Parte 2: La revolución humana
Capítulo 20: Aliento para los jóvenes [20.22]

El presidente Ikeda concluye su novela La nueva revolución humana expresando su anhelo y su inmensa expectativa en los jóvenes sucesores que asumirán la labor del kosen-rufu. Esto se expresa en una escena en que Shin’ichi Yamamoto (personaje que representa al autor), en noviembre de 2001, da un discurso en una reunión de la sede central para responsables dedicada a conmemorar el aniversario fundacional de la organización.

En su discurso, Shin’ichi agradeció a todos por sus esfuerzos y los animó a continuar avanzando valientemente con la determinación de jamás darse por vencidos. Los alentó a basarse siempre en la fe y a seguir adelante por más adversidades que surgieran en la vida, porque ese era —afirmó— el espíritu de un practicante del budismo Nichiren. Y, con el deseo de confiar la posta a los sucesores, manifestó a los jóvenes:

—¡El desarrollo del kosen-rufu dependerá de que existan discípulos genuinos!

La gran empresa del kosen-rufu no se puede concretar en una existencia. Pero sí se puede lograr cuando esa misión se transmite del mentor a los discípulos, y cuando estos la transfieren, a su vez, a las futuras generaciones.

Shin’ichi prosiguió con voz resuelta:

—Jamás olvidaré lo que dijo el maestro Toda en una de las reuniones del Suiko-kai:1 “Mientras haya un núcleo de jóvenes…, ¡no…! mientras haya un discípulo verdadero, podremos lograr el kosen-rufu”.

»¿Quién ha sido ese discípulo? ¿Quién se ha dedicado a difundir el budismo Nichiren en el mundo, con todo su ser, tal como lo indicó el señor Toda? Me honra y me enorgullece haber sido esa persona.

»Mi deseo es que los integrantes de las divisiones juveniles mantengan este solemne espíritu de los primeros tres presidentes de la Soka Gakkai, unidos por los lazos eternos de maestro y discípulo. Quienes lo hagan serán supremos vencedores. Este será también el camino esencial que conducirá a la Soka Gakkai hacia sucesivas victorias en el siglo xxi. Y es la senda que nos llevará a cumplir nuestro gran juramento del kosen-rufu y a construir una paz duradera en el mundo.

»¡Cuento con ustedes, compañeros de la División Juvenil Femenina, de la División Juvenil Masculina y de la División de Estudiantes! ¡Cuento con ustedes, jóvenes Soka del mundo!

Todos respondieron con entusiasmo. Sus voces resonaron en el recinto.

En la pared posterior de la sala pendían los retratos de los dos primeros presidentes, Tsunesaburo Makiguchi y Josei Toda. Shin’ichi sintió que ambos sonreían y asentían en señal de satisfacción, como si quisieran abrazar a los jóvenes y a todos sus compañeros con una mirada cálida y llena de amor compasivo.

Shin’ichi clamó por dentro, dirigiéndose a los jóvenes: «¡Iniciemos juntos un nuevo avance! ¡Continuemos luchando mientras vivamos! ¡Sigamos adelante con confianza y vigor tañendo con fuerza la segunda serie de las Siete Campanadas!».

Los ojos de Shin’ichi veían la gallarda figura de la juventud Soka que, imponente como jóvenes águilas, una tras otra y sin cesar, surcaban el vasto cielo del mundo, recibiendo de lleno el sol naciente del tercer milenio.

Eran la incontable multitud de Bodisatvas de la Tierra, consagrada eternamente al gran juramento del kosen-rufu.

Del capítulo «Juramento», volumen 30 de La nueva revolución humana.