Dos hermanos hablan de budismo y del futuro de la moda
«El estilo no puede producirse en masa», dicen Satoru y Kiyoshi Inoue, miembros de la Soka Gakkai y fundadores del estudio de diseño y arte, y de su marca de ropa. En esta entrevista, los dos hermanos hablan de las ideas que sustentan su marca y de la visión sobre el futuro de la moda sostenible. Su negocio, fundado en 2004, se basa en el comercio directo y el proceso de producción ética.
¿Cuáles son los ideales y motivaciones que guían vuestro trabajo, tanto en el sentido artístico como en el social? ¿Cuáles son vuestras fuentes de inspiración?
Satoru:Nacimos en una familia de padres japoneses y nos criamos en Copenhague, Dinamarca. A finales de los años setenta no había muchos inmigrantes en Dinamarca.
Kiyoshi:Durante los años de nuestra crianza, siempre fuimos una familia de «extranjeros». Nuestro aspecto era distinto al de la gente danesa local y nuestros padres se enfrentaban con la barrera del idioma, la brecha cultural y los prejuicios. Debido a esto, de forma natural fuimos creando una red de amigos de diversos orígenes étnicos y sociales.
Satoru:Nuestro padre, Mutsuo, fallecido en 1993, era un artista del vidrio, y nuestra madre, Satsuki, trabajaba para Japan Airlines. En aquellos tiempos era difícil conseguir sostenerse como artista, lo que significaba que los humildes ingresos de nuestra madre tenían que mantener a toda la familia.
Crecer en una familia de clase media baja y ser hijos de inmigrantes nos hizo sentirnos muy unidos con las personas menos afortunadas. Desde muy jóvenes comprendimos que todos estamos conectados, que ninguna frontera, condición social o etnia puede separar a los seres humanos. Pero esta manera de ver las cosas, que heredamos de nuestros padres, también nos hizo comprender cuánta injusticia y discriminación hay en el mundo.
Nuestro padre
Kiyoshi:Para nuestro padre, la justicia social y el empoderamiento de la gente común fueron siempre el foco principal. Tenemos un claro recuerdo de cuando él regresó de una exposición celebrada en Sudáfrica, durante el apartheid, y nos habló con lágrimas en los ojos de la injusticia que había presenciado.
Nuestro padre creía que el arte siempre debía estar dirigido a las personas comunes. Más importante que recibir elogios de las élites, el arte debía inspirar esperanza y fortaleza en la gente común. Nos enseñó que el arte y la cultura que no transforman la sociedad para mejor, carecen de sentido. A menudo decía: «En la naturaleza, todo es parte de una armonía universal, todo está en equilibrio. Puede que se imponga la supervivencia del más apto, pero no existe discriminación. Hasta el insecto o planta más pequeña desempeña un papel único en la simbiosis holística».
Satoru:Nuestros padres también eran devotos budistas y miembros de la Soka Gakkai. Fueron de los primeros budistas de Dinamarca y crecimos viéndolos dedicados a compartir el budismo con otras personas y experimentando la alegría de vivir una vida altruista. De este modo, crecimos con los valores y principios budistas de forma natural.
Lo único constante es el cambio. Todo es transitorio. La naturaleza es el maestro supremo de la vida
A menudo, nuestro padre compartía con nosotros los escritos de Nichiren y nos enseñaba la importancia de la naturaleza y de la coexistencia. Lo recuerdo diciéndonos: «Lo único constante es el cambio. Todo es transitorio. La belleza y la estética son expresiones momentáneas de una realidad siempre cambiante. La estética debería ser una expresión de la belleza interior, un homenaje a la vida y una expresión de la interacción creativa entre el mundo espiritual interior y el mundo material exterior. La naturaleza es el maestro supremo de la vida».
Otra lección que quedó grabada en mí fue que todo proviene de la Tierra y que nada de la naturaleza es completamente negro. Todo está en tonos de gris. Todos los colores de la vida son reflejos de la luz.
Kiyoshi:Durante los años 80, Daisaku Ikeda viajó a Europa con frecuencia y nuestro padre desempeñó un papel muy activo en la coordinación y planificación de estas visitas. Nuestro padre falleció cuando Satoru tenía quince años y yo doce. Él aún era joven, pero a través de su relación con su mentor, Daisaku Ikeda, logró enseñarnos lo importante que es tener un gran mentor en la vida.
Independientemente de la fe o de la religión, creemos que si uno es capaz de encontrar un mentor en la vida que lo motive e inspire a vivir su vida al máximo, entonces es una persona muy afortunada. Nosotros sentimos felicidad y gratitud por tener el mismo mentor en la vida que tuvo nuestro padre.
