Parte 2: La revolución humana
Capítulo 11: ¿Qué es la revolución humana? [11.5]

El presidente Ikeda explica que la clave para avanzar en nuestra revolución humana —que es el verdadero beneficio de practicar el budismo Nichiren— se encuentra en activar junto a la Soka Gakkai.

La Soka Gakkai había permitido a un sinfín de personas establecer en su corazón el firme compromiso de vivir trabajando por la felicidad de los semejantes.

Muchos de sus integrantes habían comenzado a practicar el budismo Nichiren porque sufrían a causa de enfermedades, pobreza, problemas familiares y otras dificultades personales. En otras palabras, motivados por sus propias necesidades.

Pero el Daishonin escribe: «[N]o solo debe perseverar en su práctica personal, sino también enseñar a los demás».1 Nos dice que además de activar en beneficio propio, debemos ayudar a otros a hacer lo mismo. Básicamente, uno construye un estado de felicidad realmente profundo cuando trabaja por el kosen-rufu con el deseo de que los demás también sean felices. Esto sería la fusión entre la práctica para uno y la práctica para los demás. Nuestros desvelos personales y deseos mundanos se convierten en la fuerza impulsora de esa práctica suprema de los bodisatvas que es el kosen-rufu.

El afán con que nos esforzamos por el bienestar del prójimo rompe el cascarón de nuestro yo inferior, solo enfocado en la realidad propia, y gradualmente expande y eleva nuestro estado de vida. El compromiso con la dicha de los demás nos empuja a transformar nuestra condición de vida y a perseverar en nuestra revolución humana.

La vida de los miembros de la Soka Gakkai, que oran abnegadamente por la felicidad de sus amigos y transmiten con entusiasmo las enseñanzas del Daishonin a otros, rebosa de alegría, valor y esperanza. Aunque tengamos que resolver penurias económicas, de salud o de otra índole, podremos superarlas con certeza, al igual que un surfista experto disfruta remontando olas gigantes.

El verdadero y más grande beneficio de la fe es este cambio interior fundamental que llamamos «revolución humana». Según el principio de la inseparabilidad entre el sujeto y su ambiente, cuando elevamos nuestro estado de vida, podemos también transformar nuestro entorno y, de esa manera, resolver todas nuestras dificultades.

Del capítulo «Arcoíris de esperanza», volumen 19 de La nueva revolución humana.