Volumen 30: Capítulo 6, Juramento 111–120
Juramento 111
En el encuentro, los miembros entonaron juntos la famosa canción «Si vas para Chile», y Shin’ichi los acompañó con las palmas:
Campesinos y gentes del pueblo
te saldrán al encuentro, viajero
y verás cómo quieren en Chile,
al amigo cuando es forastero.
Todos cantaban con pasión, irradiando alegría en sus rostros y con el compromiso de impulsar un ejemplar avance del kosen-rufu.
Este día se convirtió en un nuevo punto de partida para la SGI de Chile.
El 25 de febrero al mediodía, Shin’ichi se encontró con el presidente Patricio Aylwin en el Palacio de la Moneda. Ambos se habían reunido en noviembre del año anterior (1992), durante la visita del mandatario a Japón.
En dicha ocasión, habían mantenido un animado diálogo sobre temas como la necesidad de líderes comprometidos con el bienestar de la gente, el dramático proceso de democratización chilena, la trascendencia que tendría el intercambio cultural entre Chile y Japón en la apertura de una nueva era de la cuenca del Pacífico, etc. Los quince minutos asignados se extendieron a cuarenta y cinco.
Cuando se despidieron, el presidente Aylwin le había manifestado: «Espero que este no sea nuestro primer y último encuentro. La próxima vez, reunámonos en la sede del gobierno en Chile».
Esa promesa se había hecho realidad.
El presidente Aylwin se mostró feliz por el reencuentro y le comentó que, después de la conversación en Tokio, había leído Elige la vida, el libro que compila los diálogos de Shin’ichi con Arnold. J. Toynbee.
Esta vez, hablaron sobre el poder de la cultura, los problemas ambientales, entre otros. Shin’ichi obsequió un poema como tributo a este líder de la democracia que supo erguirse majestuoso como los Andes [en los momentos más difíciles de su país]. En sus versos se lee:
¡El poder de la razón supera al de las armas!
¡El poder del espíritu supera el filo de la espada!
El poder inescrupuloso y cruel,
aunque se imponga feroz,
su triunfo es solo ilusorio y temporal.
Pues es el poder de la razón y del espíritu el que
brinda comprensión y júbilo,
enriqueciendo ampliamente el suelo del pueblo.1
Juramento 112
En julio de 1994, cuatro meses después de haber finalizado su mandato, el doctor Patricio Aylwin visitó Japón acompañado de su esposa Leonor y dio una conferencia en la Universidad Soka.
En esa oportunidad, Shin’ichi se encontró por tercera vez con el expresidente Aylwin. Posteriormente, en octubre de 1997, fue publicado en japonés el libro titulado Taiheiyo no kyokujitsu (Alborada del Pacífico), una compilación de sus conversaciones e intercambios mantenidos entre 1992 y 1994. Este acontecimiento coincidió con el centenario de la firma del Tratado de Amistad, Comercio y Navegación entre Japón y Chile.
El 25 de febrero de 1993, Shin’ichi salió de Chile y llegó a São Paulo, el mismo día, por la noche. Durante su estadía, participó junto con representantes de treinta y dos países y territorios en la decimosexta reunión general de la SGI realizada en el Centro Cultural Campestre de la SGI de Brasil.
En sus palabras, Shin’ichi declaró que los miembros de la Soka Gakkai eran pioneros en la empresa sin precedentes del kosen-rufu mundial y los instó a llevar por siempre el orgullo de ser herederos de los valores espirituales de Nichiren Daishonin. Asimismo, los alentó a hacer brillar al máximo sus cualidades humanas para alumbrar el hogar, la comunidad y la sociedad, y a seguir avanzando con alegría y dinamismo junto con él en el gran camino humanístico de la SGI, expandiendo innumerables lazos de amistad.
El 8 de marzo, voló a Miami, Florida, donde asistió a una sesión de capacitación con miembros de la SGI de los Estados Unidos y a otras actividades. Después, se dirigió a San Francisco donde se encontró por cuarta vez con el científico Linus Pauling y continuó alentando a sus compañeros hasta su retorno a Japón el 21 de marzo.