Filosofía de negocio
Satoru:En el año 2001, decidimos crear nuestra propia empresa de diseño. La novela histórica de Daisaku Ikeda, La Revolución Humana, ha sido una importante fuente de inspiración para nuestro emprendimiento. La obra se basa en la vida del segundo presidente de la Soka Gakkai, Josei Toda, quien fue el mentor de Ikeda. A través de su lectura aprendí cómo Josei Toda dirigía su negocio, que era un modelo revolucionario pues no tenía en cuenta el beneficio económico, sino el cambio social positivo como objetivo principal. Esta obra ha sido el manual para nuestro estilo de negocio.
Muy pronto descubrimos que el comercio justo no consistía en hacer siempre algo según justicia o bueno. Más bien, se trataba a menudo de empresas que intentaban eludir su responsabilidad.
Visitamos algunas instalaciones que se consideraban las más representativas en la práctica del comercio justo y quedamos sorprendidos por las condiciones de trabajo. El comercio justo consiste en tener una ventana o un aseo, o alguna música de fondo. Lo que les importa a los trabajadores es el respeto, y cuando vimos sus diversas condiciones de trabajo, nos pareció que ellos no representaban ese respeto.
Kiyoshi:Nuestra filosofía empresarial se basa en el comercio directo; un método que creemos será la forma futura de hacer negocios. Es un método ético en el que nos concentramos en tener contacto directo con todos los vínculos a lo largo de la cadena de suministro, cortando todos los intermediarios, agentes y distribuidores. De esta manera, garantizamos el contacto directo con todos aquellos con los que trabajamos. Esta es una expresión del máximo respeto que trasciende el concepto tradicional de comercio justo.
Satoru:La razón por la que queremos hacer esto es porque el coste adicional de pagar intermediarios se convertirá en una carga para los destinatarios finales, que son nuestros clientes. Al mismo tiempo, podemos asegurar un mayor beneficio para aquellos que se encuentran en el extremo más bajo de la cadena de suministro, y que son a menudo los explotados por la industria moderna.
Kiyoshi:Nuestro concepto es muy simple: empoderamiento a través de los negocios. Vivimos en un mundo donde el crecimiento constante y la rentabilidad están más valorados que una forma sostenible de pensar que busca alcanzar el equilibrio entre la humanidad y la naturaleza.
Estamos convencidos de que el pensamiento corporativo moderno, enfocado en el «más», ha generado una avaricia silenciosa que a su vez ha dado lugar a un tipo de lógica autodestructiva que justifica la explotación ambiental y humana. Esta forma de pensar ha creado las bases para la producción en masa, un modelo que ha sido glorificado porque se traduce en costos más y más bajos, al tiempo que genera una riqueza inimaginable para una minoría, la oligarquía industrial.
A través de un proceso de producción ético, esperamos redirigir la atención a lo que creemos que es realmente valioso, ofreciendo al usuario final una forma de consumo alternativa y la oportunidad de apoyar un modelo de negocio que no compromete los valores humanos y la calidad. En lugar de convencer a los clientes de que compren más y más tan solo para satisfacer a los inversores, nosotros estamos tratando de hacer productos que duren más tiempo y que proporcionen una experiencia de marca que ofrezca al cliente algo más que un artículo de moda con beneficios superficiales.
Gran parte de vuestra actividad parece implicar la colaboración y el trabajo en estrecha relación con diferentes comunidades y grupos de personas, que van desde comunidades indígenas a diseñadores de moda de alto nivel. ¿Podríais darnos algunos ejemplos de este tipo de colaboraciones y cómo surgieron?
Satoru:En el año 2006, un buen amigo nuestro estaba redactando una tesis sobre la industria de la alpaca en Sudamérica para la Universidad de Copenhague. El tema principal de su investigación planteaba la cuestión de por qué un material tan fantástico como la fibra de alpaca tenía tantas dificultades para entrar en el mercado internacional y por qué los pastores que vivían con estos animales estaban entre los más pobres del pueblo sudamericano. Como parte de su investigación, nos invitó a unirnos a él en un viaje a Bolivia para ver la situación desde la perspectiva de diseñadores y obtener una opinión alternativa al respecto.
Desde Bolivia, también viajamos a Perú en busca de la mejor lana del mundo y, como resultado, establecimos una colaboración con la granja Pacomarca, ubicada en la provincia de Puno, en el sur de Perú.
-
Con agricultores de la provincia de Puno, en el sur de Perú [© Lennert Rog]
-
Trabajo con lana de alpaca [© Lennert Rog]
Kiyoshi:Pacomarca es un centro de investigación que fue puesto en marcha para hacer frente a la disminución constante de la producción de lana de calidad en la región andina durante los últimos 30 años. El patrimonio, la cultura y el estilo de vida de las comunidades indígenas de estos duros entornos rurales han sido puestos en peligro a causa del abandono de sus intereses por parte del gobierno así como por la falta de apoyo e inversión de las organizaciones educativas. Más de cinco millones de indígenas viven por debajo del umbral de la pobreza en Perú, convirtiéndose en la población más pobre del país.
