Parte 1: La felicidad; Capítulo 8:
La postura ante la enfermedad [8.9]
8.9 Cuatro consignas para la buena salud
El presidente Ikeda propone cuatro guías para la buena salud, basadas en la perspectiva del budismo y de la fe.
Me gustaría hablar un poco sobre la salud.
Una vez, durante un diálogo con miembros de la División de Médicos de Kansai y del Grupo de Enfermeras de la División Juvenil Femenina, propuse cuatro lemas para vivir de manera saludable. No eran más que reflexiones personales que me permití dar a conocer ante ellos, basadas en los principios del budismo y de la fe. Pero los médicos y enfermeras con quienes estaba conversando dijeron que esas recomendaciones tenían sentido y eran correctas desde el punto de vista de la ciencia médica.
Esas cuatro consignas son:
- Hacer un gongyo revitalizante.
- Mantener un estilo de vida equilibrado y productivo.
- Contribuir al bienestar de los demás.
- Alimentarse con sabiduría.
Según la medicina, en la buena salud intervienen factores clave como la alimentación, el ejercicio físico, el sueño y la forma de responder a las tensiones. Todos ellos, de algún modo, están reflejados en esas cuatro recomendaciones.
1) Hacer un gongyo revitalizante
Cuando nuestra práctica de gongyo es abúlica o lenta, también nuestra respuesta física se vuelve pesada. Mucho de ustedes probablemente lo hayan experimentado en forma personal.
La recitación enérgica del gongyo y del daimoku se traduce en abundantes beneficios y buena fortuna. Nuestro cuerpo, mente y corazón pueden desplegar su ilimitado potencial latente.
Por otro lado, la práctica de sentarnos erguidos y de respirar hondo [como se hace durante la liturgia budista] es muy beneficiosa desde el punto de vista médico. Al mejorar la función respiratoria, también beneficia el sistema cardiovascular.
Un miembro de la División de Médicos también observó que la emisión de la voz es útil para descargar tensiones. Cuando las personas dejan de emplear la voz, tienden a envejecer más rápido.
Sentarnos de manera correcta con las palmas unidas a entonar Nam-myoho-renge-kyo, como lo hacemos, es en todo sentido una actividad solemne y significativa, que concuerda con los principios primordiales del universo. El cuerpo y la mente de los seres humanos, como un cosmos, se alinean y se fusionan con el ritmo fundamental del universo que es el macrocosmos. Día tras día, nuestro ser rejuvenece. Esta es la primera base de la salud y de la longevidad.
2) Mantener un estilo de vida equilibrado y productivo
Otro basamento fundamental de la salud es dormir las horas necesarias. Vivir sin dormir lo suficiente es como dejar encendido el motor en forma constante. Con el tiempo, ese motor dejará de funcionar o bien se fundirá.
El señor Toda solía decir que, cuando uno se iba a descansar antes de la medianoche, el sueño era dos veces más profundo que cuando lo hacía después. Por lo tanto, habría que irse a la cama lo más temprano posible. La ciencia médica parece estar dando evidencias que confirman esta impresión.
Administren sabiamente el tiempo, traten de hacer el gongyo temprano y no se acuesten tarde. Eso les permitirá empezar la mañana revitalizados. Su salud se beneficiará si cultivan la sabiduría y el autocontrol necesarios para mantener este ritmo.
Cuando uno adquiere el hábito de irse a dormir muy tarde, entra en un círculo vicioso: no puede levantarse a horario, se siente cansado y sin vitalidad. Esto no tiene nada que ver con aplicar la fe a la vida cotidiana.
Recientemente, se ha hablado mucho del beneficio de hacer «minisiestas» de cinco o diez minutos de duración; al parecer, promueven la salud y la productividad. La clave está en aprovechar bien los períodos de descanso diurnos para poder mantener la buena salud.
3) Contribuir al bienestar de los demás
La actividad física es, desde luego, un factor crucial en el mejoramiento de la salud. Más particularmente, hay una energía interior y una revitalización profunda ligadas al dinamismo de vivir, que derivan de la actividad que hacemos para promover el budismo, ayudar a otros a ser felices y contribuir al bienestar de la sociedad.
