Parte 2: La revolución humana
Capítulo 15: «Fe para superar obstáculos» [15.13]
15.13 La noble lucha del presidente Makiguchi
El presidente Ikeda explica la clave que nos permite desarrollar la «fe para superar obstáculos», trayendo a colación el ejemplo del presidente fundador Tsunesaburo Makiguchi y su lucha en prisión, que fue el punto de partida de la Soka Gakkai.
En 1944, el señor Makiguchi pasó lo que sería su último Año Nuevo en una solitaria celda del Centro Penitenciario de Tokio. Lo único que tenía era una esterilla dura de paja; el resto del suelo era de madera. No tenía calefacción. No tenía el Gohonzon. Ese mes de enero, el señor Makiguchi escribió varias cartas a su familia desde esa celda helada e inerte.
En una de ellas, fechada el 7 de enero, escribió: «Sadako,1 estoy bien. He celebrado aquí mi 74.° Año Nuevo. Los tres días de festejos por el comienzo del año nos dieron mochi (pastel de arroz) y otros manjares especiales. Te pido que cuides bien a la familia y que no te preocupes por mí».2
En 1944, el señor Makiguchi habría cumplido 74 años según la usanza tradicional del Japón que asigna un año de edad a la persona cuando nace. [Si se cuenta la edad como se hace en Occidente, habría cumplido 73 años]. A propósito, Nichimoku Shonin3 también tenía 74 años cuando murió en viaje, yendo a confrontar a las autoridades del gobierno.
El señor Makiguchi dice que la comida que le daban en la cárcel era un «manjar especial». Probablemente fuese una porción minúscula, sin ingredientes de buena calidad e insuficiente para alimentarlo, pero no se permite una sola queja. Esto nos muestra qué serenidad y qué compostura tenía en esas circunstancias.
También escribió: «Lo que estoy pasando no es nada en comparación con los sufrimientos del Daishonin en Sado».4 Su medida de comparación para evaluar su condena en la cárcel era la persecución que había sobrellevado el Daishonin. Por eso, considerando lo que había padecido el Daishonin en Sado, declara que su experiencia en la cárcel no era nada grave. Nosotros somos sucesores del señor Makiguchi. Como tal, espero que mantengamos su mismo espíritu.
¿Qué sentido tiene permitir que las dificultades y problemas menores de la vida nos desestabilicen? Las adversidades son algo común a todos los seres humanos y nunca dejan de existir por completo. Las cuatro aflicciones del nacimiento, la enfermedad, la vejez y la muerte son aspectos inseparables de la existencia humana.
Pero la vida, sin la lucha contra los problemas, las desventuras y los pesares, se torna increíblemente vacía, superficial y desprovista de sentido. La enseñanza suprema del budismo Nichiren es que los deseos mundanos o aflicciones conducen a la iluminación. Cuanto más profunda sea nuestra aflicción y nuestra tristeza, mayor será nuestro gozo y nuestro esclarecimiento.
El 7 de enero, el señor Makiguchi también escribió: «Cuando uno cree en el Gohonzon con todo su corazón, aunque deba afrontar una sucesión de problemas o de aprietos, sin falta podrá superarlos».5 Expresa así su honda convicción de que es posible vencer la adversidad y convertir el veneno en remedio si mantenemos la fe firme, aun cuando surjan los tres obstáculos y los cuatro demonios como respuesta a nuestro esfuerzo asiduo en la práctica budista.
Diez días más tarde, el 17 de enero, el señor Makiguchi comentó: «Mi tarea, en estos momentos, es concentrarme absolutamente en mi fe. Mientras lo haga, no tendré ningún motivo de preocupación. Según cual sea el estado de vida de uno, es posible estar completamente a salvo incluso en el infierno».6 [Los censores de la penitenciaría tacharon la palabra «infierno»].
El 26 de enero, escribió: «Según el estado mental de uno, hasta en el infierno hay cosas de las cuales disfrutar».7 [Esta frase fue tachada por entero por los censores.]
Como su estado espiritual era tan elevado, su celda fría y oscura le parecía un lugar seguro y ameno, donde no tenía nada de qué preocuparse. Había alcanzado un estado interior verdaderamente sereno e imperturbable, que reflejaba los principios budistas expuestos en los escritos del Daishonin; es decir, que «el infierno es la Tierra de la Luz Tranquila» y que «los deseos mundanos son la iluminación».
Así fue la fe sublime y la condición de vida monumental de quien fundó la Soka Gakkai. El señor Makiguchi fue una persona que vivió e internalizó de verdad las enseñanzas de Nichiren Daishonin.
Cuando consideramos lo que él debió sobrellevar, todos nuestros sufrimientos nos parecen relativamente pequeños. No hay orgullo más grande que ser sucesores del maestro Makiguchi.
Del discurso pronunciado en la reunión nacional de líderes de la División de Jóvenes en Tokio, el 15 de enero de 1992.
La sabiduría para ser feliz y crear la paz es una selección de las obras del presidente Ikeda sobre temas clave.
- *1«Sadako», aquí mencionada, fue la esposa del tercer hijo varón del señor Makiguchi, Yozo, que murió en combate poco tiempo antes que él.
- *2MAKIGUCHI, Tsunesaburo: Makiguchi Tsunesaburo Zenshu (Obras completas de Tsunesaburo Makiguchi), Tokio: Daisanbunmei-sha, 1987, vol. 10, pág. 282.
- *3En mayo de 1333, cayó el gobierno militar de Kamakura y el poder fue restituido a la Corte imperial de Kioto. Nichimoku, sucesor de Nikko Shonin, decidió confrontar a las nuevas autoridades y exhortarlas a aceptar las enseñanzas de Nichiren Daishonin. En noviembre de ese año, partió rumbo a Kioto acompañado de dos discípulos, pero murió en mitad de camino.
- *4MAKIGUCHI: Op. cit., vol. 10, pág. 282.
- *5Ib.
- *6Ib., pág. 284.
- *7Ib., pág. 285.