Una mejor versión de mí misma
Tahira Kashyap llevó una vida envidiable como escritora, profesora de periodismo y esposa de un reconocido actor de Bollywood, Ayushmann Khurrana; sin embargo, le supuso tener que sacar coraje para perseguir sus sueños. En la actualidad, utiliza su plataforma digital pública para inspirar, empoderar y motivar a las personas a que vivan su vida de la mejor manera y brinden lo mejor de sí mismos.
Has trabajado en diversos campos relacionados con la comunicación, sugiriendo que la comunicación es tu pasión. ¿Qué es lo que quieres transmitir?
Una cosa que quiero decir es jamás dejar de soñar, jamás perder las esperanzas.
Durante muchísimo tiempo, yo no reconocí mi vocación. Me aventuré en diversos trabajos para intentar mantenerme motivada, pero fueron mis aficiones a la escritura y al teatro, a las que siempre acudo, las que me aportaban una inmensa felicidad.
Una vez que supe cuál era mi verdadera vocación, me convencí de que no era para mí. Quería escribir guiones y dirigir películas, pero pensé que había perdido mucho tiempo. ¿Cómo iba a poder empezar una nueva carrera a los 33 años? Los estudiantes de posgrado en periodismo y medios de comunicación a los que enseñaba estarían en posición de juzgar mi trabajo. El mundo entero podría reírse de mí. Y al ser mi marido famoso en este ámbito, no quería perjudicar su reputación.
Básicamente, pensaba en todas las implicaciones negativas. Reprimí todas estas limitaciones autoimpuestas hasta que estuve a punto de perder la cabeza. Fue entonces cuando el budismo llegó a mi vida y todo empezó a tener sentido.
¿Cómo encontraste el budismo Nichiren, y por qué decidiste adoptarlo?
Una amiga me introdujo por primera vez al budismo Nichiren hace más de 10 años. En aquella época, le dije que no lo necesitaba. Yo era bastante feliz y tenía todo bajo control.
Cuando surgen problemas, no solo siento esperanzas, sino que empiezo a verlos como oportunidades para cambiar algo en mi misma y crecer.
Una década después, me encontraba en un estado de extrema depresión. Aunque tenía todo a mi favor en cuanto a salud, relaciones y situación financiera, había un gran vacío en mí porque no tenía las agallas de aceptar mis sueños. En mi vida profesional, trabajé en distintos empleos y lo hice extremadamente bien solo para irme después de uno o dos años. Esto me hacía enfadarme conmigo misma. ¿Por qué era tan inconstante? ¿Cuál era mi verdadera vocación? Empezaba a perder las esperanzas.
No había reconocido abiertamente mi anhelo, y mucho menos dado a conocer al resto del mundo. Por este motivo, comencé a envidiar a todos y a todo. Vivía una doble vida. De noche pasaba horas llorando y, por la mañana, era una persona presuntuosa y feliz, porque no podía permitir que mi hijo de cinco años y mi hija de tres me vieran en tal estado de depresión. Simplemente trataba de mantenerme firme. Fue entonces, en noviembre de 2017, que volví a coincidir con aquella amiga.
Lo que más me llamó fue el mensaje que encontré en la filosofía del budismo Nichiren —de que nosotros determinamos nuestro propio destino, que podemos transformar nuestro karma y que nacemos para ser felices. Es muy básico, pero realmente me había olvidado de ser feliz.
Empecé a practicar el budismo y a salir progresivamente de mi estado infernal. La práctica me dio esperanzas, y mis responsables locales de la Soka Gakkai me alentaban. Me decían que no era erróneo tener sueños; de hecho, debemos albergar sueños y trabajar por ellos. Este es el propósito de nuestra práctica pero no el único objetivo, ya que no trabajamos solo para nuestra felicidad sino también para la de los demás.
En 2017, escribí y dirigí mi primer cortometraje titulado Toffee, que recibió numerosos reconocimientos en distintos festivales de cine. También he escrito un largometraje, Sharma ji ki beti.
¿Cuál es el mayor cambio que has experimentado en ti desde que comenzaste la práctica budista?
El indicador más claro del cambio es que las personas más cercanas a mí, como mi marido o mis padres, me dicen que he cambiado completamente. Me he convertido en una mejor versión de mí misma.
Entonar Nam-myoho-renge-kyo me ha aportado tanto coraje, sabiduría y amor compasivo, que el ADN de mi ‘yo infeliz’ se ha transformado por completo. El cambio fue paulatino y natural y no me supuso una carga adicional de tener que pensar “tengo que cambiar”.
Gradualmente dejé de envidiar mis relaciones. Mejoró aún más el compañerismo con mi marido, así como la relación con mi madre. Tanto que, en un viaje que hicimos recientemente me dijo: “He recuperado a mi hija”. Debido a los cambios que ha visto en mí, ella también ha comenzado a practicar.
