Parte 1: La felicidad; Capítulo 3: La práctica para transformar nuestro estado de vida [3.8]
3.8 La Ley Mística existe dentro de nuestra vida
El presidente Ikeda explica que la enseñanza de Nam-myoho-renge-kyo revelada por Nichiren Daishonin constituyó una gran revolución religiosa, en la medida en que convirtió el budismo en una práctica accesible a todos.
En El logro de la budeidad en esta existencia, el Daishonin advierte estrictamente: «[A]unque recite Myoho-renge-kyo1 y crea en él, si piensa que la Ley está fuera de usted, no está abrazando la Ley Mística, sino una enseñanza inferior».2 En esta frase, «inferior» significa «incompleta». La Ley Mística es la verdad última, perfecta y completa; en cambio, las enseñanzas incompletas enuncian solo una verdad parcial.
El pasaje citado contiene una profunda filosofía que viene a resolver una de las falencias más notorias de las religiones. A la vez, condensa un enfoque fundamental de la fe orientada al logro de la felicidad genuina.
En términos generales, se entiende que la religión es una búsqueda universal para conectar al ser humano con lo sagrado, lo infinito o lo absoluto. Aunque, en cierto sentido, esto es verdad, las premisas de muchos sistemas religiosos parecen plantear una separación entre lo sagrado y lo secular; entre los seres humanos y la idea de dios o de los budas, y asumen el propósito de restablecer ese vínculo escindido.
Sin embargo, el Daishonin considera incompletas las enseñanzas que ven lo sagrado o lo absoluto como una dimensión separada o distinta de los sujetos. Como ejemplo, cita las enseñanzas budistas provisionales o anteriores al Sutra del loto, cuyas prácticas o principios no permiten a la gente común lograr la budeidad en esa misma existencia. Antes bien, exponen que uno debe, primero, sobrellevar incontables kalpas de práctica a lo largo de infinitas existencias para, luego, obtener el resultado de la iluminación. En las doctrinas provisionales, anteriores al Sutra del loto, existe un abismo virtualmente infranqueable entre los budas y la gente corriente. En cuanto existe esa línea abisal entre el estado de budeidad y los nueve estados [o ámbitos de los seres humanos], la consecuencia lógica es que no hay modo de que las personas comunes accedan a la iluminación. Según este enfoque, la gente y los budas idealizados representan dos polos opuestos; a los sujetos, entonces, no les queda más salida que aspirar a salvarse mediante la ayuda o la intermediación de esos budas.
Pero el Sutra del loto, con su doctrina de que existen «tres mil aspectos contenidos en cada instante vital», demuele esa brecha percibida entre los nueve estados y el estado de budeidad; en otras palabras, enseña que «los nueve estados poseen el potencial de la Budeidad, y que la Budeidad conserva los nueve estados».3 Aquí vemos cuán fundamental e importante es el principio de la «posesión mutua de los diez estados»4 que enuncia dicho sutra.
Al establecer la práctica de entonar Nam-myoho-renge-kyo, el Daishonin abrió camino para hacer realidad este último principio —clave para el logro de la budeidad en esta existencia. Esto constituye la expresión más cabal y perfecta de la enseñanza budista cuyo propósito es la iluminación de todos los seres humanos.
La Ley Mística es el principio primordial del universo. En tal sentido, su universalidad trasciende el yo de los individuos. Sin embargo, esa Ley también existe en la vida de cada uno.5 Nos trasciende, pero existe en nosotros. Para decirlo con otras palabras, la Ley Mística es inherente a nuestra vida porque es la Ley integral que permea todo cuanto existe en el universo.
Con respecto al significado de entonar Nam-myoho-renge-kyo, el Daishonin agrega: «Cuando veneramos el Myoho-renge-kyo inherente a nuestra propia vida como objeto de devoción, la entonación de Nam-myoho-renge-kyo hace surgir y despliega nuestra naturaleza de Buda interior. A esto se refiere el término “Buda”».6 La expresión «hace surgir y despliega» pone de relieve el profundo significado de la Ley Mística.
El Daishonin se vale de una extraordinaria metáfora para ejemplificar el principio de hacer surgir y revelar la naturaleza de Buda interior. «[C]uando canta un pájaro enjaulado, las aves que vuelan en el cielo sienten su llamado y se reúnen a su alrededor. Y cuando las aves lo rodean, el pájaro busca la libertad».7
El canto de la ave enjaulada simboliza la persona común que, prisionera de su oscuridad fundamental8 y de los deseos mundanos, entona Nam-myoho-renge-kyo y despierta la fe en la Ley Mística. En otras palabras, es la práctica de entonar el daimoku con fe, decididos a triunfar sobre todos los obstáculos y a ser rotundamente felices mediante el poder de la Ley Mística.
El poder de esta intensa recitación despierta en todos los seres su naturaleza de Buda intrínseca. Esto no solo hace que se manifieste la naturaleza de Buda de [las deidades protectoras] Brahma, Shakra, y la de los budas y bodisatvas de todo el universo, sino que los seres que entonan Nam-myoho-renge-kyo corten los grilletes de su ilusión y de su oscuridad fundamental, y expresen su naturaleza de Buda. En otras palabras, el poder de nuestra voz que entona el daimoku conecta nuestra vida con la Ley Mística que impregna todos los fenómenos de los tres mil aspectos.