En mayo de 1993, Shin’ichi fue a las Filipinas y a Hong Kong. Desde setiembre a octubre, recorrió nuevamente los Estados Unidos y visitó también Canadá. Durante esta gira, por invitación de la Universidad Harvard, Shin’ichi dio su segunda conferencia en dicha institución que se tituló «El budismo Mahayana y la civilización del siglo XXI».2
Desde enero a febrero de 1994, viajó a Hong Kong, la provincia de Shenzhen y Tailandia. A mediados de mayo, fue a Rusia y a varios países europeos donde permaneció por más de un mes. Dedicó cada día y cada momento a construir los cimientos del kosen-rufu mundial.
No ponerse en acción cuando es necesario, no hacer lo que se debe en el momento preciso, causan arrepentimientos eternos. Para Shin’ichi, este instante lo era todo.
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El 1.o de enero de 1995 —denominado «Año de la gloria y del avance vigoroso»— Shin’ichi Yamamoto inició sus actividades participando en la ceremonia de gongyo de Año Nuevo en la sede central de la Soka Gakkai.
El 15 de enero, Día de la Mayoría de Edad en el Japón, se celebró una reunión con representantes de la División Femenina y del distrito municipal de Shinjuku, en la que Shin’ichi habló sobre la clase de líder que se requiere en el siglo XXI: «¿Qué cualidades serán necesarias para los responsables de ahora en adelante? De hecho, podríamos decir que estas aptitudes se pueden resumir en la palabra “sinceridad”. Quienes asuman el liderazgo deberán mantener el compromiso de trabajar sin reservas por el bienestar de los miembros y no caer en la soberbia. La honestidad, la bondad, la responsabilidad, la firmeza de sus convicciones y la afabilidad y apertura son cualidades humanas que todos desean en un líder. No hay ninguna necesidad de fingir ser alguien que no son. Lo importante es que continúen cultivándose como seres humanos, a su propia manera, basados en la fe».
Por el bien del futuro, Shin’ichi quería dejar asentado el tema del liderazgo con palabras claras y sencillas.
Y prosiguió: «El objetivo del budismo Nichiren es aliviar el sufrimiento de las personas. Esto no se puede concretar tan solo con ideales. Es preciso sabiduría verdadera e iniciativas concretas. Desde nuestra perspectiva, se trata del principio de “sustituir la sabiduría por fe”, es decir, hacer uso de la sabiduría de la Budeidad inherente a nuestra vida por medio de la práctica budista. Por eso decimos que todo comienza por la oración. Debemos perseverar en el daimoku y emprender acciones hasta obtener resultados.
»Tanto Shakyamuni como Nichiren Daishonin fueron personas de acción. Quisiera que también sigamos sus pasos».
Dos días después, a las cinco y cuarenta y seis de la mañana del 17 de enero, se produjo un gran terremoto que azotó la región centro-oeste del Japón. Los lugares más afectados fueron Kobe, la isla de Awaji y otras zonas en el sur de la prefectura de Hyogo, así como ciudades de Osaka y Kioto. El sismo echó abajo las autopistas elevadas y destruyó innumerables viviendas y edificios, además de desatar grandes incendios. El número de víctimas mortales superó los seis mil cuatrocientos y aproximadamente cuarenta y cuatro mil personas fueron lesionadas. Este siniestro trascendió como el gran terremoto de Hanshin de 1995.
Cuando Shin’ichi escuchó la noticia, inmediatamente tomó medidas e hizo que la Soka Gakkai movilizara todos sus recursos para apoyar las labores de rescate y socorro.
Él tenía programado viajar a Hawái y dar una conferencia en el Centro de Oriente y Occidente, uno de los principales institutos académicos de la cuenca del Pacífico, pero pospuso su vuelo e hizo todo lo que estaba a su alcance para ayudar a los damnificados.
Bases de asistencia y apoyo se instalaron rápidamente en la sede central en Tokio y también en la región de Kansai. Shin’ichi consultó con los máximos responsables de la organización y participó en las reuniones de coordinación.
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En las áreas afectadas por el gran terremoto de Hanshin, las instalaciones de la Soka Gakkai fueron acondicionadas para funcionar temporalmente como centros de evacuación donde se brindó refugio y se llevaron a cabo la recolección, el almacenamiento y la distribución de artículos de primera necesidad.
