Parte 1: La felicidad; Capítulo 5:
Convertir las aflicciones en felicidad [5.10]
5.10 El principio de «disminuir la retribución del karma»
El principio de «disminuir la retribución kármica» constituye un replanteo profundo sobre el concepto del karma y nos permite confrontar la adversidad positivamente mediante una fe firme.
Nichiren Daishonin alentó a los hermanos Ikegami, que se debatían contra diversos obstáculos con las siguientes palabras: «Los beneficios que brinda la práctica de la enseñanza correcta son tan grandes que, enfrentando sufrimientos relativamente menores en esta existencia, podemos transformar el karma que nos condenaría, en el futuro, a un sufrimiento atroz».1
A través de los «beneficios que brinda la práctica de la enseñanza correcta» —es decir, «los beneficios derivados de proteger la Ley»—2 la onerosa retribución kármica que deberíamos afrontar en el futuro se experimenta en el presente en forma atenuada y leve. Debemos tener confianza en este principio, llamado «disminuir los efectos del karma adverso».3 Si nuestra fe es profunda, tendremos oportunidad de comprobar su validez incluso en nuestra vida personal.
Por ejemplo, supongamos que sufren un accidente, pero en vez de ser un desastre que involucra a muchas personas, resulta ser un percance relativamente pequeño. Esto podría ser un caso de recibir los efectos del karma negativo en forma atenuada. Estoy seguro de que podrán imaginar muchos ejemplos similares y, por medio de ellos, ver claramente el significado de las dificultades desde el punto de vista de la vida eterna que atraviesa el pasado, presente y futuro. En otras palabras, superando dificultades podemos transformar en esta existencia el ciclo de causas y efectos negativos y revelar magníficamente la condición de la budeidad.
El Daishonin se refirió a estos dos principios —el de los «beneficios derivados de proteger la Ley» y el de «disminuir los efectos del karma negativo»— desde el punto de vista de su propia vida en obras redactadas durante el exilio en Sado, como La apertura de los ojos o Carta desde Sado. Dada su identidad como Buda del Último Día de la Ley que nació en este mundo con la misma forma que cualquier persona común, el Daishonin quiso mostrar la razón por la cual él mismo afrontaba dificultades, en bien de sus seguidores y del eterno futuro del Último Día. También nos enseñó la esencia de la «fe para superar la adversidad». Esta es una orientación capital para nuestra vida y para el kosen-rufu.
Hace tres años (en octubre de 1985), estuve diez días internado. Era la primera vez que me pasaba algo así, pero objetivamente hablando, entiendo que mi agotamiento era tan enorme que podía haber caído desplomado en cualquier momento. Después de todo, hacía cuarenta años que trabajaba sin un día de respiro, desde mi ingreso en la Soka Gakkai, y llevaba treinta años corridos ejerciendo el liderazgo de nuestra organización heredado del señor Toda. Me había exigido hasta el límite, aun cuando, en mi juventud, los médicos habían pronosticado que mi estado de salud no me permitiría llegar a los treinta años. Viajaba continuamente, y siempre atendiendo frentes de gran adversidad.
Los medios de comunicación hicieron un revuelo cuando supieron que estaba hospitalizado. Echaron a correr toda clase de suposiciones falsas y rumores maliciosos, y algunos aprovecharon para oponérseme, motivados por su interés y su especulación personal. Sin embargo, entendí exactamente lo que estaba ocurriendo. En lo personal, sentí que mi enfermedad provenía de la gran benevolencia del Buda. Se me ofrecía de ese modo la oportunidad de saber que había llegado la hora de ponerme de pie una vez más, para acometer y completar mi labor en bien del kosen-rufu.
Este —me dije— es el momento de decir la verdad sin reservas. Es el momento de enseñar y orientar exhaustivamente, desde todos los ángulos, en bien de las generaciones futuras. Decidí que debía transmitir la genuina grandeza, el profundo significado y el espíritu de la Soka Gakkai.
Antes de eso, pensaba que había dado todo de mí para construir una organización sólida y enseñar cuanto era necesario. Pero, a partir de ese encuentro con la enfermedad, juré enseñar diez o veinte veces más, y trabajar con denuedo diez o veinte veces más. Eso comencé a hacer a partir de aquella ocasión, y eso sigo haciendo hasta el día de hoy.
Lo que quiero decir, amigos míos, es que en el camino de la vida tendrán que afrontar obstáculos y dificultades en menor o mayor medida. Pero sepan que todo expresa el amor compasivo del Buda, y cuyo propósito es ayudarlos a crecer como árboles altos y robustos.
Con esa convicción, avancen en la fe, superen todos los retos y ábranse paso en la vida y en las rutas del kosen-rufu tomando cada obstáculo que se interponga ante ustedes con inmensa resistencia, alborozo y fortaleza.
Del discurso pronunciado en una reunión nacional de la División de Jóvenes, en Tokio, el 29 de abril de 1988.
La «sabiduría para ser feliz y crear la paz» es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.
- *1Carta a los hermanos, en Los escritos de Nichiren Daishonin (END), pág. 520.
- *2«Beneficios derivados de proteger la Ley»: Frase del Sutra del parinirvana citada en Carta a los hermanos, en END, pág. 520.
- *3Disminuir los efectos del karma adverso. También llamado «disminución de la retribución kármica». Este término, cuya traducción literal del japonés es «transformar lo pesado y recibirlo en forma ligera», se menciona en el Sutra del nirvana. «Pesado» se refiere al karma negativo acumulado en el transcurso de incontables existencias pasadas. Como un beneficio derivado de proteger la enseñanza budista correcta, podemos experimentar una retribución kármica relativamente atenuada, pudiendo así expiar en el transcurso de una vida un karma muy pesado cuyos efectos, normalmente, no sólo afectarían esta, sino muchas futuras existencias.