Parte 2: La revolución humana
Capítulo 14: «¡Sean buenos ciudadanos!» [14.9]

En un diálogo con Ricardo Díez-Hochleitner, entonces presidente del Club de Roma (hoy presidente honorario), el presidente Ikeda explica qué define a los verdaderos ciudadanos del mundo.

El doctor Díez-Hochleitner y yo hemos conversado extensamente sobre el concepto de la ciudadanía mundial. En una oportunidad, comentó: «Un auténtico ciudadano del mundo debe comenzar siendo un buen miembro de su familia, un buen compañero de trabajo y un buen miembro de su comunidad local. El cambio en estos niveles fundamentales ejerce una gran influencia en la reforma profunda; esto guarda relación con su idea de que un solo individuo puede cambiar el medio ambiente, su región, su nación e incluso el mundo entero».1 Es una importante observación.

Nuestra organización ha avanzado bajo la consigna: «Seamos buenos ciudadanos». Además, propone entre sus guías eternas la «fe para la armonía familiar».

Para ser ciudadanos globales no hay que empezar por otro lugar, sino por la familia, el trabajo y el vecindario. Confirmemos una vez más que el primer paso para toda reforma duradera es el esfuerzo seguro y constante en esos ámbitos. Dondequiera que nos encontremos en este momento, cualquiera sea el lugar, resulta el sitio preciso para ponernos en acción, llenos de compromiso, pasión y esperanza. Cuando avanzamos con vitalidad renovada y con el espíritu rejuvenecido, nuestras comunidades y organizaciones también reviven y muestran un nuevo crecimiento dinámico.

Podemos crear una magnífica historia personal e impulsar el kosen-rufu positivamente a través de dialogar con quienes nos rodean sobre el budismo, de ayudar a otros y de avanzar juntos por el camino de la felicidad.

Del discurso pronunciado en la conferencia con representantes del área Tokio 2, en Tokio, el 18 de noviembre de 2005.