Volumen 30:
Capítulo 4, Campanadas del amanecer 1–10
Campanadas del amanecer 1
Alemania es cuna de la reforma religiosa que marcó una nueva era en la historia de Europa.
A comienzos del siglo XVI, cuando la decadencia espiritual de la clerecía y la secularización de la Iglesia se acentuaban cada vez más, y el cristianismo tendía a ser pura forma, perdiendo de vista su significado original, el papado autorizó la venta de indulgencias que otorgaban la remisión de culpas a cambio de dinero.
Quien rechazó terminantemente esta práctica fue Martín Lutero (1483-1546), un monje y teólogo alemán. Sostenía que la salvación del alma solo era posible mediante la gracia de la fe y no mediante el dinero. Lutero cuestionó la situación en su noventa y cinco tesis, que dieron origen al proceso de la reforma protestante.
Lutero fue excomulgado por el Papa, pero se mantuvo firme en sus convicciones. Consideraba que la Biblia debía ser la única autoridad en la fe cristiana, y se dedicó a hacer traducciones de la Sagrada Escritura al alemán. También proclamó su doctrina del Sacerdocio de Todos los Creyentes (o sacerdocio universal), afirmando que todos los seres humanos eran iguales ante Dios.
Shin’ichi Yamamoto había reafirmado una determinación: «Han pasado más de cuatro siglos desde la Reforma religiosa iniciada por Lutero –se dijo–. Ahora, que estamos frente al inicio del siglo XXI, es preciso un nuevo movimiento religioso preocupado realmente por la felicidad de la gente, un credo que pueda librar del sufrimiento a toda la humanidad».
A las 20.30 hs. del 16 de mayo de 1981, mientras pensaba en el desarrollo del kosen-rufu en Europa, Shin’ichi llegó al aeropuerto de Frankfurt. Visitaba Alemania Occidental después de 16 años.
Al día siguiente, 17 de mayo, Shin’ichi se reunió con el profesor emérito Gerhard Olschowy y el profesor Josef Derbolav de la Universidad de Bonn, quien vino acompañado por su esposa, Rita.
El doctor Olschowy era conocido por sus investigaciones acerca de la protección del medio ambiente, mientras que el doctor Derbolav era una autoridad en Pedagogía y Filosofía griega. Shin’ichi también se reunió por separado ese día con el profesor N. A. Khan de la Universidad Libre de Berlín. El doctor Khan, que era un especialista en Otorrinolaringología, había nacido en la India y mostraba un profundo interés hacia temas religiosos. Todos conocían a Shin’ichi hacía años y disfrutaron de aquel reencuentro. Shin’ichi los recibió en el hotel en Frankfurt, donde se programaba realizar una reunión de intercambio de amistad esa tarde para celebrar el 20.º aniversario del movimiento por el kosen-rufu en Alemania.
Los desafíos que enfrentaba la humanidad eran de toda índole y estaban complejamente interrelacionados. De ahí que Shin’ichi buscara afianzar los lazos con los líderes de diferentes ámbitos para crear una red solidaria de sabiduría por la paz y la prosperidad de toda la humanidad, además de generar una nueva corriente y diera forma a nuevos los tiempos.
Campanadas del amanecer 2
En el encuentro que mantuvieron en Frankfurt, Shin’ichi y el doctor Derbolav acordaron en publicar un libro con sus diálogos.
Este intercambio continuó durante los siguientes seis años, y cuando estuvo listo el borrador del texto, al parecer el doctor Derbolav se mostró tan feliz que lo mantenía siempre junto a su mesilla de noche.
La versión en japonés se publicó en abril de 1989.1 Desafortunadamente el doctor Derbolav murió en julio de 1987 a los 75 años, por lo que no llegó a ver el libro terminado.
Shin’ichi continuó intercambiando con personalidades de diversos ámbitos y volcó especial esfuerzo en la publicación de estos diálogos. Este reto estaba respaldado por una firme determinación. Sabía que el fin último de todas las iniciativas, en cualquier ámbito del saber humano, sea la política, la economía, la educación o las artes, yacía en hacer su aporte a la felicidad del ser humano, a la prosperidad social y a la paz.