La advertencia más importante del Daishonin con respecto al logro de la budeidad mediante la práctica de Nam-myoho-renge-kyo es que no debemos considerar la Ley como algo externo a nuestra vida. Si pensamos que la Ley existe fuera de nosotros, estamos retrocediendo a la separación entre los budas y la gente común que postulaban las enseñanzas anteriores al Sutra del loto.
En cada instancia de su vida, el maestro Toda mantuvo la postura de buscar la Ley que no existe en otro lugar más que en nuestro propio ser. Y recalcó la importancia de vivir fieles a nosotros mismos. El punto de partida de su lucha fue haber comprendido, en la celda de la prisión, que el Buda es la vida misma y haber tomado conciencia de su identidad como Bodisatva de la Tierra.
También se refería, con frecuencia, a la actitud que debemos tener en la fe para percibir la Ley Mística dentro de nosotros. Decía: «¡Debe tomar la determinación de que Nam-myoho-renge-kyo es su propia vida!» y «¡Propagar la Ley Mística en el Último Día significa decidir firmemente que la propia vida es Nam-myoho-renge-kyo!». Es la postura que el Daishonin enseña en el pasaje: «[C]uando entone myoho y recite renge, debe hacer surgir la profunda convicción de que Myoho-renge-kyo es su propia vida».9
El Daishonin veía dentro de los seres humanos el poder de la Ley Mística que contiene y sustenta todas las cosas del universo, y con esa sabiduría estableció un medio para manifestar dicha Ley en la vida de cada uno.
Solo podemos activar plenamente nuestro propio poder («poder del yo») fusionándonos con el poder de la verdad eterna e invariable («poder de lo otro»), trascendiendo así nuestra subjetividad limitada y finita. Sin embargo, ese «poder de lo otro», eterno y abarcador de la totalidad, en realidad existe de manera inherente en cada persona. Nichiren Daishonin escribe: «Las personas ciertamente están empoderadas por sí mismas, y sin embargo no lo están […]. Están ciertamente empoderadas por los otros, y sin embargo no lo están».10 Lo que esto significa, creo yo, es que la postura de no depender exclusivamente del «poder de lo otro», ni tampoco del «poder del yo», nos permite activar y manifestar en nosotros el poder que nos trasciende. Y entonar Nam-myoho-renge-kyo es la forma de lograrlo.
De esta manera, el budismo Nichiren revela una visión amplia y novedosa como religión universal para la felicidad de todo el género humano; dicha visión trasciende el enfoque de las enseñanzas que trazan una línea abisal entre el «poder interno» y el «poder externo» del sujeto, o que privilegian uno sobre el otro.
De la disertación del presidente Ikeda sobre El logro de la budeidad en esta existencia, publicada en japonés en enero de 2007.
La «sabiduría para ser feliz y crear la paz» es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.
- *1Myoho-renge-kyo se escribe con cinco ideogramas chinos, mientras que Nam-myoho-renge-kyo se escribe con siete (namu o nam se compone de dos caracteres). El Daishonin a menudo usa ambos términos como sinónimos en sus escritos.
- *2El logro de la budeidad en esta existencia, en Los escritos de Nichiren Daishonin (END), pág. 3.
- *3La selección del tiempo, en END, pág. 564.
- *4Posesión mutua de los diez estados: Véase la nota N.o 21.
- *5Véase El logro de la budeidad en esta existencia, en END, pág. 3.
- *6La forma de lograr la budeidad mediante el «Sutra del loto» para aquellos que aspiran al Camino por primera vez, en END, pág. 929.
- *7Ib.
- *8Ignorancia fundamental u oscuridad fundamental: La ilusión más hondamente arraigada en la vida, que daría lugar a las otras ilusiones. La oscuridad fundamental denota la incapacidad de ver o de reconocer la verdad, en especial, la verdadera naturaleza de nuestra vida.
- *9El logro de la budeidad en esta existencia, en END, pág. 3.
- *10En El significado de las enseñanzas sagradas expuestas por el Buda a lo largo de su vida, Nichiren Daishonin explica: «Ahora bien, en las enseñanzas del Sutra del loto, las personas ciertamente están empoderadas por sí mismas, y sin embargo no lo están. Esto se debe a que nuestro propio yo, o vida, posee al mismo tiempo la naturaleza de todos los seres de los diez estados. Por ende, este yo ha sido poseedor, desde el comienzo, de su propio estado de budeidad y del estado de budeidad de todos los demás seres. Por ende, cuando uno logra la budeidad no adopta una nueva identidad de Buda ni la identidad de un “otro”.»Asimismo, en las enseñanzas del Sutra del loto las personas ciertamente están empoderadas por los otros, y sin embargo no lo están. Los budas, a quienes se considera separados de nosotros, en realidad están contenidos dentro de nuestro propio ser, en la vida de las personas comunes. Esos budas manifiestan el estado de budeidad de todos los seres, de la misma manera que lo hacemos nosotros. Asimismo, en las enseñanzas del Sutra del loto las personas ciertamente están empoderadas por los otros, y sin embargo no lo están. Los budas, a quienes se considera separados de nosotros, en realidad están contenidos dentro de nuestro propio ser, en la vida de las personas comunes. Esos budas manifiestan el estado de budeidad de todos los seres, de la misma manera que lo hacemos nosotros». (The Meaning of the Sacred Teachings of the Buddha’s Lifetime [El significado de las enseñanzas sagradas expuestas por el Buda a lo largo de su vida], en The Writings of Nichiren Daishonin, vol. 2, pág. 62.)