Parte 2: La revolución humana
Capítulo 18: El budismo es una filosofía dialógica [18.3]
18.3 El diálogo budista brilla con la luz de la revolución humana
El presidente Ikeda explica que dialogar con nuestros semejantes sobre la Ley Mística implica tener profundo respeto por su vida, aprender de ellos y crecer juntos. Nuestra actitud, oraciones y conversaciones sinceras por la dicha de los demás —dice— son un radiante reflejo de nuestra propia revolución humana.
Solo dialogando e interactuando con los demás podemos desarrollarnos como seres humanos. El diálogo implica aprender de otros, y requiere una postura de respeto hacia el prójimo. Esta actitud posibilita un intercambio sincero. Cuando aprendemos de los demás, nos enriquecemos. Esta clase de conversación es fuente de alegría, felicidad y paz.
El diálogo, en sí mismo, es una prueba de victoria humana.
Nichiren Daishonin escribe: «Ahora hemos ingresado en el Último Día de la Ley, y el daimoku que yo, Nichiren, entono es diferente del de épocas anteriores. Este Nam-myoho-renge-kyo abarca tanto la práctica personal como la enseñanza a los demás».1
El año pasado, armados de un poderoso daimoku, los integrantes de la División de Jóvenes se esforzaron sin descanso en sus iniciativas de diálogo, con el deseo de promover la felicidad de sus amigos y comunidades.
Cada día, recibo magníficos informes de nuestros miembros donde me cuentan sus victorias personales en el diálogo después de muchos años de perseverancia, o me dicen que por primera vez alguno de sus compañeros decidió empezar a practicar el budismo Nichiren. Estos informes de jóvenes que se están desafiando me colman de esperanza en el futuro. Nada es más inspirador o alentador que el dinamismo innovador de la juventud. Son ellos los que, con su labor sincera, crearán el porvenir.
Desde luego, a veces uno decide dialogar francamente con alguien y recibe una respuesta hostil o negativa; o no logra hacer que comprenda aspectos de nuestro movimiento. Como escribe Nichiren Daishonin, transmitir a otros la Ley Mística es practicar tal como enseña el Buda. Es la más difícil de todas las proezas. Pero cuando permitimos a otro escuchar la enseñanza correcta, el beneficio que adquirimos es el mismo, ya sea que esa persona decida practicarla de inmediato o no. En cualquier caso, estamos llevando a cabo la tarea noble y suprema del Buda.
No hay necesidad de sentirse mal o de preocuparse cuando uno no obtiene los resultados que esperaba. Yo mismo he pasado por esa situación. He pensado infinidad de veces cuál sería la mejor forma de transmitir mi mensaje a la otra persona y de llegar a su corazón. Una vez, un amigo me devolvió todas las cartas que yo le había enviado en mi sincero afán de procurar su bienestar. En ese momento, me sentí triste y frustrado, pero hoy este es uno de mis gratos recuerdos de juventud. A medida que transiten por la vida, sin duda valorarán mucho más profundamente estas palabras de Nichiren Daishonin: «Entone Nam-myoho-renge-kyo con actitud pura y sincera, y aliente a otras personas a hacer lo mismo; este será el único recuerdo que le quedará de su existencia en este mundo humano».2
Cada día que entonan daimoku y actúan de este modo es una jornada de espléndido desarrollo personal, que les permitirá convertir hasta las dificultades más grandes en causas de crecimiento. En lo más profundo de su ser, esto se convertirá en una espléndida base para su fe.
El bodisatva Jamás Despreciar3 se inclinaba respetuosamente ante todos los que conocía y los saludaba diciéndoles: «Siento profundo respeto por vosotros […] porque todos practicaréis el Camino del bodisatva y entonces seréis capaces de conseguir la budeidad».4 Pero, a esta declaración, la gente respondía con hostilidad. Jamás Despreciar era atacado con palos y piedras, e insultado implacablemente.
Esta actitud —responder al respeto con hostilidad— muestra cuán arraigada puede ser la resistencia de los seres humanos a cualquier transformación espiritual que despierte en su vida la naturaleza de buda latente. Pero, aunque al principio encontremos negatividad, transmitir la grandeza de la Ley Mística a otros crea una conexión que activa su naturaleza de buda. Con ello, habremos hecho una causa para que, a su debido momento, esas personas logren la budeidad. A este principio se lo conoce como «relación de tambor ponzoñoso».5
En el budismo, ningún esfuerzo en bien del kosen-rufu cae en saco roto. Abandonar nuestras iniciativas para transmitir la Ley Mística solo porque la reacción de alguien nos desalienta sería lo opuesto al amor compasivo. Nichiren Daishonin cita el siguiente pasaje del Sutra del loto: «Las semillas de la budeidad germinan como resultado de las circunstancias causales, y por esta razón, [los budas] predican el vehículo único [o sea, la Ley Mística]».6 Cuanto más ayudamos a los demás a crear un lazo con el budismo, más expandimos la esfera de nuestro movimiento por el kosen-rufu. La postura de trabajar sinceramente por la felicidad y el bienestar de los semejantes es el corazón del Buda. Este espíritu, en sí mismo, es un luminoso reflejo de nuestra gran revolución humana.
De la serie de ensayos «Nuestro brillante camino hacia la victoria», publicada en japonés en el Seikyo Shimbun el 15 de diciembre de 2010.
La sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.
- *1On the receiving of the three great secret laws (Sobre la recepción de las tres grandes leyes secretas), en The Writings of Nichiren Daishonin, vol. 2, pág. 986.
- *2Preguntas y respuestas referidas a abrazar el «Sutra del loto», en Los escritos de Nichiren Daishonin (END), pág. 68.
- *3Bodisatva Jamás Despreciar: Bodisatva que se menciona en el capítulo homónimo (20.º) del Sutra del loto. Este practicante, que en existencias posteriores sería el propio Shakyamuni, vivió a fines del Día Medio de la Ley de un buda llamado Rey del Sonido Imponente. Se inclinaba ante cada persona que tenía delante y decía: «Siento profundo respeto por vosotros. Jamás osaría trataros con desprecio o arrogancia. ¿Por qué? Porque todos practicaréis el camino del bodisatva y podréis lograr la budeidad». Sin embargo, la respuesta de las personas arrogantes era atacarlo con palos y varas, y apedrearlo. El sutra explica que esta práctica fue la causa que le permitió al bodisatva Jamás Despreciar lograr la budeidad.
- *4Véase El Sutra del loto, cap. 20, pág. 264 y sig.
- *5Relación de tambor ponzoñoso: También conocida como «relación inversa». Lazo que se forma con la enseñanza correcta a través de oponerse a ella o de actuar en contra. El que se opone al Sutra del loto cuando este es predicado crea, de todas maneras, una relación inversa con dicha enseñanza que con el tiempo le permitirá lograr la budeidad. La expresión «tambor ponzoñoso» alude a un tambor legendario mencionado en el Sutra del nirvana, de propiedades venenosas, cuyo sonido causaba la muerte a todos aquellos que lo oían, aun a las personas que no querían escucharlo. Del mismo modo, cuando se predica la enseñanza correcta, reciben las semillas de la budeidad tanto los que la adoptan como los que la rechazan, aun los detractores, con el tiempo, llegan a manifestar la budeidad. En esta analogía, la «muerte» que resulta de escuchar la enseñanza correcta es la de las ilusiones o deseos mundanos. Esta metáfora se usa para ejemplificar el beneficio de crear incluso una relación inversa con el budismo.
- *6El Sutra del loto, cap. 2, pág. 41; véase Las propiedades del arroz, en END, pág. 1163.