Muchas carreteras estaban bloqueadas debido a que las autopistas habían sufrido derrumbes en varios tramos y por los escombros de los edificios destruidos. Los caminos estaban todos sumamente congestionados. Los miembros de la organización formaron “brigadas de motocicletas” que atravesaron estas calles para entregar provisiones de emergencia a las zonas damnificadas.
Shin’ichi se sentía profundamente dolorido cuando pensaba en las personas que habían perdido a sus seres queridos, sus casas y sus lugares de trabajo. Quería ir de inmediato hacia ellos y brindarles aliento, pero se acercaba la fecha de la conferencia en el Centro de Oriente y Occidente de Hawái. El presidente de la Soka Gakkai Eisuke Akizuki y un grupo de responsables, entre ellos la titular de la División Femenina y el líder de la División de Jóvenes, se preparaban para dirigirse juntos hacia Kansai.
Shin’ichi les dijo: «Les pido que infundan ánimo y valor a todos ellos en mi lugar. Entreguen todo su ser a esta tarea. Habrá personas que han perdido familiares que practicaban el budismo. A ellos, díganles:
Aunque todo haya sido destruido, la buena fortuna y los beneficios que han acumulado en sus vidas con la práctica del budismo perdurarán eternamente. El budismo Nichiren enseña que si entonamos Nam-myoho-renge-kyo, así sea una sola vez, podemos manifestar la Budeidad. Por lo tanto, aunque sus familiares hayan sido víctimas del terremoto, sin duda han transformado su karma en esta existencia. Cuando vuelvan a nacer, abrazarán el Gohonzon nuevamente y gozarán de una vida feliz.
Recuerden que, de acuerdo con el principio de “convertir el veneno en remedio”, podemos transformar todo a través de la fe en la Ley Mística. El Daishonin escribe: “Cuando ocurre un gran mal, sobreviene un gran bien”.3
Por más difíciles y dolorosas sean las circunstancias que estén atravesando en este momento, por favor, tengan la absoluta convicción de que serán felices. Es más, ¡tienen que ser felices sin falta! Estoy orando y deseando que cada uno de ustedes reconstruya espléndidamente su vida haciendo surgir fortaleza interior».
Akizuki y el grupo de líderes llegaron a Kansai el 24 de enero y visitaron a los miembros a quienes les transmitieron ese mensaje.
Por la noche del 25, Shin’ichi partió hacia Honolulú, Hawái.
El día 26, después de hacer un recorrido por la Universidad de Hawái en Manoa, se dirigió al Centro de Oriente y Occidente adyacente al campus.
Allí, dio un discurso en conmemoración al quincuagésimo aniversario del establecimiento de las Naciones Unidas, que se tituló «Un nuevo enfoque sobre la seguridad humana».4
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En la conferencia, Shin’ichi observó que el tema de las garantías de la seguridad humana solía ser examinado mayormente en términos políticos e institucionales. Y señaló que, sin embargo, si nuestros esfuerzos se dirigen solo a la búsqueda de mejoras en las estructuras sociales y estatales, dejando a un lado la cuestión primordial de la transformación y revitalización del ser humano, todo lo que podamos hacer en aras de la paz podría resultar, incluso, contraproducente. Y agregó que esta había sido una importante lección del siglo XX.
Propuso que las iniciativas para cambiar la sociedad debían partir del cambio interior de cada individuo o la revolución humana, y que para ello sería necesario dar una nueva orientación a la mentalidad de la gente, de manera que la sabiduría se imponga al conocimiento; la diversidad, a la uniformidad; y la soberanía humana, a la soberanía nacional.
En el Centro de Oriente y Occidente, Shin’ichi se encontró una vez más con el doctor John Montgomery, profesor emérito de la Universidad de Harvard; el doctor Glenn Paige, profesor emérito de la Universidad de Hawái; y el doctor Johan Galtung, pionero de los estudios sobre la paz.
Durante su estadía en Hawái, asistió al Festival Cultural de los Jóvenes por la Paz del Mundo, que conmemoraba el quincuagésimo aniversario de la fundación de las Naciones Unidas, y a la Conferencia de la cuenca del Pacífico para la Paz y la Cultura. El 2 de febrero retornó a Japón tomando un vuelo directo a la región de Kansai.
