Parte 1: La felicidad; Capítulo 1:
¿Qué es la felicidad verdadera? [1.5]
1.5 Construir una vida de auténtica libertad
En el primer encuentro nacional de líderes de la División Femenina, en abril de 1988, el presidente Ikeda propuso designar el 3 de mayo como Dia de las Madres de la Soka Gakkai. En esta reunión histórica, se refirió también al significado de vivir con auténtica libertad.
¿En qué consiste la libertad? ¿Cómo podemos disfrutar de una libertad genuina? Es una cuestión sobre la cual han cavilado incontables sabios y filósofos a lo largo de los siglos. Por cierto, más allá de esta indagación intelectual, todas las personas ansían ser libres. Todos queremos experimentar la vida sin limitaciones o impedimentos. En tal sentido, diría que es un deseo humano innato. Y aunque no podamos definir la libertad de manera precisa, sabemos que es una condición vital para ser felices.
Sin embargo, aun siendo una búsqueda universal, muy pocos la adquieren en sentido real.
¿Cómo podemos cambiar internamente los seres humanos, y llegar a comprender la verdadera naturaleza de la existencia? Estos son retos sumamente esenciales que debe enfrentar la humanidad. La revolución religiosa que estamos emprendiendo en la Soka Gakkai, basada en los principios del budismo Nichiren, es de importancia capital. Y todos ustedes son precursores que están abriendo caminos en esa dirección.
Nuestro entorno exterior es importante, pero no lo es todo ni es absoluto. El señor Toda estableció un estado de vida de eterna libertad encerrado en una celda, en el más restrictivo de los ambientes.
¡Algunas de ustedes quizá se sientan «prisioneras» de su suegra o «atadas» a sus hijos! ¡A veces el marido, las tareas domésticas o el trabajo pueden parecer un pesado grillete de hierro!
En sus actividades por el kosen-rufu, pueden ocurrir cosas que las hagan sentir asfixiadas o presionadas.
Tal vez piensen, por momentos: «¡Al final, no soy más que una esclava…!», o «Me siento limitada por mi marido y mis hijos».
Incluso puede que envidien la vida aparentemente libre de ataduras que tienen algunas mujeres, pero si miran de cerca, verán que esas personas tampoco tienen libertad real.
Debemos cultivar esa genuina libertad interior, sabiendo que existe en un nivel mucho más profundo, y que no se llega a ella con un simple cambio de punto de vista o de enfoque intelectual.
En el Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, el Daishonin declara: «El corazón del Buda no existe fuera de cada instante de pensamiento de nuestra mente en estado de ilusión. El nacimiento y la muerte de [los seres de] los nueve estados es la verdadera realidad [o nirvana], y de ahí que podamos “elegir libremente”. Entonar Nam-myoho-renge-kyo es ser “libres para elegir”».1 En otras palabras, el estado de budeidad no existe fuera de nuestra vida en estado de ilusión, como personas comunes de los nueve estados [desde el estado de infierno hasta el de bodisatva]. A lo largo del ciclo de nacimiento y muerte, hemos estado atados a los deseos mundanos, el karma y el sufrimiento, pero cuando nos iluminamos por medio de la Ley Mística, nuestra vida revela su verdadera naturaleza innata y adquiere libertad absoluta. El Daishonin nos dice que si entonamos Nam-myoho-renge-kyo, podemos vivir siendo libres incondicionalmente.
Ahora bien, la libertad no es algo que exista en un lugar alejado de las aparentes restricciones de los nueve estados; es decir, no existe separada de la vida real. Y tampoco se encuentra eludiendo la realidad. ¿Adónde podría uno evadirse? No podemos escapar del universo. Más importante que eso, no podemos huir de nuestra propia vida.
Mientras vivamos prisioneros del karma, afectados por la debilidad, derrotados por el sufrimiento y limitados por formas distorsionadas de pensar, nunca nos sentiremos libres de verdad en ningún lado.
El Daishonin afirma: «Este es el momento de liberarnos de las ataduras de este mundo de nacimiento y muerte».2 La práctica de la Ley Mística —entonar Nam-myoho-renge-kyo— es la espada que corta las cadenas de la ilusión que nos mantienen atados.
Lo que abre en nosotros esa liberación es el estado de budeidad, imbuido de libertad suprema a través del pasado, presente y futuro, donde confluyen el poder y la sabiduría de desarrollar nuestra vida como deseemos, de acuerdo con nuestra determinación en la fe. La Ley Mística es el principio supremo para lograr la felicidad genuina en el mundo real.
Como señala el Daishonin en el Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente: «El Que Así Llega eternamente dotado de los tres cuerpos [el cuerpo del Dharma, el cuerpo de la recompensa y el cuerpo manifiesto], así como la duración [eterna] de su vida, las distinciones de beneficios, los beneficios de responder con alegría [al escuchar la Ley], todas estas cuestiones son atinentes a nuestra propia persona. De allí que los seis órganos sensoriales que uno recibió en el momento de nacer de su padre y de su madre sean puros y limpios, y funcionen libremente y sin obstrucción».3
El Daishonin nos dice que todas esas cualidades y beneficios que él enumera se aplican a nosotros. Son lo que enseña el Sutra del loto en los capítulos «La duración de la vida» (16.°), «Distinciones de beneficios» (17.°), «Los beneficios de responder con alegría» (18.°) y «Los beneficios del maestro de la Ley» (19.°).
Cada palabra y frase del Sutra del loto tiene una relevancia directa para nuestra vida. Las enseñanzas del budismo Nichiren no son ideales abstractos.
En particular, el Daishonin revela que los seis sentidos —vista, oído, olfato, gusto, tacto y conciencia— son originariamente puros, libres y sin restricciones.
El propósito de nuestra práctica y de nuestra fe budista es lograr un estado así, de libertad personal ilimitada. La liberación esencial y genuina se logra cuando vivimos alineados y en sincronía con la Ley Mística, entonando Nam-myoho-renge-kyo y transmitiéndolo a otras personas.
Esta es la forma de ser personas libres y empoderadas para construir un estado de conciencia amplio e ilimitado, sin constricciones, así como una vida esclarecida que nos permita gozar de la mayor felicidad, disfrutando al máximo de cada cosa. Por eso, pase lo que pase, nunca debemos dejar de practicar.
La revolución religiosa que está llevando a cabo la Soka Gakkai es una lucha por liberar a la humanidad, a todas las personas, para que puedan gozar de una eterna libertad interior.
Pero este beneficio no llegará a nosotros mientras estemos sentados esperando que aparezca; es algo que debemos ganar con denodado esfuerzo. Con ese fin, les pido a cada uno de ustedes que se esfuercen por tener autodisciplina y dominio de su propia vida. El compromiso con la autodisciplina es la base sobre la cual se van sumando todas las cosas, de acuerdo con la «coherencia del principio al fin», y que les permitirá crear una existencia de genuina dicha y libertad.
Del discurso pronunciado en una reunión nacional de líderes de la División Femenina, en Tokio, el 27 de abril de 1988.
La «sabiduría para ser feliz y crear la paz» es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.