Cuando dejamos de actuar en bien de otros y pensamos que la solidaridad da demasiado trabajo, nos aislamos en un cascarón de individualismo e indiferencia y, en ese estado, la mente y el cuerpo se estancan. Esto nos vuelve más vulnerables a las enfermedades.
El movimiento es una característica tanto del reino animal como de los seres humanos. Necesitamos movernos. Si no lo hacemos, es como si fuéramos piedras o troncos… Cuando los seres humanos, con capacidad motriz, dejamos de estar activos, comenzamos a deteriorarnos.
Lo mismo cabe decir del agua de un río. Cuando cesa de fluir, se enturbia y se estanca. En el mundo de la Ley Mística, las personas que abandonaron la práctica porque contribuir al bienestar de los demás les resultaba una pesada obligación, dejaron que el agua limpia de su fe se enturbiara y abrieron las puertas a su propio estancamiento espiritual.
Ustedes, por otro lado, están haciendo día y noche un noble esfuerzo por contribuir al desarrollo de sus comunidades; están apoyando a sus semejantes, transmitiendo a otros las enseñanzas del budismo Nichiren y alentando a sus compañeros miembros.
A veces, pensarán: «No estaría mal quedarme hoy en casa a descansar y mirar la televisión». Pero la vida que ustedes están construyendo con su dedicación a los demás es infinitamente más valiosa y satisfactoria.
Se dice que vivimos en una sociedad generadora de estrés. Nuestro ambiente está plagado de fenómenos y situaciones que nos tensionan en exceso.
En cierto sentido, el estrés sería una especie de ataque a nuestro estado anímico vinculado a factores externos que necesitamos contrarrestar. Si dejamos que la presión nos agobie y nos supere, acabaremos destruidos física y mentalmente.
Una respuesta eficaz al estrés es confrontarlo, dar un paso adelante y generar medidas positivas. En tal sentido, nuestras acciones derivadas de la fe en el Gohonzon son una forma de revitalizarnos y de renovar nuestra energía en perfecta alineación con la ley de la vida.
He hablado muchas veces sobre la importancia de caminar. Se dice que una buena forma de ejercitarse regularmente es caminar diez mil pasos por día.
Algunos aseguran que el envejecimiento comienza cuando se debilitan las piernas. Cada paso que damos mientras hacemos actividades de la Soka Gakkai es inmensamente beneficioso porque nos permite mantener la fuerza física y mejorar la salud.
Nichiren Daishonin escribe: «Si uno enciende un farol para dar luz a otros, también alumbra su propio camino».1
Contribuir al bienestar de los demás o proyectar una luz de esperanza a quienes nos rodean son iniciativas que nos inundan de esperanza a nosotros mismos y hacen brillar nuestra vida de beneficios y buena fortuna.
4) Alimentarse con sabiduría
Comer en exceso provoca obesidad. El gran maestro T’ien-t’ai de la China decía que una de las causas de las enfermedades eran los desórdenes en la alimentación y en la bebida.2 ¿Cómo se corrigen los patrones desequilibrados? ¿Cómo se controla eficazmente el deseo de comer más de lo necesario? Es aquí donde debemos aplicar sabiduría y buen juicio.
Los integrantes de la División de Médicos y del Grupo de Enfermeras de la Soka Gakkai advirtieron sobre el peligro de comer demasiado a horas nocturnas, ya que algunos miembros cenan después de regresar de las actividades budistas vespertinas.
Desde el punto de vista médico, lo aconsejable es hacer la última comida tres horas antes de acostarse. Pero si sienten apetito y esto les resulta imposible aguantar, lo mejor es ingerir vegetales o alimentos ligeros en calorías.
Ustedes son muy importantes para el kosen-rufu y para sus seres queridos. No pongan su vida en riesgo generando sobrepeso, diabetes u otras enfermedades serias.
Alimentarse sabiamente les permitirá disfrutar de una existencia rica y dinámica. Asuman la responsabilidad de cuidarse.
Espero que gocen de excelente salud mental y física, y que construyan una existencia magnífica, adornada de victoria y de felicidad, mientras avanzan con fe brillante cultivando maravillosos lazos de camaradería.
Del discurso pronunciado en una reunión conjunta para representantes de las prefecturas de Kumamoto y de Oita, en Kumamoto, el 28 de septiembre de 1990.
La «sabiduría para ser feliz y crear la paz» es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.