Allí, Shin’ichi mantuvo una reunión con los líderes de Tokio y de Kansai para conversar sobre las medidas que tomaría la organización para hacer frente los daños del devastador terremoto ocurrido en enero. Estuvo también en la ceremonia de gongyo por los fallecidos a causa del siniestro. Dio todo de sí pensando en aliviar de alguna manera el sufrimiento de los miembros.
En dicha ocasión, Shin’ichi manifestó: «Estoy orando por la pronta recuperación de Kansai. El mundo se solidariza con ustedes y está observando sus esfuerzos. Por favor, hagan de esta región un modelo ejemplar para el resto del mundo poniéndose de pie con valentía. Los compañeros que han perdido la vida en este desastre natural se reintegrarán enseguida a las filas de Kansai, el bastión siempre victorioso.
»Nichiren Daishonin escribe: “Uno […] alcanzará, sin impedimento alguno, el nivel más elevado del renacimiento en la Tierra de la Luz Tranquila. Y, en un instante, regresará al mundo de los sueños de los nueve estados, el reino del nacimiento y la muerte”.5 Nosotros logramos la Budeidad, descrito aquí como el “renacer en la Tierra de la Luz Tranquila” y, después de la muerte, volveremos inmediatamente al mundo de los nueves estados [el mundo saha] para incorporarnos otra vez al movimiento por el kosen-rufu.
»Quisiera que por todos nuestros camaradas que fallecieron, continuemos avanzando con alegría y esperanza, entonando enérgicamente Nam-myoho-renge-kyo. Pues es de esta manera —basándonos en la concepción de que la vida no está separada de la muerte— como haremos resurgir con fuerza el brillo de la buena fortuna aquí, en Hyogo y en toda Kansai.
»Les pido que hagan llegar mis más cordiales saludos y mi solidaridad a las personas que han sido afectadas por el terremoto y están debatiéndose en medio de los daños ocasionados».
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Desde finales de octubre de 1995, Shin’ichi Yamamoto viajó a cuatro países y territorios de Asia. En esta gira recorrió por primera vez Nepal, tierra natal de Shakyamuni, la cual sería la quincuagésima primera nación que visitaba en su travesía por la paz.
El 1.o de noviembre, Shin’ichi se encontró con Su Majestad el rey Birendra Bir Bikram Shah Dev en el palacio real de Katmandú. El día 2, participó como invitado de honor en la ceremonia de graduación de la Universidad Tribhuvan llevada a cabo en el Centro Internacional de Convenciones. En esa ocasión, dio una conferencia conmemorativa titulada «Una lección viviente de humanismo».
En ella, habló sobre el legado espiritual de Shakyamuni, un gran maestro de la humanidad, a partir de dos perspectivas: su penetrante luz de sabiduría y la vastedad de su misericordia. Afirmó que, si las personas se unían abrazando ideales humanísticos y se comprometían a trabajar por la felicidad propia y ajena, generarían fuerzas capaces de impulsar a cada país hacia su prosperidad e iluminar el sendero de un brillante futuro para la humanidad. Manifestó también su deseo de que los graduados, dueños de una valiosa misión como líderes de la próxima generación, abrieran sus alas de la sabiduría y la benevolencia, para ascender majestuosamente hacia el cielo de un siglo XXI en el que reine la paz y el respeto a la dignidad de la vida.
El 3 de noviembre, la Universidad Tribhuvan confirió a Shin’ichi el título honorífico de Doctor en Letras. Le fue entregado por el ministro de Educación y prorrector de la casa de estudios superiores.
En su discurso de aceptación, Shin’ichi mencionó que Nepal era una tierra de singular belleza y poesía, y que tenía la convicción de que la riqueza espiritual de un país se originaba en la riqueza del corazón que palpita en su pueblo.
Ese mismo día, junto con miembros de la SGI de Nepal, se dirigió en automóvil hacia un cerro en las afueras de Katmandú. Los compañeros del lugar habían querido mostrarle los Himalayas, la cadena de montañas más elevada del mundo.
