Desplegando con valentía mi carrera profesional
Después de conocer el budismo, Mayur Gupta decidió enfrentar las dificultades para lograr algo notable en su carrera de mercadotecnia.
Mi mujer, Savera, me presentó la Soka Gakkai en 2006. El gran sentido de propósito que tenía ella, hizo que me percatara de lo mucho que mi vida carecía de una orientación clara. Tras obtener mi maestría, yo había conseguido un buen trabajo en la India y, con el tiempo gracias a él, me trasladé a los EE. UU. A pesar del avance en mi ámbito laboral, no tenía grandes sueños ni una misión en la vida. Mi existencia cotidiana era cómoda, por cuanto la idea de diversificarme y probar cosas nuevas me generaba recelo.
Ingresé en la Soka Gakkai y participé intensamente en las actividades. También empecé a estudiar los ensayos del presidente Daisaku Ikeda. Lo veía como alguien que había demostrado de manera innegable la eficacia de la práctica del budismo y yo también deseaba mostrar pruebas incuestionables, inspirado en él. Me dio el coraje de luchar por lo inimaginable.
No tenía grandes sueños ni una misión en la vida. Mi vida cotidiana era cómoda, por cuanto la idea de diversificarme y probar cosas nuevas me generaba recelo.
Hace unos años, comencé a orar para experimentar y mostrar una prueba real inequívoca de mi práctica, y, al mismo tiempo, realizar grandes contribuciones al mundo. Se me ocurrió una meta increíble: llegar a ser uno de los principales directores ejecutivos del país. Sentí que esta meta podría ser el «navegador» ideal para mi vida. Lo cual me permitiría demostrar que, cuando ponemos en práctica los valores del budismo, podemos lograr lo impensable en todos los aspectos de la vida.
En 2019, una empresa de tecnología alimentaria y servicio de reparto me contrató como director de marketing (CMO), que nos llevó a trasladarnos de Chicago a Nueva York. Este logro fue seguido por una serie de victorias de otra índole: me nombraron miembro de un consejo independiente de la junta directiva de la mayor agencia de noticias del país, nuestras hijas ingresaron en la escuela de sus sueños y, luego, para mi sorpresa, aparecí en la lista de los cincuenta líderes innovadores en mercadotecnia publicada en 2019 por la revista Forbes.
Enfrentar el desempleo
En el 2020 viví en una montaña rusa profesional. Aunque era uno de los ejecutivos con mejor desempeño en el equipo directivo, sentí que los valores de la empresa se alejaban de los míos. A principios de ese año, estaba agotado mental y emocionalmente. Entonces nos golpeó la pandemia del coronavirus, empecé a dudar de mi propio potencial y me vi presa del miedo a perder el trabajo.
El 24 de abril, me pidieron que dejase la empresa. A pesar de la incertidumbre que se cernía sobre mi familia, interiormente, estaba seguro de que había triunfado al mantenerme fiel a mis creencias y valores. Cuando mi mujer y yo transmitimos la noticia a nuestras hijas de diez y seis años, respectivamente, nos abrazamos con alegría, risas y la firme determinación de transformar el veneno en medicina. Oramos en familia para poner en marcha lo que supondría la batalla profesional más dura de mi carrera.
Cuanto más oraba, sentía mayor agradecimiento y surgía en mí la férrea determinación de vencer pasara lo que pasara. No sabría decir cuántas veces esta determinación oscilaba de un lado a otro en un día.
Pronto el entusiasmo dio lugar a un tira y afloja entre mi negatividad y mi budeidad. Puse a prueba la ansiedad, el miedo y la duda a través de una oración vigorosa y firme. Cuanto más oraba, sentía mayor agradecimiento y surgía en mí la férrea determinación de vencer pasara lo que pasara. No sabría decir cuántas veces esta determinación oscilaba de un lado a otro en un día, pero jamás me fui a dormir dándome por vencido.
Me dediqué por completo a las actividades de la Soka Gakkai y a alentar a los miembros como responsable del grupo de hombres de mi área. Cada vez que me asaltaban las dudas, volvía a la oración. Coloqué en mi altar budista una tarjeta en la que enumeré todo por lo que estaba agradecido y la leía a diario. Contaba a los miembros con orgullo mi propia lucha porque quería que todos vieran cómo uno puede avanzar con alegría a través de esta práctica. Sabía que esto me conduciría finalmente a una victoria aún más alentadora para todos.
Estudié un fragmento de la orientación del presidente Ikeda que dice: «Josei Toda a menudo decía: “A la hora de luchar contra un grave karma o a hacer nuestra revolución humana, los grandes obstáculos y adversidades pueden ser un poderoso impulso que nos empuje a avanzar. Uno no cambia su karma paseando por un camino liso y llano”. Cuanto mayores son las dificultades y los obstáculos que enfrentamos, más elevado es el estado de vida que llegamos a cultivar».
Sobre todo, quería triunfar para mi familia, mis compañeros miembros y mi maestro, el presidente Ikeda.
No ser vencido
Después de ocho entrevistas para un puesto de CMO en una de las empresas que aparecen en la lista Fortune 500, en la que se incluyen las empresas más grandes y prestigiosas de los Estados Unidos, llegué hasta la entrevista final solo para ser rechazado para el puesto. Dos semanas después, otra compañía me ofreció trabajo como CMO pero, de manera repentina, decidieron no seguir adelante con la oferta. Me sentí rechazado. Sin embargo, al volver al estudio sobre el budismo, pude fortalecer mi determinación y no darme por vencido.
Entonces, ocurrió algo que superó mi imaginación: una de las mayores empresas de noticias de los EE. UU. tomó contacto conmigo para incorporarme como director de marketing y estrategia, lo cual ni siquiera formaba parte de mis planes, puesto que la empresa ya contaba con un director con más experiencia y habilidades que yo.
El 8 de septiembre de 2020, comencé a desempeñar mi nueva función, asumiendo la responsabilidad de crear una auténtica marca cultural, que defiende el periodismo imparcial con la misión de ayudar a construir comunidades donde puedan prosperar las personas y las empresas locales. Además, después de un mes, el 1.º de octubre, ocupé el número 14 en la lista Forbes de los CMO más influyentes del mundo.
Una de las lecciones más importantes de esta trayectoria ha sido la manera de reconocer las influencias negativas en mi entorno y en mi propio corazón, de no sucumbir ante ellas, y de poder ver claramente esas tendencias que necesito transformar como profesional. Sin embargo, la mayor alegría es la forma en que mi familia ha podido unirse, con regocijo y gratitud, para batallar en esta difícil etapa de mi vida. Esto es lo que permanecerá eternamente en mi corazón.
Adaptado de la edición de enero 2021 de Living Buddhism, revista de la SGI de los EE. UU.