Nichiren Daishonin afirmaba que toda actividad humana, desde el diario vivir hasta el gobierno, concuerdan con la enseñanza del budismo, trayendo a colación las palabras de T’ien-t’ai que dicen: «No existe ningún asunto de la vida o del trabajo que contradiga la realidad verdadera en ningún sentido».2 La intención de Shin’ichi era dejar claramente asentada esta realidad a través de sus diálogos con los especialistas de diferentes campos del quehacer humano.
Además, pensaba que para resolver en un nivel fundamental los diversos problemas —tales como los que conciernen a la educación, la destrucción ambiental, la amenaza de las armas nucleares, la guerra, la discriminación, la pobreza, etc.— se requería una profunda transformación del propio ser humano. Y, para ello, Shin’ichi quería enfatizar que era esencial difundir la suprema filosofía de vida contenida en el budismo Nichiren y hacer de ella el espíritu rector de los tiempos que estaban viviendo. A través de intercambiar ideas con los líderes de los diferentes ámbitos, quería encontrar reflexiones y sabiduría que le permitieran encontrar las perspectivas y los medios concretos para llegar a una solución.
Era consciente de que las sugerencias y las ideas que podían proporcionar estos intercambios serían limitados, pero tenía la confianza y la esperanza de que sus iniciativas incentivaran a muchos jóvenes a seguir su ejemplo y que alumbraría el camino a seguir en bien de la humanidad.
Transmitir una filosofía inspiradora y una forma de pensar es encender un faro que alumbra el futuro.
Campanadas del amanecer 3
Una brisa refrescante se deslizaba entre los árboles. La reunión de intercambio se llevó a cabo en el jardín del hotel el 17 de mayo por la tarde, con la asistencia de unos 800 miembros provenientes de ocho países. Los representantes de los Países Bajos, Dinamarca, Suecia, Noruega, Austria e Italia, así como la delegación de Japón se unieron a sus compañeros alemanes para reafirmar el juramento de difundir ampliamente el budismo Nichiren.
En el escenario montado en el jardín, se ofrecieron musicales que representaban la lucha denodada de jóvenes japoneses que se establecieron en Alemania con el deseo de contribuir al kosen-rufu y abrieron allí sendas inéditas mientras trabajaban en minas de carbón.
Muchos de ellos no tenían experiencia en ese tipo de faena, y terminaban tan exhaustos que siquiera tenían la voluntad de comer al final del día. Aún así, sacaban fuerza como podían para llevar a cabo las actividades de la Soka Gakkai.
Lo que reverberaba en su pecho era el llamado que había hecho Shin’ichi a los jóvenes en la editorial de la revista Daibyakurenge de agosto de 1963, instándoles a convertirse en líderes del mundo.
Los esfuerzos y el arduo trabajo de esos jóvenes y otros valientes predecesores que se unieron a ellos dieron fruto, y muchos Bodisatvas de la Tierra habían surgido en Alemania.
El presidente Toda creía firmemente que «la pasión y la fuerza de los jóvenes construiría el nuevo siglo».3
A continuación, un grupo de niños se presentó en el escenario y presentó una canción que expresaba la alegría de iniciar el mes mayo lleno de esperanza. Todos aplaudieron calurosamente.
El director general Dieter Kahn, de la organización Soka Gakkai en Alemania, subió al escenario y declaró con honda emoción: «Finalmente, ¡por fin!, el sueño que albergamos durante 16 años se ha hecho realidad. ¡El presidente Yamamoto está aquí con nosotros, en Alemania!».
Los miembros de Alemania, al tanto de los actos injustos y los ataques que el clero de la Nichiren Shoshu cometía contra la Soka Gakkai en Japón, estaban avanzando valientemente, decididos a acelerar el ritmo del kosen-rufu desde Alemania y abrir nuevos horizontes para el movimiento en todo el mundo.
Estaban ansiosos por asumir todos los desafíos y triunfar.
Campanadas del amanecer 4
En el encuentro de amistad, asistieron también varios invitados entre los cuales estaba el doctor N. A. Khan de la Universidad Libre de Berlín. En las palabras de saludo, el doctor Khan y los demás visitantes expresaron las grandes expectativas con que ellos estaban viendo el movimiento por la paz que Shin’ichi promovía, basándose en los ideales budistas.
Por último, Shin’ichi tomó el micrófono. «En esta tierra, todos tenemos el derecho a ser felices –dijo—, el derecho a vivir en paz y en libertad. Pues entonces ¿dónde se encuentra la fuente de dicha felicidad? Estoy convencido de que está dentro del budismo de Nichiren Daishonin.
