Parte 1: La felicidad; Capítulo 9: Dar a nuestra vida un brillante capítulo final [9.2]
9.2 Esforzarnos hasta el final con desafío incesante
El presidente Ikeda explora la profunda enseñanza budista sobre la juventud perpetua y la vida eterna, y habla sobre el valor sublime de la vejez.
La lucha contra la vejez es, en verdad, una lucha contra el miedo a enfrentar nuevos retos. La vejez se instala más deprisa en aquellos que empiezan a creer que ya han hecho lo suficiente, pierden el espíritu de forjar a la juventud y siguen aferrados al pasado. Quienes siguen desafiándose hasta el final son personas verdaderamente admirables y jóvenes de corazón. Se mantienen siempre dinámicas y triunfan en el verdadero sentido. Si uno se detiene a pensarlo, se asombra de ver que el escritor alemán Johann Wolfgang von Goethe tenía más de ochenta años cuando escribió Fausto, su obra maestra.
El presidente fundador de la Soka Gakkai, Tsunesaburo Makiguchi, siguió superándose a sí mismo y esforzándose hasta el último instante de su vida. A los 57 años, conoció el budismo Nichiren y a los 59 fundó la Soka Kyoiku Gakkai (Sociedad pedagógica para la creación de valores, precursora de la actual Soka Gakkai). A sus más de 70 años, viajaba en tren regularmente hasta Kyushu1 para dar aliento personal a los miembros y transmitir el budismo a otras personas. Solía decir: «Nosotros, los jóvenes…».
Un mes antes de fallecer, el señor Makiguchi escribió una postal desde su celda, en la cárcel. Allí decía: «Estoy leyendo con fervor la filosofía de Kant». Esta apasionada sed de aprender era, sin duda, el origen de su espíritu juvenil.
La enseñanza budista sobre la juventud perpetua y la vida eterna no significa, por supuesto, que un practicante esté exento de morir o de envejecer. En verdad, se refiere a nuestra fuerza vital o estado de vida. El Sutra del loto señala: «Si una persona enferma puede escuchar este sutra, su enfermedad será erradicada y no conocerá la vejez ni la muerte».2 Y el Daishonin escribe: «Si consideramos el poder del Sutra del loto, tendremos juventud perpetua y vida eterna ante nuestros ojos».3
En otras palabras, las enseñanzas nos aseguran que, si creemos en la Ley Mística y la practicamos, jamás seremos vencidos por la enfermedad; podremos avanzar siempre en la vida con espíritu juvenil, cualquiera sea nuestra edad, y establecer un estado de felicidad indestructible y eterno. Esto no es nada inusual en nuestro movimiento. Los preciados miembros del grupo Muchos Tesoros4, siempre enérgicos y activos, son ejemplos cabales de ello.
En cierto sentido, es natural que el ser humano quiera evitar la vejez, porque cuando envejecemos estamos más cerca de la muerte. Pero cada período de la vida tiene su propio valor y su recompensa.
¿Cuál es el verdadero significado de la vejez? Cuando envejecemos, no debemos recordar la juventud con añoranza y nostalgia. Para mí, la tercera edad es la culminación de lo vivido, es el período más satisfactorio y pleno, la etapa en que irradiamos el esplendor de un glorioso crepúsculo. No es momento para entregarse a la melancolía o a la tristeza. Como dijo el escritor francés Víctor Hugo: «En una vejez radiante hay una alborada indescriptible».5
Siento que la sociedad de hoy, desafortunadamente, evita reconocer la realidad inexorable de la muerte y, en este proceso, pierde de vista el valor de esa «edad de oro» que es la vejez.
El Daishonin nos alienta a «aprender ante todo sobre la muerte, y luego sobre el resto de las cosas».6 No apartemos la mirada de la muerte; antes bien, veámosla de frente y aceptémosla como una realidad. Los que actúan así valoran la edad avanzada, reconocen su valor intrínseco y viven esta etapa de la vida de manera brillante.
De acuerdo con el enfoque budista sobre la eternidad de la vida, la muerte es solo una partida hacia la fase siguiente de la existencia.
El Daishonin describe la Ley Mística como «la gran linterna que ilumina la larga noche de las aflicciones del nacimiento y la muerte».7 Los que creen en la eterna Ley Mística no tienen miedo a la muerte. No es algo que los aflija ni los perturbe. Pueden gozar de la vida libremente y adquirir un estado interior que les permite experimentar la vida y la muerte con profunda alegría.
El budismo Nichiren enseña el medio fundamental para transformar las cuatro aflicciones del nacimiento, la enfermedad, la vejez y la muerte en una vida jubilosa, caracterizada por las cuatro virtudes de la eternidad, felicidad, verdadera identidad y pureza.
Del libro Shorobyoshi to jinsei o kataru (Diálogo sobre la vida y la muerte), publicado en japonés en noviembre de 2006.
La «sabiduría para ser feliz y crear la paz» es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.
- *1Kyushu: La más austral de las cuatro islas principales del Japón.
- *2El Sutra del loto, cap. 23, pág. 285.
- *3Respuesta a Kyo’o, en Los escritos de Nichiren Daishonin (END), pág. 434.
- *4Grupo Muchos Tesoros: Conformado por los miembros pioneros de la Soka Gakkai.
- *5HUGO, Victor: Les Misérables, trad. ingl. Julie Rose, Nueva York: Random House, 2008, pág. 1094.
- *6The Importance of the Moment of Death (La importancia del momento de la muerte), en The Writings of Nichiren Daishonin, vol. 2, pág. 759.
- *7Una comparación entre el «Sutra del loto» y otros sutras, en END, pág. 1084.