Parte 3: El kosen-rufu y la paz mundial
Capítulo 29: Una religión cuyo propósito sea la felicidad humana [29.7]

29.7 Aceptar al otro y ofrecerle nuestra amistad con corazón abierto y magnánimo

En el primer volumen de La nueva revolución humana, Shin’ichi Yamamoto (alter ego del presidente Ikeda) inicia su primer viaje al extranjero por el kosen-rufu mundial, en 1960. Uno de los tres países que visita es los Estados Unidos. En los fragmentos que siguen, responde preguntas de los miembros en reuniones de diálogo en Hawái y en Washington D.C., y dialoga en términos sencillos sobre el significado de una religión realmente humanística.

[En respuesta a la pregunta: «Mi hijo es alumno de una escuela cristiana, pero quisiera saber si esto constituye un acto contrario al budismo»:]


—Está perfectamente bien. Su hijo no va a la escuela a practicar el cristianismo; va a aprender y estudiar. Si este es el caso, no hay ningún problema, en absoluto.

»Usted paga una cuota por la prestación de un servicio educativo; no está haciendo ofrendas a la religión cristiana. Si su hijo está recibiendo educación en una escuela privada, es lógico que deba pagar honorarios.

»La base de nuestra fe es creer y orar al Gohonzon que estableció Nichiren Daishonin. Mientras no nos apartemos de esta base, no hay necesidad de ser rígidos o intolerantes.

»Muchos aspectos de nuestra cultura y forma de vivir en sociedad remiten, de algún modo, a elementos de otras religiones. Por ejemplo, la mayoría de las empresas cierran los domingos. Esta práctica se origina en el cristianismo, que considera el domingo un día de descanso y de alabanza a su culto. Supongamos que alguien pensara que dejar de trabajar el domingo es un acto contra el budismo… ¡Esa persona no podría vivir armoniosamente en esta sociedad!

»La música y el arte a menudo tienen influencias religiosas. Y sin embargo, no es lo mismo apreciar una obra de arte que creer en la religión que la inspiró. Por ende, no pensemos que hay que evitar las obras de arte con motivos religiosos o que escuchar ciertas piezas musicales constituye un acto contra la Ley budista. Si para tener fe hay que dejar de admirar la belleza artística, estamos ante una fe que reniega del humanismo.

La motivación de las religiones es la felicidad humana; la razón de ser de otras es la propia religión. Cuando los sistemas religiosos existen como un fin en sí mismos, caen en el dogmatismo; en última instancia, someten y esclavizan a las personas en nombre de la fe. Y, como resultado de ello, los creyentes sacrifican su libertad espiritual. Este tipo de religiones también niegan el sentido común y el humanismo, y terminan creando un abismo entre la sociedad y el mundo de la fe.

El budismo Nichiren es una religión centrada en el pueblo, cuyo propósito es promover el desarrollo del humanismo en cada persona. Un líder religioso de este budismo que habla sobre las enseñanzas del Daishonin, pero, al mismo tiempo, declara que el arte y la cultura atentan contra la Ley budista no es más que un fanático irracional, que denigra el espíritu del Buda. Este tipo de conducta termina distorsionando la enseñanza del Daishonin y obstruyendo el camino hacia el kosen-rufu mundial.

Del capítulo «La salida del sol», del volumen 1 de La nueva revolución humana.

*

[En respuesta a la pregunta: «Una de mis amigas, que vive en el mismo vecindario, cada tanto me pide que le cuide los chicos para poder ir a la Iglesia. Si le contesto: “No pienso cuidar a tus hijos si es que vas a ir a la Iglesia”, sé que se acabará nuestra amistad. ¿Qué debo hacer?»:]

—Usted vive en los Estados Unidos, un país inmenso. Por favor, tenga un corazón tan grande y vasto como la tierra donde vive. Cuando su amiga deja los hijos al cuidado de usted, lo que decida hacer en ese tiempo es asunto de ella. Usted acepta cuidar a los chicos en respuesta a su amistad. En ese proceso, también está permitiéndole crear una relación con el budismo. Así que no hay motivo para preocuparse o ponerse nerviosa por esta situación.