Pacomarca organiza seminarios para las comunidades de pastores, enseñándoles técnicas básicas de cizallamiento y procedimientos de clasificación de fibras. Esto permite que los pastores que disponen de estos conocimientos puedan generar unos ingresos mucho mayores a partir de los rebaños que ya tienen (hasta un 25% de incremento), sin tener que invertir en equipos costosos.
En ningún modo se trata de caridad, sino de una situación en la que todos ganamos. Nuestra relación con Pacomarca ha dado como resultado la capacidad de producir la mejor lana de alpaca disponible en la actualidad. Sin embargo, la razón principal de nuestro amor por la lana de alpaca es la gente que vive de ella. El estilo de vida y la fortaleza de los pastores de alpaca son profundamente inspiradores y nos recuerdan el valor insustituible del mundo natural y los ricos valores de un estilo de vida humanista.
Satoru:Desde mayo del año 2011, hemos estado trabajando también con la región de Tohoku en Japón, que sufrió la devastación del tsunami causado por el terremoto del 11 de marzo de 2011, el más fuerte sufrido por el país.
Recuerdo claramente el día en que sucedió. Todavía era de mañana temprano en Europa, y sobre las siete u ocho comencé a recibir llamadas telefónicas y mensajes pidiéndome que conectara las noticias. En el momento en que vi las primeras imágenes, me quedé atónito y en shock.
Unos minutos más tarde, mi hermano me llamó desde Londres diciendo: «Hermano, ¿estás viendo las noticias? Tenemos que hacer algo. Tenemos que ayudar de cualquier modo que podamos». Entonces nos quedamos en silencio, con los ojos pegados a la pantalla mientras veíamos cómo empeoraba la situación.
Kiyoshi:Viajamos a Japón dos meses después.
Cuando llegamos, no teníamos ni idea de lo que íbamos a hacer. Acabábamos de aterrizar con la fuerte determinación de hacer algo, lo que fuera. Empezamos a llamar y a reunirnos con nuestros amigos y socios de nuestra red para pedirles orientación e ideas sobre cómo podríamos involucrarnos en apoyar y crear trabajo para las personas de Tohoku.
Estábamos muy tristes y decepcionados al saber que varias grandes marcas japonesas y algunos minoristas habían optado por cancelar sus pedidos en lugar de apoyar a esta zona en aquellos momentos difíciles. Aprendiendo de la tradición textil de la región, creamos una colección de camisetas sencillas involucrando a fábricas que todavía estaban en funcionamiento pero no tenían trabajo. Desde la colección inicial, hemos seguido trabajando y aumentando la producción para continuar con nuestro apoyo a la región de Tohoku.
¿Cómo ha sido trabajar juntos siendo hermanos?
Satoru:Creo que la mayor alegría de trabajar con mi hermano es: por mucho que pudiésemos discrepar, y aún cuando llegásemos a pelearnos, no tenemos que preocuparnos si al día siguiente estaríamos juntos. Saber que, pase lo que pase, siempre seremos hermanos me da una sensación de seguridad y apoyo. Quizá a veces sea más difícil porque estamos muy unidos, pero también es, sin duda, una de las mayores ventajas de trabajar con mi hermano.
Kiyoshi:Definitivamente, hay más pros que contras, incluso cuando algunos días el aspecto favorable sea el 51%, o bien el 99,9%. Pero esa es la alegría de trabajar juntos como hermanos.
¿Cuál es vuestra visión sobre el futuro de los hermanos Inoue?
Satoru:Sabemos que todavía somos un actor pequeño en una industria extremadamente compleja y cruel -la industria de la moda-, pero nosotros, los hermanos Inoue, queremos seguir esforzándonos por convertirnos en una marca que pueda inspirar e influir a las grandes corporaciones para que cambien su forma de hacer negocios y que adopten un modelo de negocios donde las personas y los cambios positivos se consideran más importantes que el beneficio y el crecimiento.
Kiyoshi:¡Y un estupendo añadido a todo ello es que hacer este trabajo nos hace sentir algo muy bueno y vigorizante!
Satoru :Una de las lecciones más importantes que aprendimos de nuestro padre fue que hay una herramienta que puedes utilizar y que funciona en cualquier parte del mundo: la sinceridad. Esto es válido para cuando hablas con el presidente de una empresa o con un trabajador de la calle; la sinceridad siempre llega a la gente. Hace falta mucho valor, sobre todo, en el mundo de los negocios, para ser lo más abierto y sincero posible. Este mundo suele estar controlado por estrategias y agendas ocultas, así que tenemos que manifestar el valor de ser nosotros mismos -de ser sinceros y abiertos- y, cuando lo hacemos, podemos ver el efecto y todo cobra sentido.
Kiyoshi:Ni siquiera hace falta hablar el mismo idioma. La sinceridad es un lenguaje en sí mismo, de humanidad. Aunque parezca abstracto funciona cuando lo pones en práctica.