Parte 2: La revolución humana
Capítulo 19: Sentar nuestras bases en el estudio de los escritos de Nichiren Daishonin [19.2]
19.2 Un estudio budista para profundizar la comprensión basada en la fe
A propósito de la idea del presidente Toda según la cual uno puede encarar el estudio del budismo Nichiren con una perspectiva académica o bien para profundizar la comprensión de las enseñanzas basada en la fe, el presidente Ikeda recalca la importancia de leer los escritos del Daishonin en el contexto de la propia vida y de grabar sus lecciones en lo más profundo del propio ser.
Abrir, leer y estudiar los escritos de Nichiren Daishonin es nuestra forma de vivir y de esforzarnos siempre junto al Buda del Último Día de la Ley.
En una carta dirigida a la madre de Nanjo Tokimitsu —la monja laica de Ueno, que debió criar sola a sus hijos tras la muerte prematura de su esposo—, el Daishonin escribe:
Ni la tierra pura ni el infierno existen fuera de nosotros mismos; ambos se encuentran en nuestro corazón. Cuando uno toma conciencia de esto, pasa a llamarse buda; mientras lo ignora, sigue siendo una persona común. El Sutra del loto revela esta verdad, y quien abrace el Sutra del loto comprenderá que el infierno es, en sí mismo, la Tierra de la Luz Tranquila1.2
Una de las características realmente grandiosas del budismo Nichiren es que expone los principios más profundos de la vida en términos claros y simples.
Sea cual fuere el sufrimiento infernal que estemos experimentando, así y todo, siempre podemos hacer surgir de nuestro interior el estado de vida de la budeidad. Cuando entonamos resueltamente Nam-myoho-renge-kyo, podemos edificar una «capital de la luz tranquila» —es decir, un estado de vida imbuido de la budeidad— en el mismo lugar en que estamos, inmersos en la realidad que nos rodea en este momento. Cada uno de nosotros, sin excepción, puede desarrollar un estado de vida eterno e indestructible de felicidad, en forma personal, mientras ayuda a otros a hacer lo mismo.
Ese es el propósito de la fe y también del estudio budista.
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El Daishonin brinda una solemne advertencia mediante el ejemplo de dos discípulos de Shakyamuni, Devadatta y Chudapanthaka:
Chudapanthaka fue incapaz de memorizar una enseñanza de catorce ideogramas en tres años y, sin embargo, logró la budeidad. Por otro lado, Devadatta, habiendo aprendido de memoria sesenta mil enseñanzas, cayó en el infierno del sufrimiento incesante.3
Chudapanthaka era considerado un discípulo mentalmente lento, pero perseveró con sincera devoción como discípulo del Buda hasta que finalmente logró manifestar la iluminación, mientras que Devadatta, bien versado en las numerosas enseñanzas del Buda, traicionó a su maestro y, al tiempo, cayó en el infierno del sufrimiento incesante.
En otras palabras, el mero hecho de saber mucho sobre el estudio budista no nos vuelve superiores ni especiales. Después de todo, tener conocimientos del budismo no difiere de saber sobre cualquier otra disciplina, y no es lo mismo que tener fe. Por desventura, en la Soka Gakkai ha habido, en su momento, líderes arrogantes y necios que, pese a haber hecho un gran despliegue de conocimientos sobre la doctrina budista, terminaron abandonando la fe y actuando en desmedro de la Soka Gakkai y de sus compañeros de fe.
Como practicantes del budismo Nichiren, nuestros objetivos primordiales son lograr la budeidad en esta existencia y hacer realidad la visión del kosen-rufu. La única forma de concretar estas metas es utilizar la «estrategia del Sutra del loto»4 y navegar por los mares borrascosos de la vida basados en un compromiso inclaudicable con la fe.
El propósito del estudio budista es que podamos convertirnos en practicantes realmente ejemplares del budismo Nichiren, en valientes campeones de la fe y la práctica. Jamás debemos equivocarnos con respecto a este punto.
El señor Toda decía que había dos clases de estudio budista: el que se centraba en un enfoque académico y el que buscaba profundizar la comprensión de las enseñanzas a través de la fe. El señor Toda y yo, unidos espiritualmente como maestro y discípulo, hemos basado todas nuestras actividades por el kosen-rufu en esta última clase de aprendizaje. Por eso la Soka Gakkai ha triunfado. A través de estudiar las enseñanzas del Daishonin y de ponerlas en práctica de forma activa, nuestros miembros han logrado una espléndida victoria tras otra.
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En los escritos del Daishonin, podemos hallar infinita esperanza, valentía y posibilidades. Ellos nos ayudan a extraer sabiduría interior para triunfar en la vida, profundizar nuestra convicción en el poder de la Ley Mística y encender la chispa de nuestro espíritu de lucha. Aplicar los escritos del Daishonin a nuestras circunstancias —es decir, «leerlos con la vida»— nos permite esgrimir la «filosa espada» de la fe, capaz de romper con todos los obstáculos y de hacer posible lo imposible.