El mayor cambio que veo en mí misma es que cuando enfrento situaciones adversas, lo puedo hacer desde un estado de ánimo sosegado y soy capaz de responder. Anteriormente, simplemente reaccionaba. Cuando llevo una práctica firme, siento que nada me puede vencer. Cuando surgen problemas, no solo siento esperanzas, sino que empiezo a verlos como oportunidades para cambiar algo en mi misma y crecer.
La manera en que has respondido al diagnóstico y tratamiento de cáncer de mama ha inspirado a muchas personas, y ahora eres conocida como una guerrera contra el cáncer de mama. Por favor, cuéntanos cómo te ha transformado esta experiencia.
En 2018, me diagnosticaron estadio I de cáncer. Era una madre saludable de 35 años con dos hijos y practicaba seriamente. El lema de la Soka Gakkai del año era Año de los Logros Brillantes. Recuerdo una conversación con unos responsables de la Soka Gakkai en mi localidad. Ellos decían: “¿Sabes que este año es el Año de los Logros Brillantes? No se trata de pequeños logros, sino brillantes, lo que quiere decir ¡enfrentar aún más desafíos brillantes!”.
Unos meses después, me invitaron a dar una charla en mi ciudad, lo que me ilusionaba mucho. Salió muy bien. Entonces, una productora se vio atraída por mi largometraje y mostró interés en que lo dirigiera. Me sentía feliz, mi corazón rebosaba de gratitud y me preguntaba: “Estoy obteniendo logros, ¿pero dónde están los obstáculos brillantes? Y ¡bam!
No llamaría a mi cáncer un obstáculo o un problema pero sí una oportunidad para transformar mi karma. Como una persona que entona Nam-myoho-renge-kyo, mi perspectiva era que si esto me ha ocurrido a mí, era por alguna razón. ¡Qué otro motivo podría haber que transformarlo en mi misión! Una vez me ganó este sentimiento, las personas cercanas a mí, que habían sido testigos de mi recorrido, dijeron que parecía como si estuviera celebrando algo.
Me sometí a todos los exámenes médicos con alegría. Hubo un momento en el que sabía lo que se venía, pero aun así solo sentía alegría en mi corazón. Veía esta enfermedad como la manifestación de causas negativas que había creado en el pasado, y me alegraba de que se hubiera manifestado. Ahora, todo lo que necesitaba hacer era quitarlo del medio. Oraba asiduamente y me apoyaban mis compañeros de fe de todo el país.
Incluso hacer frente a la operación y a la quimioterapia se convirtieron para mí en una experiencia jubilosa. Nichiren escribe sobre la transformación del veneno en medicina. Las dificultades se consideran como una oportunidad para mejorar, fortalecerse y desarrollarse. Es también una ocasión para esforzarse en crear una mejor versión de nosotros mismos.
Existe un pasaje en un escrito del presidente Daisaku Ikeda que tengo grabado en mi corazón, que dice: “Todos tenemos nuestro karma, nuestro destino. Pero cuando lo miramos de frente y comprendemos su verdadero significado, cualquier problema puede servirnos para construir una vida mucho más rica y profunda. Y nuestro esfuerzo por batallar contra el destino es ejemplo e inspiración para incontables personas. En otras palabras, cuando convertimos nuestro karma en misión, transformamos nuestro destino; en lugar de permitirle que desempeñe un papel negativo, le damos una función favorable”.
Desde el momento que recibí la noticia del cáncer hasta la operación, e incluso después de las sesiones de quimioterapia, mi cociente de felicidad no decayó. Lo tomé como una oportunidad para crear conciencia sobre la detección precoz del cáncer de mama. Publicaba fotos en las redes sociales, ¡por todas partes! Aunque fueran fotos mías con tubos de drenaje fijados a mi espalda y pecho tras la operación, o con una gorra que sujetaba las extensiones de mi cabello o con mi cabeza calva y gafas “a la moda”; simplemente estaba celebrando la vida. El budismo Nichiren me ha dado la vida, y quería regocijarme a cada momento. Esta experiencia ha sido verdaderamente transformadora para mí en todos los sentidos de la palabra.
¿Cuáles son las claves para vivir una vida feliz y cumplir tus sueños?
La clave para cumplir nuestros sueños y ser felices está en tener siempre esperanzas y jamás ser vencida. Pero es difícil mantener este estado vital. Lo que me ayudó a mí y a muchos otros es esta maravillosa práctica. El coraje, la sabiduría y el amor compasivo salen a la superficie desde lo profundo de la vida y de la manera más natural.
Estaré eternamente en deuda con esta práctica, con las enseñanzas de Nichiren y con las palabras y ejemplo de mi maestro el presidente Ikeda, así como con mi familia, amigos y todas las personas que oraron por mí y estuvieron apoyándome a mi lado, firmes como una roca.