Parte 2: La revolución humana
Capítulo 15: «Fe para superar obstáculos» [15.3]
15.3 No sucumbir a los «ocho vientos»
El budismo enseña el principio de los «ocho vientos»: ocho influencias que pueden obstruir nuestra práctica budista. Un bodisatva puede considerar tales fenómenos como obstáculos y perseverar con fe firme sin dejarse perturbar por ellos.
Cuanto más alta es una montaña, más fuertes son los vientos que la azotan. Las cumbres de los Himalayas, las cúspides más elevadas del mundo, son golpeadas continuamente por ráfagas de tremenda violencia. Según los datos meteorológicos, las temperaturas invernales en estos picos descienden hasta los 40 grados bajo cero, y soplan huracanes helados e implacables que, a veces, superan los 100 metros por segundo (360 kilómetros por hora). Pero incluso bajo los vientos más insidiosos, el «rey de las montañas» se eleva con dignidad majestuosa y calma incólume.
El budismo enseña que debemos vivir nuestra existencia con perfecta serenidad y compostura, como los Himalayas, sin inclinarnos ante ninguno de los ocho vientos, para que estos no extingan nuestra práctica budista. En uno de sus escritos, Nichiren Daishonin observa:
Los sabios merecen ese nombre porque no viven a merced de los ocho vientos: prosperidad, decadencia, deshonra, honor, alabanza, censura, sufrimiento y placer. No los exalta la prosperidad ni los aflige la decadencia. Las deidades celestiales sin falta protegerán a aquel que no se incline ante los ocho vientos.1
De estas influencias, cuatro son favorables y cuatro adversas. Los primeros cuatro vientos, que en general todos queremos experimentar, son: 1) prosperidad (o rédito de distinto tipo), 2) honor (reconocimiento de la sociedad), 3) alabanza (admiración de la gente) y 4) placer (gratificación espiritual y física). Los otros cuatro, que la gente rehúye y procura evitar, son: 5) decadencia (o pérdidas diversas); 6) deshonra (humillación u ofensa ante los demás), 7) censura (ser criticados o menospreciados) y 8) sufrimiento. El budismo enseña que no debemos permitirnos ser influenciados por los «ocho vientos» ni dejar que nos hagan abandonar nuestra práctica budista.
Una escritura budista2 dice que la mente de un bodisatva que no sucumbe a los ocho vientos es «firme e inamovible como el monte Sumeru».3
Los bodisatvas son personas valientes que se lanzan de lleno a enfrentar los difíciles retos de la sociedad para guiar a otros a la dicha. ¿Qué clase de personalidad deben tener los bodisatvas? Shakyamuni afirma que su corazón debe ser invulnerable a los ataques de los ocho vientos.
Esto describe perfectamente a los miembros de la Soka Gakkai. No es nuestro interés egoísta ni el afán de provecho económico lo que nos motiva a llevar a cabo reuniones de diálogo o a realizar actividades en la organización. Tampoco tenemos a nadie que esté elogiando lo que hacemos a cada momento. Por el contrario, a menudo somos objeto de críticas injustas y de insultos de la sociedad, y esto nos expone a no pocas aflicciones. Pese a todo, cada miembro sigue actuando por el bienestar de los demás, por el budismo y por la sociedad. Su conducta es, en verdad, la de los nobles bodisatvas de la época actual.
El Daishonin nos advierte que no debemos sucumbir a los ocho vientos, afirmando que aquellos que no se dejan afectar por ellos, no solo son sabios, sino que recibirán la protección de las deidades celestiales o fuerzas positivas del universo.
¿Por qué, frente a una sucesión interminable de ataques, la Soka Gakkai ha logrado un desarrollo tan notable en el Japón y en todo el mundo? Porque todos sus integrantes han perseverado con fe sincera y firme, sin dejarse arrastrar por los ocho vientos, tal como enseña el Daishonin. Esa es la razón por la cual hemos sido protegidos cabalmente por las deidades budistas.
El presidente Toda decía: «Uno no debe mostrarse excitado por las alabanzas ni alarmado por los insultos. Lo importante es que nuestra fe no sea frágil».4
Sin dejarnos influenciar por ninguno de los ocho vientos, sigamos construyendo una montaña de la Soka Gakkai tan magnífica y majestuosa que perdure por toda la eternidad. ¡Que sea noble y grandiosa como los Himalayas, el rey de las montañas!
Del discurso pronunciado en la reunión de la sede central para responsables, en Tokio, el 27 de enero de 1996.
La sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.
- *1Los ocho vientos, en Los escritos de Nichiren Daishonin, Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 834.
- *2Sutra Excelente Pensamiento de Brahma.
- *3Monte Sumeru: En la cosmología india, este es una elevación monumental, que se erige en el centro del mundo.
- *4TODA, Josei: Toda Josei Zenshu (Obras completas de Josei Toda), Tokio: Seikyo Shimbunsha, 1984, vol. 4, pág. 467.