Cuando comenzó la campaña de Osaka5 en 1956 —ejemplo de esta clase de logro aparentemente imposible—, los miembros de Kansai y yo leímos juntos este pasaje de los escritos del Daishonin:
Estoy orando para que el Sutra del loto y las diez demonios [como funciones protectoras del budismo] los protejan a todos, aunque vengan tiempos turbulentos para nosotros; lo hago con el fervor del que busca hacer fuego con leña húmeda o extraer agua de la tierra reseca.6
Hemos emprendido nuestra campaña de propagación en tiempos turbulentos, con poderosa fe y una oración segura, habiendo grabado estas palabras de oro en lo más hondo de nuestro ser.
Para alentar a los miembros que estaban con problemas laborales o económicos, solía citar estas palabras del Daishonin: «Los que creen en el Sutra del loto parecen vivir en invierno, pero el invierno siempre se convierte en primavera».7 Les aseguraba que, aunque su vida pareciera estar bajo la sombra fría de un invierno, sin falta, mientras mantuvieran la fe firme en su práctica budista, llegaría para ellos una hermosa primavera.
A través de compartir pasajes relacionados con las actividades y las circunstancias personales de los miembros, destaqué la importancia de poner el estudio budista en práctica. El apasionado espíritu de búsqueda en la fe y el estudio comprometido con las enseñanzas budistas, basados en el juramento compartido por el mentor y el discípulo, abrió el camino hacia la victoria.
Ese año, también organizamos exámenes de estudio. Su objetivo no fue verificar la adquisición de conocimientos, sino permitir a cada persona ser feliz y victoriosa, y ayudarla a convertirse en un excelente campeón del kosen-rufu.
En referencia a los ideogramas chinos y a las palabras que componen el texto del Sutra del loto, el Daishonin escribe:
Los ciegos no pueden ver los ideogramas de este sutra. Las personas comunes ven en ellos simples caracteres. Los practicantes de los dos vehículos [es decir, los que escuchan la voz y los que toman conciencia de la causa] los perciben como vacío. Los bodisatvas los consideran un sinfín de doctrinas. Los budas reconocen en cada ideograma un Shakyamuni de oro. Este es el significado del pasaje que dice: «[Si uno puede mantener este sutra], estará manteniendo el cuerpo del Buda8».9
Del mismo modo, las palabras de un mismo pasaje de los escritos del Daishonin pueden interpretarse con distinta profundidad, según nuestro estado de vida.
Quienes encaran el estudio del budismo con la férrea determinación de basar su conducta siempre en los escritos del Daishonin pueden desplegar los recursos de una fuerza ilimitada.
De la serie de ensayos «Nuestro brillante camino hacia la victoria», publicada en japonés en el Seikyo Shimbun, el 10 de setiembre de 2011.
La sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.
- *1Tierra de la Luz Tranquila: También llamada Tierra de la Luz Eternamente Tranquila. Tierra de Buda, donde no hay impurezas ni rige la transitoriedad. En muchos sutras, el mundo saha donde habitan los seres humanos se describe como una tierra impura, colmada de sufrimientos y de ilusiones, mientras que la tierra de Buda se describe como un lugar puro, donde no hay padecimientos ni ignorancia, separado del mundo saha real. No obstante, el Sutra del loto revela que el mundo saha es la tierra de Buda o «Tierra de la Luz Tranquila», y explica que la naturaleza de un lugar físico está determinada por la mente o el corazón de sus habitantes.
- *2El infierno es la Tierra de la Luz Tranquila, en Los escritos de Nichiren Daishonin (END), Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 478.
- *3Tres maestros del Tripiṭaka oran para que llueva, en END, págs. 631-632.
- *4La estrategia del «Sutra del loto», en END, pág. 1046.
- *5Campaña de Osaka: En mayo de 1956, los miembros de Kansai, unidos en torno al joven Daisaku Ikeda, quien había sido enviado a ese lugar por el presidente Toda para servirles de apoyo, lograron el ingreso de 11 111 nuevas familias a la Soka Gakkai, como practicantes del budismo de Nichiren Daishonin. En las elecciones legislativas realizadas dos meses más tarde, el candidato apoyado por la Soka Gakkai en Kansai obtuvo un escaño en el Senado, hazaña considerada irrealizable por todos, en aquel momento.
- *6La refutación de los actos contra la Ley y la erradicación de las faltas, en END, pág. 466.
- *7El invierno siempre se convierte en primavera, en END, pág. 561.
- *8El Sutra del loto, cap. 11, pág. 179.
- *9Respuesta al sacerdote laico Soya, en END, pág. 509.