»En la medida en que somos discípulos de Nichiren Daishonin, es natural que adoptemos una postura estricta cuando debemos esclarecer lo correcto y lo erróneo en lo concerniente a la enseñanza. Pero, al margen de esto, nuestras interacciones con los demás deben basarse en la generosidad y la tolerancia. Esa es la verdadera forma de vivir de una persona budista.

»Estamos ante dos cosas que no son para nada incompatibles y que, si se quiere, incluso son parte de lo mismo: tener una postura estricta para diferenciar entre lo correcto y lo equivocado, y ser generosos con los demás.

Shin’ichi prosiguió relatando la valiente campaña emprendida por el Daishonin para refutar las doctrinas erróneas y esclarecer la enseñanza verdadera, con el profundo amor compasivo de ayudar a todos a ser felices.

—El Daishonin —dijo Shin’ichi— advirtió que, si las personas insistían en creer que una verdad parcial como la que exponían las enseñanzas anteriores al Sutra del loto era la verdad suprema, jamás podrían abrazar la fe en el Sutra del loto. Y esto las conduciría a la infelicidad. Decidido a que eso no ocurriera, el Daishonin enumeró cuatro refutaciones,1 y libró una batalla implacable contra los sacerdotes decadentes y corruptos de su época, que, con el patronazgo de las autoridades, difundían en todo el territorio doctrinas incorrectas y tergiversadas. Sabía que ignorar o no rectificar esta distorsión era lo mismo que alentarla y permitir que cobrara mayor fuerza. Sin embargo, su lucha adoptó la forma de un diálogo conocido como shakubuku:2 la batalla espiritual e intelectual por esclarecer a otros seres humanos. Desde el comienzo hasta el final, libró esa contienda usando el poder de la palabra escrita. Y, aunque debió sufrir persecuciones que atentaron contra su vida, jamás se apartó del espíritu de la no violencia.

Shin’ichi se dirigió a la mujer que había hecho la pregunta:

—Por ese motivo, no hay contradicción entre el espíritu del shakubuku —rebatir lo erróneo y revelar lo verdadero— y la verdadera amistad. Ambas tienen en común el amor compasivo. Así pues, cuanto más nos esforzamos en la fe, más cálida y generosamente debemos tratar a nuestros amigos y profundizar nuestros lazos de amistad. Ya que el shakubuku es una actividad para conmover la vida de los semejantes mediante el diálogo, la confianza y la camaradería resultan esenciales.

»Le pido que sea alguien capaz de elevarse por encima de las diferencias de credo, orar por la felicidad de sus congéneres y entablar lazos fraternos con muchas personas. Este proceder, por sí solo, dará un elocuente testimonio sobre la profundidad y la amplitud del budismo.

Del capítulo «La luz de la misericordia», del volumen 1 de La nueva revolución humana.

Sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.

  • *1Cuatro refutaciones: Cuatro declaraciones en las cuales Nichiren Daishonin denunció los errores de las escuelas budistas más influyentes de su época en el Japón: Tierra Pura (también conocida como Nembutsu); Zen; Palabra Verdadera y Preceptos.
  • *2Shakubuku: Método de propagación del budismo que consiste en refutar el apego a enseñanzas erróneas para conducir a la gente, de esta manera, a la enseñanza correcta. El término shakubuku se utiliza en oposición a shoju, que es conducir a la gente a la enseñanza correcta de manera gradual y de acuerdo con la capacidad de cada persona. Estas dos clases de práctica se mencionan en el Sutra Shrimala, en Gran concentración e introspección, de T’ien-t’ai, y en otras obras. En el budismo Nichiren, el término shakubuku también suele usarse como sinónimo de propagación o difusión de la Ley Mística.