Cuando la resiliencia conoce la esperanza en alta mar
Hironori Funatsu, de Japón, lleva una vida poco convencional: a menudo se encuentra a cientos de kilómetros de sus seres queridos, ya que es ingeniero jefe de un buque de investigación oceanográfica y, además, miembro del Grupo Alta Mar de la Soka Gakkai (en japonés: Hato-kai), que está formado por la gente de mar. En medio de los desafíos que supone la vida en el mar, Hironori Funatsu no solo navega por el vasto océano, sino también transita por la fragilidad del espíritu humano.
Los océanos están rodeados de misterio. El buque de investigación oceanográfica en el que trabajo como jefe de máquinas estudia una amplia variedad de temas, como la composición del agua, la vida y la geología del fondo marino.
Como ingeniero jefe, soy responsable del funcionamiento y la gestión de la sala de máquinas, que incluye los sistemas de propulsión y otras maquinarias y equipos diversos. El mantenimiento de los sistemas de ingeniería afecta directamente a la vida de la tripulación. Todos y cada uno de los tripulantes desempeñan un papel vital en el departamento del que son responsables y colaboran, priorizando la seguridad, para apoyar el funcionamiento del buque.
Bajo la presión de las limitaciones del tiempo y las fluctuantes condiciones meteorológicas, intentamos satisfacer las demandas de los científicos para ayudarlos a conseguir sus objetivos de investigación.
Crisis en la industria naviera
Una vez que zarpamos, pueden pasar hasta cuatro meses antes de que volvamos a casa. La vida a bordo puede resultar monótona al pasar todo el tiempo en el mismo espacio interactuando con las mismas personas.
Es de suma importancia que los marinos puedan sentirse bien y satisfechos en su vida en el mar, puesto que afecta de un modo directo a la calidad de su trabajo. La forma en la que pasan su tiempo libre entre viajes también los ayuda a conservar la motivación en el trabajo.
Gracias a las actividades del Grupo Alta Mar de la Soka Gakkai, integrado por quienes trabajan como marineros transoceánicos, he podido mantener mi entusiasmo en el ámbito laboral.
Cuando estaba empezando como maquinista en el barco, un veterano del Grupo Alta Mar me animó a presentar mis fotos en la exposición Más Allá del Horizonte, donde se exhibían fotografías de los miembros del grupo. Esta muestra se había inaugurado el año anterior, en 1987, con la idea de organizarla anualmente.
Las imágenes incluían vistas poco comunes que solo podría encontrar como marinero: los cascos enormes de los barcos, las calles exóticas de los puertos de escala y las caras sonrientes de los lugareños.
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[© Soka Gakkai Hato-kai]
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[© Soka Gakkai Hato-kai]
En aquella época, la industria naviera japonesa se había visto duramente afectada por la recesión. Muchos marineros estaban perdiendo sus puestos de trabajo debido a la disminución de la demanda de productos de exportación de Japón.
La muestra fotográfica se llevó a cabo con el entusiasmo de cada uno de los miembros del Grupo Alta Mar por revitalizar la industria del transporte marítimo, y transmitió la importancia de la esperanza ante cualquier adversidad de la vida.
Por mi parte, hacía ya algún tiempo que me había aficionado a la fotografía y estaba explorando su potencial para alentar a las personas y dedicarles mensajes positivos.
Explorar nuevas perspectivas
En una de las ediciones reparé en las sonrisas de los visitantes y en el libro de visitas leí comentarios como estos: «La muestra me ha alentado para seguir avanzando» o «Me ha inspirado para dar lo mejor de mí». Me hace muy feliz saber que he contribuido a brindar inspiración a quienes ven la exposición.
Tal como escribe Nichiren: «Si uno enciende un farol para dar luz a otros, también alumbra su propio camino». He aprendido que cuando ayudo a otras personas con la determinación de dar lo mejor de mí o con el deseo de infundirles ánimo y, como resultado, veo que están felices, siento que mi sensación de plenitud se vuelve aún más profunda.
Al encontrarle sentido a la exposición fotográfica, he dedicado mi tiempo libre a ayudar a organizarla, seleccionar los lugares, empaquetar y descargar las fotos y muchas otras tareas.
En junio de 2008, nuestra exposición se celebró en la sede de la Organización Marítima Internacional (OMI) en Londres. La OMI es un organismo de las Naciones Unidas que establece normas y reglamentos internacionales para el transporte marítimo y promueve la cooperación mundial.
Mientras nos preparábamos para el evento, miré por la ventana y vi el Big Ben y el Palacio de Westminster al otro lado del río Támesis. Me emocioné al darme cuenta de que los constantes esfuerzos que veníamos haciendo en Japón a lo largo de dos décadas se habían expandido a escala mundial.
La familia real británica y embajadores de varios países vieron la exposición y, en general, recibió una gran acogida por parte del público. Pero, lo más importante es que la exposición fue reseñada en La nueva revolución humana, la novela seriada en la que Daisaku Ikeda ha narrado la historia y el desarrollo de la Soka Gakkai en todo el mundo. Es un honor inmenso que nunca olvidaré.
El poder de la conexión
En el mar, puede ser muy difícil estar lejos de la familia y los amigos durante periodos de tiempo tan prolongados. Por ejemplo, mi hija sufrió complicaciones de salud cuando era un bebé, debido a que nació con un soplo en el corazón. Sin embargo, gracias a mi práctica budista pude mantener una actitud positiva. Afortunadamente, hoy en día ella está sana y es una adolescente que está en pleno desarrollo.
También recibo un poderoso aliento de mis compañeros de la Soka Gakkai de mi país, con quienes me mantengo en contacto gracias a la tecnología. Me siento lleno de energía y menos solo cuando me informan de sus actividades.
Seguiré dedicándome a ayudar a los demás, anteponiendo la seguridad a bordo para que todos puedan realizar su trabajo con una sonrisa.
Aquí se pueden observar fotos de la exposición Más Allá del Horizonte.
Adaptado de un artículo publicado en la edición del 8 de mayo de 2022 del Seikyo Shimbun, Soka Gakkai, Japón.