Parte 1: La felicidad; Capítulo 4:
«Lo importante es el corazón» [4.4]
4.4 Pulir el corazón hasta que brille como un diamante
El corazón no brilla a menos que lo hagamos resplandecer. Cuando nos esforzamos en la fe y pulimos nuestra vida como un diamante, adquirimos un estado de felicidad indestructible.
¿Cuál es el propósito de la práctica budista? Que todos nosotros, sin excluir a nadie, seamos felices. Y ese es, también, el propósito de nuestra organización para el kosen-rufu. Los que practican la Ley Mística tenazmente nunca serán personas desdichadas. Es importante que tengan esta absoluta certeza. Esa clase de confianza genera buena fortuna.
Nadie puede escapar de los cuatro sufrimientos universales: el nacimiento, la vejez, la enfermedad y la muerte. Con el tiempo, nuestros brillantes sucesores de la División Futuro y de la División de Jóvenes también envejecerán. Los sufrimientos de la enfermedad y de la muerte también son aspectos inexorables de la vida. A medida que sumen años y experiencia, ¿construirán una vida luminosa, de firme felicidad, acumulando más y más beneficios y buena fortuna? ¿O vivirán bajo el signo de la frustración y el desencanto, cada vez más tristes y solos a medida que pasen los años?
La Ley Mística corporifica el principio de que «los sufrimientos del nacimiento y la muerte son el nirvana». Nos permite ser eternamente jóvenes y enérgicos, irradiar esperanza invariable y hacer realidad nuestros sueños.
Esa Ley se expresa en el principio de que «los deseos mundanos son la iluminación». Cuando más problemas superemos, más podremos elevar nuestro estado de vida basados en la fe, tomando las situaciones adversas como combustible de nuestra felicidad. Podemos transformar todo para bien y convertir cualquier veneno en un remedio.
En particular, la época de la juventud está sembrada de preocupaciones y de problemas. Pero así debe ser, porque para llegar a ser grandes líderes deberán conocer en carne propia el valor de la lucha contra los problemas y la importancia del esfuerzo. Ese esfuerzo, ese trabajo descomunal les permitirá templarse y crecer.
Nichiren Daishonin escribe: «Lo importante es el corazón».1
Los que tienen una postura de fe cristalina e indestructible como el diamante son vencedores espirituales, y construyen una felicidad igualmente prístina y resistente a todo. Son eternos vencedores. Hacen de cualquier lugar un castillo majestuoso, dondequiera que vivan. Pueden gozar de un estado de vida elevado y sublime, como si observaran el universo serenamente desde una altura panorámica.
En cambio, hay otros que, a los ojos de los demás, parecen personas rectas y excelentes, pero en realidad son deshonestas y moralmente corruptas.
Hay que tallar y pulir el diamante de nuestra fe… Una piedra preciosa en bruto solo refleja la luz y emite brillo cuando se la faceta. El diamante de la fe se pule entonando Nam-myoho-renge-kyo y trabajando por el kosen-rufu. Una vida dedicada a promover este ideal recorrerá sin desvíos el sendero de la felicidad duradera, en un estado espléndido de constante alegría.
Nuestra práctica budista nos permite establecer un estado de vida elevado para aceptar todo lo que suceda con alborozo y valentía, avanzando infaliblemente en dirección positiva.
Del discurso pronunciado en una reunión con representantes de las distintas divisiones, en Tailandia, el 2 de febrero de 1992.
La «sabiduría para ser feliz y crear la paz» es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.
- *1La estrategia del «Sutra del loto», en Los escritos de Nichiren Daishonin, págs. 1045-1046.