»¿Por qué digo eso? Lo digo porque todo comienza a partir del ser humano, y porque la vida es lo más preciado que tenemos. Porque el budismo Nichiren ilumina la verdadera naturaleza de la existencia, nos enseña que todos los seres humanos poseen el más sublime estado de budeidad dentro de sí, y porque nos muestra el camino que nos conduce hacia una paz y una felicidad indestructibles. Lo que la Soka Gakkai busca es poner en práctica esta enseñanza del budismo.
»Así como el sol ilumina cada rincón del mundo y beneficia a todos con su resplandor, el budismo de Nichiren Daishonin es la enseñanza que infunde verdadera dicha a todo ser humano. De ahí que se diga que es el budismo del sol.
»Las experiencias personales de nuestros miembros de todo el mundo dan testimonio de esta fuerza innegable. Espero que todos sean beneficiados por la luz de este gran budismo, revitalicen sus vidas y construyan una felicidad indestructible.
»Si la religión es incapaz de brindar una vida feliz y llena de satisfacción a la gente mucho menos podría librar de la cadena de sufrimientos al género humano y contribuir al establecimiento de la paz mundial.
»Espero que cada uno de ustedes permanezca firme en la práctica de este budismo del sol y disfrute de una felicidad sólida.
»Puede que este sea un encuentro de camaradas de fe budista muy pequeño hoy, pero tengan la certeza de que dentro de 30, 50 o 100 años, este día brillará en la historia como un hito del cual se generaron grandes olas del kosen-rufu de la paz y la felicidad».
Shin’ichi quería dejar claramente asentado que el objetivo de la práctica budista yacía en concretar la felicidad de cada individuo y también que en eso consistía la meta que busca la Soka Gakkai a través de sus actividades por la paz.
Podemos decir que reina una paz genuina cuando todas las personas del orbe pueden gozar de una vida auténticamente jubilosa.
Campanadas del amanecer 5
El 18 de mayo por la tarde, Shin’ichi visitó el Centro Cultural de Frankfurt, donde participó en la reunión de gongyo para conmemorar el vigésimo aniversario del movimiento por el kosen-rufu en Alemania. También asistió al acto de plantación de árboles y a la toma de fotografías grupales que llenaron de alegría a los miembros que tanto habían trabajado para abrir el camino del kosen-rufu en Alemania.
Después de la ceremonia, se realizó un encuentro informal, en cuya ocasión Shin’ichi expresó su preocupación por la situación de Alemania que seguía dividida en dos bloques. «Como saben –dijo—, tanto el capitalismo como el comunismo han llegado a sus límites… Pero nuestra intensión no reside en cuestionar estos sistemas. Como budistas, nuestro interés se dirige a cada individuo que integra este sistema, sea cual sea el régimen social, y es a partir de esta inquietud que comienza nuestra actividad religiosa.
»Para abrirnos paso en el atolladero en que nos encontramos, es preciso que controlemos la codicia desmedida y que cada individuo luche por su felicidad propia y ajena, aspirando a crear valores nobles en la vida individual y en la sociedad. Cualesquiera sea el ideal de un sistema social, resultará inconsistente, un castillo de arena, si no hay concomitantemente una transformación profunda en el fuero interior del ser humano.
»El budismo de Nichiren Daishonin esclarece la Ley fundamental del universo. La fe en esta Ley nos permite manifestar el estado de budeidad, que es la fuente de creatividad ilimitada existente en todo individuo.
»Aún en medio de los problemas y la confusión de la sociedad, la práctica budista nos brinda el medio para revelar nuestra budeidad inherente y estar rebosantes de una fuerza vital renovadas. La fe nos infunde energía y nos guía para que avancemos con confianza por el camino de la vida, hacia la paz y la felicidad.
»Es más, el budismo nos enseña que no debemos buscar la felicidad fuera de nuestra realidad, que podemos establecer una dicha indestructible en el lugar donde estamos, dentro de nuestro diario vivir».
Shin’ichi deseaba trasmitir que justamente porque los tiempos se nos presentan tan caóticos, era preciso buscar una filosofía de vida firme como la que postula el budismo de Nichiren Daishonin, pues esto permitiría infundir esperanza a todas las personas y al mundo.
Campanadas del amanecer 6
A continuación, Shin’ichi se refirió al tema del divorcio, una de las cuestiones que el director general y otros líderes de Alemania le habían planteado.
