seres celestiales, dragones, yakshas, demonios kumbhandas y otros!».28
Este pasaje señala que en el «quinto período de quinientos años» —es decir, la época actual del Último Día de la Ley—, la Ley Mística deberá propagarse ampliamente en todo el mundo. (La frase «propagación amplia y universal» es la traducción de los ideogramas chinos que, en japonés, se pronuncian «kosen-rufu»).
En el Sutra del loto, asimismo, el Buda confía la misión de la propagación amplia y universal en el Último Día de la Ley —o kosen-rufu— a los Bodisatvas de la Tierra, discípulos suyos desde el remotísimo pasado que se han forjado y capacitado exhaustivamente.
Durante la prédica de este sutra, irrumpe de la tierra una multitud incalculable de bodisatvas como estos. Encabezados por Prácticas Superiores, juran propagar la Ley Mística —esencia del Sutra del loto— después del fallecimiento del Buda.
A su vez, Shakyamuni predice que, después de su muerte, estos Bodisatvas de la Tierra surgirán en este mundo colmado de sufrimientos y que, como el sol y la luna, iluminarán la oscuridad humana para guiar a las personas a la iluminación.
El kosen-rufu es el espíritu fundamental de Nichiren Daishonin
Nichiren Daishonin se esforzó por propagar ampliamente la gran Ley de Nam-myoho-renge-kyo en la época oscura del Último Día, exactamente de acuerdo con lo que describe el pasaje anterior del Sutra del loto y afrontando para ello numerosas amenazas directas contra su vida.
El Daishonin se refiere a la propagación amplia y universal de la Ley Mística o kosen-rufu en estos términos:
El «gran juramento» se refiere a la propagación del Sutra del loto [Nam-myoho-renge-kyo].29
Si el amor compasivo de Nichiren es realmente grande y amplio, Nam-myoho-renge-kyo se propagará durante diez mil años y más aún, por toda la eternidad, pues [ese amor compasivo con que Nichiren propaga Nam-myoho-renge-kyo] posee el poder benéfico de abrir los ojos ciegos de todos los seres vivos en la tierra del Japón, y puede obstruir el camino que conduce al infierno del sufrimiento incesante.30
Cuando yo, Nichiren, abracé por primera vez la fe en el Sutra del loto, fui como una sola gota de agua o una única mota de polvo en todo el Japón. Pero luego, cuando dos, tres, diez, o incluso cien, mil, diez mil y un millón de personas lleguen a recitar el Sutra del loto [es decir, a entonar Nam-myoho-renge-kyo] y lo transmitan a los demás, formarán un monte Sumeru de la perfecta iluminación, un océano del gran nirvana. ¡No busquen ninguna otra vía por la cual lograr la budeidad!31
A juzgar por estos pasajes, vemos claramente que el logro del kosen-rufu, la propagación universal de la Ley Mística, es el propósito fundamental de Nichiren Daishonin.
Este reiteradamente instó a sus seguidores a consagrar la existencia al kosen-rufu, lograr la budeidad y aplicar el principio de «establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra».
La Soka Gakkai: hacer realidad el kosen-rufu
La Soka Gakkai es una comunidad armoniosa de practicantes budistas que han heredado y perpetuado el corazón del Daishonin y, con esta postura, difunden la Ley Mística tal como él enseñó en sus escritos.
Allí leemos: «Si usted comparte el mismo corazón que Nichiren, tiene que ser un Bodhisattva de la Tierra».32 La Soka Gakkai, que ha difundido la Ley budista con el mismo espíritu que el Daishonin, es la organización de Bodisatvas de la Tierra dedicada a cumplir la misión de lograr el kosen-rufu.
Hasta que surgió la Soka Gakkai, nadie había podido divulgar ampliamente la Ley Mística en lo siete siglos transcurridos tras la muerte del Daishonin. Fue la Soka Gakkai la que hizo realidad las predicciones de Shakyamuni y de Nichiren Daishonin. Esto demuestra que la Soka Gakkai es la organización surgida para llevar a cabo la misión del kosen-rufu actuando de acuerdo con el propósito del Buda.
En tal sentido, la Soka está haciendo realidad el kosen-rufu y transmitiendo la Ley Mística en todo el mundo, tal como enseña el Sutra del loto.
- *1Aquí, el 16 de febrero de 1222 indica el decimosexto día del segundo mes de 1222, según el calendario lunar, que fue el que se utilizó para consignar fechas en los tiempos premodernos, hasta entrado el siglo XVII, en países como la China y el Japón. Se ha seguido este mismo criterio para las demás fechas premodernas mencionadas en el texto.
- *2Actualmente, ciudad de Kamogawa, prefectura de Chiba.
-
*3Véase Los escritos de Nichiren Daishonin (END) , Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 185.
- *4Ib.
- *5Véase END, págs. 6-27.
- *6END, pág. 804.
- *7Actualmente, ciudad de Atsugi, prefectura de Kanagawa.
- *8Hoy, parte de la prefectura de Niigata.
- *9END, pág. 606.
- *10Actualmente, prefectura de Yamanashi.
- *11Corresponde, hoy, a la actual prefectura de Shizuoka.
- *12Véase END, pág. 1041.
- *13Hoy corresponde a las prefecturas de Ibaraki y de Fukushima.
- *14Hoy distrito de Ota, en Tokio.
- *15END, pág. 873.
- *16The Record of the Orally Transmitted Teachings (Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente), traducido por Burton Watson, Tokio: Soka Gakkai, 2004, págs. 211-212.
- *17The Writings of Nichiren Daishonin (WND ,Tokio: Soka Gakkai, 2006, vol. 2, pág. 88.
- *18The Record of the Orally Transmitted Teachings (Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente), op. cit., pág. 126.
- *19Los tres cuerpos se refieren al cuerpo del Dharma, al cuerpo de la recompensa y al cuerpo manifiesto. El cuerpo del Dharma es la verdad o Ley fundamental con respecto a la cual está iluminado un buda. El cuerpo de la recompensa es la sabiduría necesaria para percibir la Ley. Y el cuerpo manifiesto es la conducta compasiva que llevan a cabo los budas para guiar a las personas a la felicidad.
- *20The Record of the Orally Transmitted Teachings (Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente), op. cit., pág. 200.
- *21The Record of the Orally Transmitted Teachings (Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente), op. cit., pág. 22.
- *22END, pág. 37
- *23Nichikan: Nichikan Shonin mondan shu [Los comentarios de Nichikan].
- *24The Record of the Orally Transmitted Teachings (Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente), op. cit., pág. 52.
- *25WND, vol. 2, pág. 809.
- *26Véase WND, vol. 2, pág. 92.
- *27END, pág. 25.
- *28El Sutra del loto, Tokio: Soka Gakkai, 2014, cap. 23, pág. 285.
-
*29The Record of the Orally Transmitted Teachings (Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente), op. cit., pág. 82.
- *30 END, pág. 773.
- *31Ib., pág. 607.
- *32END, pág. 406.