Parte 2: La revolución humana
Capítulo 17: Aprovechar cada día al máximo [17.3]
17.3 «Este es el último momento de nuestra vida»
En La herencia de la Ley suprema de la vida, Nichiren Daishonin escribe: «Con respecto a aquel que se arma de fe y entona Nam-myoho-renge-kyo con la profunda conciencia de que ese es el último momento de su vida, el sutra [del Loto] proclama: “Cuando la vida de estas personas concluya, un millar de budas extenderán sus manos para recibirlos, librarlos de todo temor e impedir que caigan en los malos caminos de la existencia”».1
A partir de este pasaje, el presidente Ikeda analiza el espíritu profundo de la fe.
La frase «[C]on la profunda conciencia de que ese es el último momento de su vida»2
no significa, simplemente, estar dispuestos o decididos a algo. «Profunda conciencia» significa reconocer y comprender de manera cabal que esa es la naturaleza real de la vida.
Todos vivimos creyendo que nos queda mucho tiempo por delante. Pero nadie sabe cuándo habrá de morir. Podemos dejar esta existencia en cualquier momento; es la realidad de la vida.
Aunque nos aseguraran que aún tendremos veinte, treinta o cincuenta años por delante, si vemos el tiempo en el contexto de la eternidad, medio siglo es un instante fugaz. Esta es otra forma de entender que «este es el último momento de nuestra vida».3
Cualquier persona consciente que comprenda este punto sentirá la profunda relevancia de que estemos vivos en este momento, y practicando el budismo Nichiren. El poder secular, la fama o la riqueza son cuestiones secundarias. Si queremos adquirir una buena fortuna que no se desvanezca con la muerte y que perdure a lo largo del eterno futuro, debemos reflexionar sobre el verdadero propósito de la vida y esforzarnos con seriedad en nuestra práctica budista.
Aquí yace la postura esencial en la fe. Aun así, eso no significa que debamos renunciar literalmente a todo o sacrificar cada aspecto de nuestra vida como budistas o miembros de la sociedad humana. En cambio, cuando nos esforzamos con denuedo en la fe y la práctica, centrados en el noble objetivo del kosen-rufu, todo lo que hacemos en esta existencia sirve a un buen propósito y es provechoso, porque está basado en la Ley Mística. De esto se trata, en esencia, el compromiso de vivir conscientes de que «este es el último momento».
Si abordamos cada instante con esta entrega, «un millar de budas extenderán sus manos para recibirnos, librarnos de todo temor e impedir que caigamos en los malos caminos de la existencia».4
Esto significa que establecemos un estado de completa seguridad, sin caer jamás en los malos caminos de la existencia; es decir, los estados de infierno, de las entidades hambrientas, los animales y los asuras.5
En un nivel superficial, el pasaje que dice «[C]uando la vida de estas personas concluya, un millar de budas extenderán sus manos para recibirlos»6
parecería sugerir que esto ocurrirá en el momento de la muerte. Pero, en un nivel más profundo, «concluir» se refiere a cada instante sucesivo de la vida. Por ende, allí se describe un estado que es posible adquirir mientras vivimos.
La frase «este es el último momento de su vida» nos exhorta a volcar todo nuestro ser en el momento presente. Significa vivir cada día a pleno; esforzarnos al máximo y dar lo mejor sin reservas, en aras de lograr el kosen-rufu y la budeidad en esta existencia.
Incluso en lo que respecta a transmitir el budismo, si uno deja pasar la oportunidad actual, nunca sabrá si tendrá otra ocasión de dialogar con esa persona profundamente. Además, si uno se relaciona con los demás seriamente, consciente de que esta es su única oportunidad de ayudarlos a transformar su karma, ya está viviendo con la postura de que «este es el último momento» de su existencia.
Lo crucial es que se dediquen a lo que están haciendo con todo su ser, plenamente a cada instante, tanto cuando hacen daimoku ante el Gohonzon, como cuando estudian un texto budista o escriben palabras de aliento para sus amigos.
Si reflexionamos, vemos que la vida no es más que una sucesión de «momentos actuales». Si uno no puede crear valor en la jornada de hoy, no podrá cosechar resultados positivos mañana. Y aunque uno se trace los planes más grandiosos a largo plazo, si no valora cada momento, esos proyectos serán castillos en el aire. Las causas pasadas y los resultados futuros quedan contenidos en el verdadero aspecto de todos los fenómenos7
que existen en el instante actual; una transformación en ese momento vital puede extinguir impedimentos kármicos desde el remoto pasado y asegurar nuestra buena fortuna de hoy hacia el eterno futuro.
Este importante pasaje de los escritos del Daishonin nos enseña el principio de la transformación kármica, cuya clave es establecer una fe firme basada en la conciencia de que «este es el último momento» de nuestra vida.
De Disertaciones sobre «La herencia de la Ley suprema de la vida» publicada en japonés en el Seikyo Shimbun, en abril de 1977.
La sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.
- *1El Sutra del loto, cap. 28, pág. 318. Citado en La herencia de la Ley suprema de la vida , en Los escritos de Nichiren Daishonin, pág. 227.
- *2Ib.
- *3Véase ib.
- *4Véase El Sutra del loto, Tokio: Soka Gakkai, 2014, cap. 28, pág. 318
- *5Los estados del infierno, las entidades hambrientas, los animales y los asuras , en conjunto, se denominan «cuatro malos caminos». Son los cuatro más bajos de los diez estados y se los llama «malos» porque se caracterizan por el sufrimiento. También se los conoce como estados de infierno, hambre, animalidad e ira.
- *6El Sutra del loto , cap. 28, pág. 318
- *7Verdadero aspecto de todos los fenómenos: Verdad o realidad fundamental que permea todos los fenómenos y que es inseparable de ellos. El Sutra del loto, a través de la explicación de los diez factores contenida en el capítulo «Medios hábiles» (2.º), esclarece que todas las personas poseen en forma inherente el potencial para llegar a ser budas, y expone que todas pueden tomar contacto y manifestar dicho potencial.