El divorcio se había vuelto cada vez más común en Europa y otros países occidentales, por lo que a veces los miembros buscaban orientación al respecto. Los responsables de Alemania le habían preguntado a Shin’ichi cómo debían ellos, como budistas, hacer frente esta cuestión.
Shin’ichi esperaba reafirmar la postura básica respecto a este asunto.
«El divorcio parece ser un problema común en la sociedad actual, pero considero que es importante no involucrarnos demasiado en los asuntos privados y evitar cualquier interferencia. Es un tema sobre el cual cada quien debe tomar decisiones con responsabilidad, pensando detenidamente.
»Sin embargo, la premisa es que no podemos construir nuestra felicidad a costa de la desdicha ajena, pues sería un proceder incompatible con lo que enseña el budismo.
»Lo importante es que la pareja en cuestión hable a fondo sobre el asunto. Si ambos practican el budismo Nichiren, deben orar para encontrar la respuesta, teniendo en cuenta siempre el futuro de sus hijos. Espero que hagan todo lo posible para buscar un acercamiento y llegar a la mejor solución. Hay que recordar que el hecho de separarse no significa que también puede cambiar el propio karma.
»La postura que debe asumir un líder es respetar siempre a quien acuda a buscar asesoramiento sobre esta cuestión y jamás divulgar a nadie lo que haya escuchado. No se debe violar la privacidad de sus compañeros hablando sobre la situación con terceros; ni siquiera con sus familiares o amigos. Si hicieran eso, no solo lastimarían a las partes involucradas sino que tanto ustedes como la Soka Gakkai terminarían perdiendo la confianza que la persona ha depositado, y esto los descalificaría como líder.
»Deseo confirmar que esta debe ser la regla invariable que deben cumplir todos los que asumen el liderazgo, no solo en Alemania, sino en Japón y en cualquier otro lugar».
Shin’ichi quería responder a cualquier pregunta o inquietud de los miembros de manera convincente y clara. Por eso, desde que llegó a Frankfurt, se había acercado a tantos miembros como le fue posible y se había detenido a escucharlos. Pensaba que para poder impulsar dinámicamente el kosen-rufu era importante que los miembros despejasen todas las dudas.
Campanadas del amanecer 7
Luego, Shin’ichi se refirió al por qué era necesaria la organización Soka Gakkai.
«Puede que algunos consideren que la libertad individual y la organización son incompatibles… Pero cualquier nación, empresa o grupo humano necesita de un organismo estructurado para lograr sus objetivos. De la misma manera, la Soka Gakkai tiene disposiciones y arreglos sistematizados como medio para que sus miembros puedan activar basados en la fe, la práctica y el estudio, en aras de promover el movimiento por el kosen-rufu.
»Hoy, todos ustedes pueden practicar el budismo Nichiren gracias a que existe esta organización. Para que un grupo numeroso pueda avanzar en forma ordenada, resulta indispensable esta organización sistematizada. De lo contrario, correríamos el riesgo de caer en una práctica muy individualista y caprichosa, supeditada a opiniones y criterios personales. Si sucediera eso, nos desviaríamos de la fe, la práctica y el estudio correctos, y no podríamos establecer una forma de vida correcta basada en la Ley Mística.
»Por otra parte, cuando uno se entrega a una práctica solitaria, es fácil perder de vista el camino. Para mantenernos firmes en la fe, necesitamos estar unidos con los demás. Alentarnos unos a otros para vivir con valentía, a seguir esforzándonos en la práctica budista y apoyarnos mutuamente para transitar el camino correcto. Si consideramos las cosas desde esta perspectiva, creo que queda claro cuán importante resulta contar con la organización.
»Pero al mismo tiempo debemos tener presente que la organización no deja de ser más que un medio para ofrecer guía y orientación de manera que cada miembro pueda fortalecer su fe y ser feliz. La Soka Gakkai como organización tiene como propósito posibilitar a todos los miembros el logro de una felicidad indestructible y la budeidad.
»A su vez, los cargos organizativos no existen para establecer jerarquías. En la Soka Gakkai, el líder es la piedra angular que mantiene a sus miembros unidos.
»Por lo tanto, espero que se respeten el uno al otro, que exista comprensión y confianza entre ustedes, que se alienten mutuamente como integrantes de la sociedad para llevar juntos una existencia victoriosa».
