Parte 1: La felicidad; Capítulo 10:
La alegría en la vida y en la muerte [10.9]
10.9 Los lazos basados en la Ley Mística son eternos
El presidente Ikeda alienta a un estudiante de nivel secundario que le pregunta si podrá reencontrarse alguna vez con su querida abuela, ya fallecida.
Nichiren Daishonin dice que nos podremos reencontrar con los seres queridos que ya no están en este mundo. Por ejemplo, le dice afectuosamente a una madre1 que había perdido a su hijo:
[E]xiste una manera inmediata de encontrarlo. Con el buda Shakyamuni como guía, puede ver a su hijo [fallecido] en la tierra pura del Pico del Águila […]. Jamás podría suceder que una mujer que entona Nam-myoho-renge-kyo no se reúna con su amado hijo.2
Al decirle que se reunirán «en la tierra pura del Pico del Águila», en cierta forma le está manifestando: «Su hijo ha logrado la budeidad y usted también puede hacerlo; el resultado de ello es que ambos compartirán el mismo estado iluminado».
Esto podría significar que una vida fusionada con el universo puede sentirse inseparable de la vida de otro, o que dos vidas pueden reencontrarse en otra tierra de Buda, en otra parte del universo.
Hace pocos años, se calculó que en el cosmos observable existen 125 mil millones de galaxias [según datos de la NASA (Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de los Estados Unidos), recogidos por el telescopio espacial Hubble en enero de 1999.] Pero esa cifra, comparada con la cosmología budista, sigue siendo pequeña. El capítulo «La duración de la vida» (16.º) que recitamos diariamente durante la ceremonia del gongyo describe una imagen mucho más vasta del universo, en una escala comparable al infinito. En todo caso, la Tierra no es el único planeta capaz de albergar vida; hay incontables astros que reúnen las mismas condiciones.
En las tierras de buda de alguno de ellos, podrías reencontrarte con tu abuela. O podrías nacer en un planeta donde se estuviera llevando a cabo un proceso equivalente al kosen-rufu aquí en la Tierra, y trabajar para aliviar los padecimientos de los seres que viven allí. El Sutra del loto enseña que podemos renacer libremente, de acuerdo con nuestros deseos.
La vida es eterna. Aunque la muerte parezca separarlos, en realidad es como si uno de ustedes hubiera partido al exterior de vacaciones y no pudieran estar juntos por un tiempo.
Cuando el señor Toda era joven, perdió a una hija de muy corta edad. Muchos años después, cuando estaba alentando a alguien que había perdido a un hijo y esta persona quería saber si podría volver a ser padre de la criatura en un futuro, el presidente Toda respondió:
Cuando tenía 23 años, perdí a mi pequeña hija Yasuyo. Pasé toda la noche abrazándola… En ese momento, todavía no practicaba la fe en este Gohonzon; me embargó un desconsuelo tan tremendo que me quedé dormido con la pequeña fallecida en mis brazos.
Así nos despedimos. Hoy tengo 58; como Yasuyo murió a los tres años, si hubiese vivido hoy sería una joven hecha y derecha… ¿Habré vuelto a encontrarme con mi hija en esta existencia? Esta es una cuestión que solo uno puede responder el nivel de sus creencias y de lo que percibe a partir de la fe. Yo creo que sí, que me he reunido con ella. En definitiva, que uno se vuelva a encontrar con un ser querido en esta vida o en la próxima es algo que depende de lo que uno sienta a través de la fe.3
Al tiempo de perder a su hija, también murió la esposa del señor Toda. Ambas pérdidas lo sumieron en una profunda desolación. Pero él decía que, como había experimentado situaciones personales tan duras y adversas, podía alentar a muchas personas y ser un líder capaz de comprender los sentimientos de la gente.
Todo lo que nos ocurre en la vida tiene sentido. Si uno persevera sin ser vencido y trasciende las tristezas, el dolor, la sensación de no poder continuar, con el tiempo uno llegará a desentrañar su significado. Para eso existe el poder de la fe y de eso se trata la esencia de la vida.
Del libro Conversaciones sobre la juventud II, publicado en japonés en septiembre de 2000.
La «sabiduría para ser feliz y crear la paz» es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.
- *1La monja laica de Ueno, madre de Nanjo Tokimitsu, tras la muerte repentina de su hermano menor, Shichiro Goro.
- *2La ofrenda de sake transparente, en Los escritos de Nichiren Daishonin, pág. 1138.
- *3TODA, Josei: Toda Josei zenshu (Obras completas de Josei Toda), Tokio: Seikyo Shimbunsha, vol. 2, 1982, pág. 174.