Empezaba a caer la tarde, y la cordillera estaba cubierta de densas nubes de color blanquecino. Pero cuando Shin’ichi y su grupo llegaron a la colina, estas se fueron dispersando; por un momento se aclaró el panorama, dejándose ver los picos cubiertos de nieve. El cielo estaba teñido de tenue color rosado por la luz del sol poniente. Las cumbres se alzaban majestuosas mostrando su silueta solemne y digna.
Shin’ichi instintivamente tomó la cámara y pulsó varias veces el botón del obturador.
Poco después, el fino velo de la noche fue cubriendo las montañas, y una enorme luna plateada apareció en el firmamento.
Desde lejos, un grupo de unos veinte niños observaban a Shin’ichi con curiosidad. Cuando él los invitó a acercarse con un gesto, se le aproximaron esbozando una tímida sonrisa. Sus ojos brillaban como piedras preciosas.
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Shin’ichi Yamamoto se dirigió a los niños: «Nosotros somos budistas. Esta es la tierra donde nació el buda Shakyamuni. Él creció contemplando estos magníficos montes y se esforzó mucho para ser como los Himalayas… Finalmente, llegó a ser un gran campeón. Ustedes son como él. Están viviendo en un lugar extraordinario y pueden ser personas excelsas como lo fue el Buda.
»Todos tienen rostros muy bellos y miradas inteligentes. Cuando sean grandes, por favor, vengan a Japón».
Shin’ichi quería aprovechar al máximo este breve encuentro. Deseaba brindarles aliento y llenar el corazón de estos pequeños con una fresca brisa primaveral impregnada de esperanza.
Al día siguiente, 4 de noviembre, Shin’ichi participó en la primera reunión general de la SGI de Nepal llevada a cabo en Katmandú y se tomó una fotografía grupal junto con los más de cien miembros que estuvieron presentes. Durante el encuentro, los alentó con estas palabras: «Por favor, sigan avanzando en armonía y amistad. Espero que cada uno se esfuerce para brillar como ciudadano y miembro ejemplar dentro de su comunidad».
La mayoría de los compañeros de fe en Nepal eran jóvenes. Estos esperanzadores «retoños» estaban desarrollándose y sacando a relucir su potencial ilimitado al abrigo de los Himalayas.
Después de Nepal, Shin’ichi viajó a Singapur donde participó en la Tercera Conferencia de la SGI de Asia para la Cultura y la Educación, y visitó por primera vez el Jardín de Infantes Soka de Singapur. Asimismo, estuvo presente en el Primer Festival Juvenil de la Amistad y las Artes organizado por la SSA (Asociación Soka de Singapur), en conmemoración al trigésimo aniversario de la fundación de la República de Singapur.
Posteriormente, al atardecer del 10 de noviembre, llegó a Hong Kong.
El territorio de Hong Kong, que en ese entonces estaba bajo el gobierno del Reino Unido, sería devuelto a China en 1997. Los planes para el traspaso de la soberanía empezaron a tomar forma concreta luego de varias conversaciones mantenidas entre el principal líder de la República Popular China, Deng Xiaoping, y la primera ministra británica, Margaret Thatcher en 1982.
A los residentes del lugar, que habían vivido por mucho tiempo en una sociedad con una economía de libre mercado, les era difícil imaginar sus vidas bajo el régimen comunista, y muchos estaban preocupados por el futuro que les aguardaba. Hubo un tiempo en el que el precio del dólar de Hong Kong cayó bruscamente y reinó la confusión en el mercado de valores.
«¡Debo ir a Hong Kong ahora! Este es el momento en que los miembros necesitan aliento».
Esta determinación lo había impulsado a Shin’ichi visitar el territorio hongkonés en diciembre de 1983.
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Durante su visita a Hong Kong en 1983, Shin’ichi Yamamoto había expresado a los miembros: «Algunos de ustedes deben de estar afligidos pensando lo que sucederá a partir de la reunificación de 1997. Pero no hay nada de qué preocuparse. Tengan la tranquilidad de que, alumbrados y protegidos por la Ley Mística, seguirán llevando una existencia sosegada en su amada tierra, en este puerto internacional en continuo desarrollo e impregnado del aroma de la cultura, donde palpita el espíritu de paz y libertad».
«Mantengamos intercambios más activos y animados como jamás se ha visto, de los cuales podamos disfrutar mucho más aún a partir de la retrocesión prevista para 1997. ¡Sigamos escribiendo juntos una saga triunfal que perdure por toda la eternidad!».