La Soka Gakkai es una organización única e inigualable que lucha por la felicidad de las personas y la paz mundial, en otras palabras, por el kosen-rufu. De ahí que Josei Toda enfatizara que era más importante incluso que su propia vida.
Campanadas del amanecer 8
Después de la conversación informal con los miembros, Shin’ichi y su comitiva visitaron la Casa de Goethe, en Frankfurt.
Tres días antes, habían estado en la residencia de Tolstoi en Moscú.
Shin’ichi, que había vivido el tumulto de la posguerra de Japón cuando era joven, había leído con avidez las obras de Goethe, Tolstoi y otros autores, obteniendo de sus páginas fuerza y esperanza para enfrentar el futuro.
Shin’ichi pensó que la visita a la casa de estos colosos de la literatura universal y el conocer el entorno en que vivieron le permitiría tener una visión más amplia y profunda de la naturaleza humana y las obras de estos autores. También pensaba que, en alguna ocasión, podría compartir con los jóvenes sus reflexiones acerca de ambos escritores.
La Casa de Goethe era un edificio de cinco pisos. Se había quemado en 1944, debido al bombardeo durante la Segunda Guerra Mundial, pero había sido reconstruido año más tarde.
Shin’ichi y su comitiva recorrieron cada habitación, pasando por la cocina, el comedor, las salas de estar y de música y la galería de artes. Él pertenecía a una de las familias más acomodadas de Frankfurt en aquel entonces, y la residencia estaba amueblada con exquisitez y lujo.
En el tercer piso estaba el estudio donde Goethe había trabajado con su famosa novela epistolar El sufrimiento del joven Werther y donde comenzó a escribir Fausto su obra maestra. En el despacho se encontraba el escritorio original dispuesto para escribir de pie. Al parecer, esta forma de trabajar era el estilo preferido de Goethe. Esto me hizo sentir su extraordinario vigor juvenil.
Tolstoi y Goethe fueron longevos para su época, ambos fallecieron a los 82 años, y siguieron empuñando la pluma hasta el último momento. Goethe observó que el Sol se veía solemne y magnífico incluso cuando va desapareciendo tras el horizonte, como si presagiara el esplendor de la culminación de su propia existencia.4
Shin’ichi reflexionó que, con sus 53 años, todavía era joven. Se dijo a sí mismo: «La verdadera lucha de mi vida comienza a partir de ahora. ¡Debo seguir trabajando y escribiendo mientras viva y construir la base del kosen-rufu mundial y preparar el escenario de los jóvenes sucesores!».
Después de completar su itinerario en Alemania Occidental, Shin’ichi partió hacia Bulgaria a las 13 hs. del 20 de mayo.
Campanadas del amanecer 9
Los montes Balcanes, aún cubiertos de nieve, resplandecían bajo la luz del Sol. Unas dos horas y media después de partir de Frankfurt, Shin’ichi y su comitiva llegaron al aeropuerto de Sofía, la capital de la República Popular de Bulgaria (actual República de Bulgaria), país comunista de Europa Oriental. Shin’ichi venía por invitación de la Comisión Cultural de dicha nación, y era su primera visita.
Sofía era una ciudad rodeada de montañas, con profusa vegetación. En el aeropuerto, Shin’ichi y sus acompañantes fueron recibidos por Milcho Germanov, primer vicepresidente de la Comisión Cultural y otros funcionarios. Esa noche, la comitiva japonesa realizó una visita de cortesía a dicha Comisión y asistió a un agasajo de bienvenida en un hotel.
El 21 de mayo, por la mañana, Shin’ichi fue al Mausoleo del primer jefe de gobierno de la Bulgaria comunista, Georgi Dimitrov (1882-1949), donde hizo una ofrenda floral y oró por la paz. El mausoleo estaba en la Plaza Nueve de Setiembre (actual Plaza Príncipe Alejandro de Battenberg), llamada así en honor a la revolución socialista de Bulgaria.
Luego, Shin’ichi se reunió con Nacho Papazov, presidente del Comité de Ciencia y Progreso Técnico. El dirigente se estaba recuperando de una enfermedad. Últimamente había estado ausente en los eventos oficiales y su salud era motivo de preocupación.
«Hoy he venido a presentarle mis saludos. No estaremos por mucho tiempo…», le dijo Shin’ichi.
