Parte 2: La revolución humana
Capítulo 11: ¿Qué es la revolución humana? [11.4]
11.4 Los indicadores de la revolución humana
El 2 de abril de 1974 se llevó a cabo en los Estados Unidos una solemne ceremonia de gongyo con motivo del 17.° servicio fúnebre en memoria del segundo presidente Toda (correspondiente al 16.° aniversario de su muerte). En La nueva revolución humana, se describe esta escena con Shin’ichi Yamamoto (alter ego del presidente Ikeda) dirigiéndose a los participantes de dicho encuentro, en su mayoría integrantes de las divisiones juveniles, para hablar sobre la filosofía de vida del maestro Toda, centrada en el significado de la revolución humana y sugiere diversos indicadores concretos para evaluar nuestro avance en ese proceso de cambio interior.
—Uno de los grandes talentos de Josei Toda fue haber sabido explicar las complejas enseñanzas del budismo de manera fácil de entender para la mentalidad contemporánea.
»Como observó el filósofo británico Alfred North Whitehead: “Los principios [de la religión] podrán ser eternos, pero la expresión de dichos principios requiere un desarrollo continuo”.1
»Por ejemplo, estando en prisión, el señor Toda comprendió que el término “buda” denotaba la vida misma. A partir de ello, enunció una concepción del budismo desde la perspectiva de la vida humana, lo cual produjo un renacimiento budista como filosofía vital, capaz de esclarecer el presente.
»Asimismo, empleó el término “revolución humana” como expresión moderna para denotar el logro de la budeidad como estado de vida, que es el fin último de la práctica budista.
»En la sociedad japonesa, tradicionalmente se consideraba que el logro de la iluminación era algo que ocurría después de la muerte. Con su novedoso concepto de la “revolución humana”, el señor Toda esclareció y amplió la comprensión de la budeidad en la gente, presentándola como un objetivo de perfeccionamiento que debía alcanzarse en vida.
»La finalidad con que nos esforzamos en la práctica budista es hacer esta revolución humana.
Shin’ichi quería que los jóvenes allí presentes comprendieran que el budismo Nichiren era una enseñanza de revolución humana. También deseaba ofrecerles algunos indicadores concretos para evaluar los propios avances en dicho proceso.
Mirando seriamente a los participantes, agregó:
—Nuestra vida, nuestro cuerpo físico, son expresiones de Nam-myoho-renge-kyo. La revolución humana significa manifestar el estado de vida de Nam-myoho-renge-kyo.
»¿Qué significa concretamente la revolución humana o cómo se manifiesta? Hoy quiero brindarles algunas pautas de referencia al respecto.
»El primero es la salud. Procuremos dar claras pruebas de nuestra fe adquiriendo una forma saludable de vivir. Por supuesto, cada individuo tiene su propio karma; pero, en sentido general, no podremos esforzarnos al máximo si nuestra salud está debilitada. Está claro que somos seres físicos y, en distintos momentos, habremos de contraer alguna dolencia. Pero siempre debemos orar con fervor por nuestra salud y tratar de alinear nuestra vida con el ritmo profundo y fundamental del universo. Sin esa oración y sin una labor consciente por mantener una vida equilibrada y sana, no puede decirse que estemos practicando correctamente el budismo.
Los jóvenes seguían las palabras de Shin’ichi con atención.
—El segundo indicador es la juventud espiritual. Mantener siempre un espíritu joven es un indicio elocuente de nuestra revolución humana. Para no perder esta actitud vital debemos mantener el afán incansable de desarrollarnos y de mejorar, así como nuestro desafío enérgico en la práctica budista.
En tercer lugar, Shin’ichi se refirió a la buena fortuna. La dedicación asidua a la práctica de Nam-myoho-renge-kyo, al kosen-rufu y a triunfar como budistas en nuestra vida cotidiana nos adorna de buena fortuna a nosotros y a nuestras familias. En esta sociedad turbulenta, esa buena fortuna se manifiesta en forma de protección y de prosperidad visible.
En cuarto lugar, Shin’ichi mencionó la sabiduría. Para perfeccionarnos como seres humanos y poder conducirnos sabiamente en la sociedad, necesitamos cultivar el intelecto y la sabiduría. La negligencia en ese desafío nos conducirá a fracasar en la sociedad.
En quinto término, destacó la pasión. Los genuinos practicantes del budismo Nichiren viven con el apasionado compromiso de impulsar el kosen-rufu , y esto los colma de vigor. Aunque tengamos toda la inteligencia del mundo, sin pasión seremos como muertos en vida. A su vez, la pasión es necesaria para ser felices. En verdad, que nos sintamos dichosos o no en la vida depende, en buena medida, del entusiasmo con que encaramos cada cosa.
El sexto indicador que citó Shin’ichi fue la convicción. La revolución humana es un brillante reflejo de nuestras firmes creencias. Sin una filosofía de vida y sin convicciones claras, somos como un navío sin brújula. Cuando desconocemos qué rumbo tomar, nos exponemos a ser arrastrados por los vientos del karma y a estrellarnos contra sus arrecifes.
El séptimo y último indicador, explicó, era la victoria. El budismo es una contienda enfocada en triunfar. La revolución humana se logra conquistando un triunfo tras otro. En otras palabras, una vida de revolución humana es una existencia victoriosa. Todo involucra una lucha, tanto en la vida como en el kosen-rufu. Vencer es la forma de dar pruebas de justicia y de verdad.
Después de exponer estos siete indicadores de revolución humana —salud, juventud espiritual, buena fortuna, sabiduría, pasión, convicción y victoria—, Shin’ichi hizo hincapié en el cultivo de la solidaridad y el amor compasivo como base primordial para todos los practicantes del budismo Nichiren, en la cual quedan comprendidos los siete elementos antes enumerados.
Citó para los jóvenes presentes una orientación del maestro Toda sobre el amor compasivo, recalcando que, para las personas comunes, actuar con valor era la forma más sencilla de poner en práctica ese espíritu solidario. También destacó la importancia y la nobleza de consagrar nuestra vida al kosen-rufu como práctica de valentía y de amor compasivo.
—En síntesis —expresó—, tomar conciencia de nuestra misión como Bodisatvas de la Tierra es fundamental para lograr la revolución humana, y una prueba de esta última se encuentra en nuestra dedicación jubilosa y valiente al kosen-rufu.
»Quienes practican la enseñanza budista correcta y se dedican al bienestar de los semejantes y al mejoramiento de la sociedad son personas de enorme nobleza, que poseen el estado de vida de los bodisatvas, cualquiera sea su posición social o económica.
»La Soka Gakkai siempre tenderá una mano a los que más sufren y los ayudará a revitalizarse espiritualmente. Los primeros tres presidentes de la organización han consagrado su existencia a este propósito.
Del capítulo «La luz del sol», volumen 19 de La nueva revolución humana.
La sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.
- *1WHITEHEAD, Alfred North: Science and the Modern World (La ciencia y el mundo moderno), Nueva York: The Free Press, 1967, pág. 189.