Shin’ichi había mantenido contactos con los compañeros de la SGI de Hong Kong y numerosos intelectuales de la sociedad hongkonesa y estaba convencido de que el secreto del gran crecimiento y el desarrollo de este territorio yacía en la vitalidad desbordante y la poderosa esperanza que latía en su gente.
«Mantengamos intercambios […] de los cuales podamos disfrutar mucho más aún» … Estas palabras de Shin’ichi infundieron valentía en los miembros.
En diciembre de 1984, China y Reino Unido firmaron una declaración conjunta en la que se menciona el traspaso de la soberanía de Hong Kong a la China en 1997, creándose una región administrativa especial en la cual no se implementarían políticas del régimen comunista durante los siguientes cincuenta años. Hong Kong mantendría su sistema y estilo de vida capitalistas, bajo la fórmula «un país, dos sistemas». Pero eso no quitó por completo la angustia y el temor de sus residentes y cientos de miles de ellos emigraron a Canadá, Australia, y a otros países.
Pensando en el futuro de Hong Kong, Shin’ichi entabló diálogos con dirigentes chinos y con los sucesivos gobernadores del territorio hongkonés.
Durante el viaje de noviembre de 1995, Shin’ichi se encontró con Jin Yong (seudónimo de Louis Cha), conocido escritor y fundador del diario Ming Pao. Respetado como el «faro que guía la conciencia» y líder de opinión durante muchos años, Jin Yong fue también miembro de la comisión encargada de la elaboración de la ley fundamental que determinaría el régimen social de Hong Kong en lo sucesivo.
A partir de 1995, ambos mantuvieron cinco reuniones en las que intercambiaron opiniones sobre el futuro de Hong Kong y el papel de la literatura en la vida. La versión japonesa del libro que recompila sus conversaciones se publicó en 1998 con el título Kyokujitsu no Seiki wo Motomete (En pos de un brillante nuevo siglo).
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Cinco meses antes de que Hong Kong pasara a formar parte de la República Popular China, Shin’ichi le había dicho a Jin Yong: «Estoy seguro de que Hong Kong continuará prosperando aun después de su reincorporación a la China». Y le había mencionado, además, que en lo sucesivo el foco de atención no solo se dirigiría a su desarrollo económico sino también a la plenitud y la satisfacción de su gente en el plano espiritual.
Jin Yong le había respondido con firmeza: «Espero que los miembros de la SGI de Hong Kong y de los demás países del mundo sigan transmitiendo a muchas personas más la importancia de atenerse a los valores espirituales y de poseer una sólida pauta de valores».
Las palabras de ambos expresaban sus deseos de dicha y prosperidad para los habitantes de Hong Kong.
Lo que Shin’ichi continuamente había enfatizado a los miembros era que mientras ellos mantengan una fe inquebrantable podrán hacer que cualquier sitio donde se encuentren brille como un «jubiloso reino de tesoros».
Nichiren Daishonin escribe: «[E]l lugar donde habiten [los discípulos de Nichiren] pasará a ser la Tierra de la Luz Tranquila».6
El 1.o de julio de 1997, se llevó a cabo la histórica ceremonia en la que se realizó el traspaso de la soberanía de Hong Kong. En dicha ocasión, el Equipo de Gimnasia Águilas Doradas de la SGI de Hong Kong presentó un número rebosante de energía juvenil. Y varios grupos corales de la organización participaron también en el festival musical conmemorativo celebrado por la noche.
Shin’ichi envió telegramas de felicitación al presidente chino Jiang Zemin, a quien conocía desde hace varios años, y al nuevo jefe ejecutivo de la Región Administrativa Especial de Hong Kong, Tung Chee-hwa. Los miembros estaban decididos a unirse para hacer de su territorio un puerto de paz y prosperidad en este nuevo período de transición, y se embarcaron hacia el siglo XXI, iniciando con espíritu renovado el tercer milenio.
Durante su estadía en Hong Kong en noviembre de 1995, Shin’ichi fue también a Macao. Recibió un doctorado honorario en Ciencias Sociales de la Universidad de Macao y realizó una visita de cortesía a las oficinas municipales del territorio macaense. Esta región que estaba bajo la administración de Portugal se reintegró a la soberanía china en 1999, y los miembros de la SGI de Macao, al igual que los compañeros de Hong Kong, iniciaron una partida renovada y llena de esperanza.