«Estoy mejor ahora –respondió el señor Papazov con una sonrisa–, he estado aguardando este día, pues quería conocerlo».
El jefe del Comité había sido embajador en Japón desde 1967 hasta 1971. En ese tiempo, dijo, había tenido la oportunidad de escuchar un discurso de Shin’ichi, y había quedado impresionado. A su vez, preguntó si ya se había inaugurado la Universidad Soka que, en aquel entonces, estaba en plena construcción. Cuando Shin’ichi le trasmitió que la misma estaba funcionando desde hace una década, el presidente Papazov asintió sonriente.
Shin’ichi le dijo que estaba firmemente decidido a continuar trabajando para impulsar más aun el intercambio entre Bulgaria y Japón. Y cuando se levantó para despedirse, el señor Papazov extendió la mano y lo detuvo: «Aprecio su preocupación por mi salud, pero tengo el permiso de mi médico para el encuentro de hoy. Así que, por favor, siéntase cómodo y sigamos conversando.
Shin’ichi sintió que lo impelía un fuerte deseo.
Quien aspira a seguir aprendiendo y superándose siempre busca el diálogo.
Campanadas del amanecer 10
«Tiene que cuidarse…», le dijo Shin’ichi. Pero el presidente Papazov le insistió en que tomara asiento, y habló de un tirón lo que sentía: «Respeto y tengo en muy alta estima los esfuerzos que está haciendo, especialmente el empeño con que, avizorando la paz, está manteniendo en el ámbito del intercambio cultural que alienta el entendimiento mutuo. Desde que estaba en Japón como embajador, siempre albergué el deseo de que visitase Bulgaria algún día. Hoy me siento realmente feliz porque ese anhelo se ha hecho realidad.
»Como bien sabe, la península de los Balcanes ha sido un cruce de caminos, una encrucijada donde se entrecruzaron diferentes culturas. Ha sido escenario de innumerables batallas y fue dominado sucesivamente por los imperios macedonio, romano y bizantino. También sufrió la invasión de los mongoles y el imperio otomano dominó estas tierras durante casi cinco siglos. Asimismo, las dos guerras mundiales infringieron grandes sufrimientos al pueblo búlgaro.
»Debido a este trasfondo, la paz mundial no solo es mi deseo personal, sino el más ardiente anhelo de todos los búlgaros. Por eso es que albergo tanta esperanza en el resultado de su iniciativa por la paz y oro como nadie para que todos los esfuerzos que está haciendo de grandes frutos».
Sus palabras desbordaban el más ferviente deseo de paz.
»Como presidente del Comité de Ciencia y Progreso Técnico –continuó–, me sentiría muy feliz si, en el futuro, las universidades búlgaras pudieran entablar intercambios con la universidad que usted fundó».
Shiníchi expresó nuevamente su preocupación: «Por eso mismo, por el bien de su nación, le pido por favor que se cuide…». Ambos se estrecharon la mano con firmeza.
Esa tarde, luego de reunirse con el ministro de Educación Alexander Fol en su despacho, Shin’ichi visitó la Universidad de Sofía, la institución más antigua de Bulgaria, fundada en 1888. Allí tendría lugar la ceremonia de entrega del título de doctor honorario en Educación y Sociología a Shin’ichi, quien luego ofrecería una conferencia conmemorativa. Esta fue la tercera institución superior en otorgarle el título honorífico, después de la Universidad Estatal de Moscú y la Universidad Nacional de San Marcos de Perú.
Las universidades son centros del conocimiento y el saber, y la interacción de estas instituciones permiten crear una red de paz que perdurará a lo largo del futuro.
- *1Esta obra fue publicada la versión en inglés con el título Search for a New Humanity (En busca de un nuevo humanismo).
- *2Respuesta a un creyente en Los escritos de Nichiren Daishonin, Soka Gakkai: 2008, Tokio, pág. 948.
- *3TODA, Josei: «Seinen Kun» (Guías para los jóvenes), en Toda Josei Zenshu (Obras completas de Josei Toda), Tokio: Seikyo Shimbunsha, 1992, vol. 1, pág. 58.
- *4Johann Wolfgang von GOETHE: Goethes Gespräche: Gesamtausgabe (Conversaciones de Goethe. Compilación completa), editado por Flodoard Frhr. von Biedermann, vol. 4, Leipzig: F. W. v. Biedermann, 1910, pág. 445.