Parte 1: La felicidad; Capítulo 7: Felicidad para uno mismo y para los semejantes [7.6]
7.6 La práctica del bodisatva de respetar a todos los seres
En su diálogo con el presidente de la Academia Brasileña de Letras y renombrado periodista Austregésilo de Athayde, el presidente Ikeda analiza las acciones de los bodisatvas tal como la enuncia el Sutra del loto y el significado del camino del bodisatva en el budismo.
Nuestra felicidad no existe en forma separada del bienestar ajeno. La base que debe motivar nuestras acciones es el sentimiento de amor compasivo a los semejantes. En el budismo, el amor solidario tiene dos aspectos: aliviar el sufrimiento y brindar bienestar. Su culminación implica disipar los temores y las angustias de la gente e impartir alegría, tranquilidad y esperanza.
Es natural que un practicante budista —y cualquier ser humano, para el caso— quiera actuar en bien de los demás. Pero a veces las cosas más elementales son las más difíciles de hacer. La esencia de las enseñanzas budistas es muy simple: valorar a cada individuo. Un buda es el que trabaja y persevera sin descanso por la felicidad de cada uno de sus semejantes.
En el budismo, se llama «bodisatvas» a las personas cuya conducta se basa en el altruismo, en el deseo de beneficiar a otros. En las escrituras budistas se menciona a numerosos bodisatvas: Manjushri, Sabio Universal, Maitreya, Percibir los Sonidos del Mundo, Rey de la Medicina, entre otros. Cada uno de ellos representa una determinada función, destinada a servir a los demás, protegerlos, ayudarlos y alentarlos a liberarse de diversos sufrimientos y desventuras… Por ejemplo, Manjushri representa la sabiduría, Sabio Universal, el conocimiento; Maitreya, el amor compasivo. Percibir los Sonidos del Mundo alivia las aflicciones de los seres con su poder de percibir lo que está ocurriendo en el mundo. Rey de la Medicina, como su nombre lo indica, cura las enfermedades con tratamientos benéficos.
De los muchos bodisatvas que mencionan los textos budistas, Nichiren Daishonin se enfoca en Jamás Despreciar, a quien destaca como modelo de práctica. Y, fiel a su nombre, este nunca menosprecia a nadie; concede a todos supremo respeto.
En el Sutra del loto, Jamás Despreciar saluda a cada persona de manera reverente, diciendo: «Siento profundo respeto por vosotros. Jamás osaría trataros con desprecio o arrogancia. ¿Por qué? Porque todos practicaréis el camino del bodisatva y podréis lograr la budeidad».1 Este saludo encierra el espíritu de respeto a la dignidad suprema de todos los seres, proclamado cabalmente en el Sutra del loto. El bodisatva Jamás Despreciar unía las palmas de sus manos en gesto reverente y se inclinaba ante cada persona que tenía ante sí.
Nichiren Daishonin identifica las acciones de Jamás Despreciar como la esencia de la práctica budista. Al respecto, escribe: «El corazón de todas las enseñanzas que el Buda expuso a lo largo de su vida es el Sutra del loto, y el corazón de la práctica de este sutra se encuentra en el capítulo “El bodhisattva Jamás Despreciar”».2
La conducta de este bodisatva se basa en su confianza rotunda en que todos los seres son nobles porque poseen la naturaleza de Buda. Cualquier persona, sin excepción, puede abrir rutas hacia una vida sublime si revela esta naturaleza inherente que expresa su nobleza y dignidad universales. En verdad, la práctica del bodisatva es avanzar por este sendero junto a los demás.
Del libro Diálogo sobre los derechos humanos en el siglo XXI, publicado en japonés en febrero de 1995.
La «sabiduría para ser feliz y crear la paz» es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.