El 17 de noviembre de 1995, Shin’ichi regresó a Japón luego de terminar su recorrido por los países vecinos de Asia y se dirigió a las regiones de Chubu y Kansai para una gira de orientación.
El día 23, se celebró en el Centro Cultural de Kansai la reunión de la sede central para responsables, llevada a cabo en forma conjunta con la reunión nacional de la División de Jóvenes y el encuentro general de Kansai.
En esta actividad, el director general de la SGI, Koichi Towada, presentó la nueva Carta Orgánica de la SGI.
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La Soka Gakkai Internacional (SGI) fue fundada el 26 de enero de 1975 durante la Primera Conferencia para la Paz Mundial celebrada en la isla de Guam, situada en el Pacífico. Desde entonces, ha difundido la filosofía del budismo Nichiren que afirma la dignidad de la vida y ha desarrollado un movimiento encaminado a contribuir a la paz mundial y la felicidad de todo el género humano. Las organizaciones de la SGI de los diferentes países y territorios se han esforzado para crear lazos de confianza en sus respectivas comunidades y, hoy en día, son grandes las expectativas que la gente de la sociedad deposita en ellas.
Durante las reuniones de la Junta Directiva Permanente y la Junta Directiva de la SGI en 1995 —año en que se conmemoraba el vigésimo aniversario— fue aprobada la formación de un comité encargado de redactar una Carta Orgánica en la que fueran asentados explícitamente los propósitos y los fines de la SGI así como los principios y las pautas de conducta a los que se atendrán sus miembros. En la Reunión General de la SGI llevada a cabo el 17 de octubre, fue adoptada una resolución relacionada con dicha carta orgánica y, después de muchas deliberaciones del comité fue establecida la Carta con la aprobación de todas las organizaciones de la SGI.
La Carta Orgánica consta de diez artículos mediante los cuales la SGI se compromete a cumplir los siguientes objetivos: contribuir a la paz, la cultura y la educación basada en el budismo; respetar los derechos humanos y la libertad de culto y de expresión religiosa; contribuir a la prosperidad de la sociedad; promover el intercambio cultural; proteger la naturaleza y el medio ambiente; y fomentar el desarrollo humano.
El artículo séptimo declara: «Sobre la base del espíritu de tolerancia que caracteriza al budismo, la SGI respetará a las demás religiones, dialogará con ellas y buscará su cooperación para resolver los problemas fundamentales que afectan a toda la humanidad».
La clave para el logro de la paz mundial y la felicidad del género humano está en aunar esfuerzos y trabajar juntos conscientes de que compartimos un destino común. Los mayores obstáculos que se oponen a la consecución de ese fin son el exclusivismo y la intolerancia en el marco religioso, étnico y nacional. Para que la humanidad conviva en paz y armonía, necesitamos retornar al sustrato común de ser todos seres humanos por igual y ayudarnos mutuamente trascendiendo cualquier diferencia.
En el momento en que ocurrió el gran terremoto de Hanshin en enero de 1995, la Soka Gakkai se dedicó enteramente a las labores de asistencia y restauración, y las organizaciones que constituyen la SGI fuera de Japón también brindaron su apoyo de distintas maneras. Los que fueron afectados por el desastre y muchas otras personas expresaron su gratitud por estos esfuerzos.
La SGI, además, ha venido trabajando en colaboración con otras entidades religiosas y con diferentes instituciones en la abolición de las armas nucleares.
- *1Traducción directa del japonés.
- *2IKEDA, Daisaku: El nuevo humanismo, Fondo de Cultura Económica, México, 1999, pág. 169.
- *3Los escritos de Nichiren Daishonin, Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 1165.
- *4IKEDA, Daisaku: El nuevo humanismo, Fondo de Cultura Económica, México, 1999, pág. 264.
- *5The Writings of Nichiren Daishonin, Tokio: Soka Gakkai, 2006, vol. 2, pág. 860.
- *6Los escritos de Nichiren Daishonin, Tokio: Soka Gakkai, 2008, págs. 441-442.