Parte 2: La revolución humana
Capítulo 20: Aliento para los jóvenes [20.6]

20.6 Seguir avanzando

La juventud es sinónimo de desafío. La victoria y el éxito resplandecen en el esfuerzo tenaz por seguir avanzando, sin dejarse derrotar por ningún obstáculo.

Nada es irredimible en la juventud. El único error grave que pueden cometer cuando son jóvenes es perder la confianza en ustedes mismos o dejar que el miedo les impida intentar algo que quieren lograr.

El pasado es pasado, y el futuro es futuro. Miren ese futuro y sigan avanzando, diciéndose a sí mismos: «¡Todo empieza a partir de hoy; ¡todo comienza hoy, en este mismo instante!». Esta es la esencia del budismo Nichiren, el budismo de la «verdadera causa».1

El éxito o el fracaso real en la vida no se ve antes de los cuarenta o cincuenta años.

No dejen que las circunstancias inmediatas los atemorice o les haga perder la esperanza. Aunque se arrepientan de algo, aunque tengan problemas, aunque cometan errores, el futuro es largo. No sean esa clase de personas débiles que se desesperan o se desaniman ante el primer contratiempo.

Si observamos la vida de quienes hicieron cosas extraordinarias, vemos que su juventud distó de ser perfecta. Por ejemplo, se sabe que Winston Churchill fue un pésimo estudiante. Al Mahatma Gandhi también le costaba estudiar. Era tímido, callado y tenía dificultad para hablar con los demás. Albert Einstein era brillante en matemáticas, pero mal alumno en otras asignaturas. Wilhelm Röntgen, el descubridor de los rayos X, fue expulsado de su escuela técnica acusado injustamente por sus compañeros de curso.

¿Pero qué tuvieron en común todas estas personas en su juventud? Nunca perdieron la esperanza en sí mismos. Aunque en el pasado tuvieron mala calificación en el colegio, o fueron maltratados, traicionados, o hayan fracasado en algún intento e incluso hayan lidiado con problemas económicos o de salud, tal vez por esas vivencias que tuvieron, puedan comprender mejor los sentimientos de los demás y de la profundidad de la vida. Por eso, lo fundamental es no dejarse vencer. Si proceden de ese modo, todos esos sufrimientos vividos les ayudarán a crecer positivamente en el futuro.

Ámense a sí mismos. Respétense. Valórense. Si viven sujetos a los prejuicios, a las contradicciones y las tendencias cambiantes e inestables de la sociedad, terminarán sufriendo. Nunca olviden quiénes son; sean fieles a sí mismos.

El señor Toda decía, en tono estricto, que lo que cuenta es la satisfacción que sintamos en los últimos años de la vida. Nada tiene que ver el hecho de que las cosas vayan viento en popa cuando somos jóvenes. De igual manera, aunque sufran muchos reveses en la juventud, cuentan con suficiente tiempo para recuperarse y retomar el rumbo que buscan alcanzar.

Nunca pierdan la esperanza ni el deseo de mejorar. Si no les va bien en la escuela primaria, podrán hacerlo en la etapa de enseñanza media. Y si en este ciclo tampoco les va bien, podrán mejorar en la secundaria superior, en la universidad o cuando trabajen en la sociedad. Y si después siguen experimentando frustraciones, continúen desafiándose a los 40, 50, 60 y 70 años.

Desde la profunda perspectiva del budismo Nichiren, si no logran todo lo que desean en esta existencia, podrán seguir luchando en la próxima vida y a lo largo de la eternidad. La fe en el budismo Nichiren significa albergar la aspiración más elevada.

Aunque ustedes se nieguen a sí mismos por sentirse incapaces, yo sé que no es así. No tengo la menor duda de que cada uno de ustedes posee una misión. Digan lo que digan los demás, siempre voy a respetarlos y a creer en ustedes. Sea cual sea su situación actual, estoy absolutamente seguro de que les espera un futuro maravilloso.

Si tropiezan y caen, es cuestión de levantarse. Si logran ponerse de pie, podrán seguir avanzando. Son jóvenes, la mejor etapa para desafiarse y construir. Empiecen a partir de ahora. Comiencen algo, en este mismo instante y lugar.

***

En todos los tiempos ha habido grandes sufrimientos. Y en todas las épocas, la juventud siempre ha sido una etapa de constantes aflicciones y conflicto interno. Y no solo en el aspecto de los estudios. Hay que enfrentar problemas que tienen que ver con la familia, la salud, la apariencia, las relaciones con los amigos y muchas otras cuestiones. Hay que lidiar con sufrimientos, ansiedades, frustraciones y tristezas. La juventud es una época atravesada por problemas.

Pero el poder de los jóvenes es, precisamente, buscar respuesta a tales cuestiones, alejar las nubes más oscuras y avanzar hacia el sol y la esperanza. Por supuesto, en ese proceso, será inevitable sufrir, incurrir en errores o arrepentirse… Pero lo que cuenta es no dejarse vencer ante nada. Seguir avanzando sin detenerse y abrirse paso sobrellevando cualquier problema o sufrimiento.

Supongamos que se pierden en medio de la selva. Quieren encontrar la salida y llegar al océano, pero no saben hacia dónde ir. ¿Qué deben hacer? La respuesta es: seguir caminando en cualquier dirección, hasta encontrar un río. Y luego, caminar siguiendo su curso hasta llegar a la desembocadura.

Lo importante es seguir avanzando. Continuar marchando hacia delante, aunque sea de a uno o dos milímetros por vez, mientras se debaten con las dificultades y entonan Nam-myoho-renge-kyo. Si perseveran así toda la vida, cuando finalmente miren atrás, verán que han salido de la jungla.

Cuanto más sufran, tristezas experimenten y daimoku entonen, más profunda se tornará su vida. Todo eso servirá para nutrir su crecimiento como líderes del siglo xxi .

De Conversaciones sobre la juventud, publicado en japonés en marzo de 1999.

La sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.

  • *1Verdadera causa: También conocido como «principio místico de la verdadera causa». El budismo de Nichiren Daishonin expone directamente que la verdadera causa de la iluminación es Nam-myoho-renge-kyo, la Ley de la vida y del universo. Enseña una modalidad de práctica budista que consiste en avanzar siempre hacia adelante, tomando como punto de partida el instante actual, basándonos en esa Ley fundamental.